El pueblo más pequeño de Cataluña, en cuanto a su extensión, tiene solo cuatrocientos mil metros de superficie. Se trata de Puigdàlber, un pequeñísimo municipio de la comarca del Alt Penedès. En Puigdàlber viven 629 personas, según los últimos datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat). Al menos, este es el número de personas censadas en este municipio. Teniendo en cuenta el volumen de habitantes y la poca superficie en la que viven, la densidad de población de este pequeño pueblo del Alt Penedès es de 1.573 habitantes por cada kilómetro cuadrado.
Se trata de una densidad muy similar a la de otras poblaciones mucho más grandes, como Cardedeu (Vallès Oriental), que es de 1.578 por km², o Gavà (Baix Llobregat), que es de 1.560 habitantes por km². Aunque la densidad es bastante similar, el número de habitantes censados es muy diferente en las respectivas poblaciones, ya que, por ejemplo, Cardedeu tiene 18.357 habitantes y Gavà ronda las 47.000 personas censadas. Puigdàlber es el municipio más pequeño de Cataluña, pero, a pesar de tener solo 400.000 metros de superficie, también tiene diferentes barrios. En concreto, pertenecen a su núcleo urbano los barrios de l’Empalme, Bellavista, Mas Morer, que se ha separado del municipio del Pla del Penedès y se ha anexado definitivamente a Puigdàlber, y las casas del Gorner, situadas en las afueras. A pesar de ser un pueblo diminuto, Puigdàlber tiene muchos de los servicios y equipamientos que tienen poblaciones mucho más grandes: guardería, escuela, campo de fútbol, centro cívico y una sala polivalente. También tiene una iglesia, un bar y dos casas rurales. Se trata de una zona con una fuerte tradición vitivinícola.

El principal punto de interés de Puigdàlber
El principal punto de interés de Puigdàlber es su iglesia. Se trata de un edificio moderno inaugurado el 23 de enero de 1942, ya en época franquista, el cual sustituye a una iglesia anterior de estilo barroco que, originalmente, había sido sufragánea de Santa Fe del Penedès. El actual templo parroquial dedicado a San Andrés, obra del arquitecto barcelonés Manuel Puig Ganer, no destaca especialmente por su complejidad arquitectónica. De la primera iglesia del municipio aún se conservan algunos documentos fotográficos y una acuarela de Melchor Villademont, que era vecino del pueblo, la cual data de 1931. También se conserva la cruz y una pila bautismal, que aún se pueden ver en la nueva construcción eclesiástica. La iglesia parroquial de San Andrés tuvo que ser reconstruida prácticamente desde cero una vez terminada la Guerra Civil española, ya que quedó muy dañada a causa de los bombardeos. Este es uno de los principales puntos de interés de la villa, aunque cabe tener en cuenta que, gracias a su diminuta extensión, el pueblo se puede visitar en menos de una hora.

