Hace apenas un mes que Renfe inició las obras del túnel de Roda de Berà, unas actuaciones enmarcadas dentro del corredor mediterráneo que han cambiado radicalmente la movilidad con transporte público de los vecinos del Camp de Tarragona. Unas obras que han agravado aún más el malestar de los usuarios con Rodalies, que conviven cada día con un entramado de vías viejas -debido a la falta de inversión española en el servicio ferroviario catalán- y unas líneas sobrecargadas: De hecho, los usuarios habituales afectados por las obras describen el primer mes de corte como «caótico» y «desesperante». Para el miembro de la organización Promoción del Transporte Público Carles Garcia, el principal problema del primer mes de obras son los «retrasos crónicos» de las líneas ferroviarias tarraconenses: «Los tiempos de viaje han aumentado mucho», argumenta en conversación con El Món. Una idea que también comparte la portavoz de la plataforma Dignitat a les Vies, Anna Gómez: «Cuando llegó el corte, ya veníamos de una situación límite», exclama.

Según cifras de la operadora ferroviaria facilitadas a la Agencia Catalana de Noticias (ACN), cerca de 15.000 personas se han visto afectadas por los cambios en la movilidad debido al corte por obras, que se alargará, como mínimo, cinco meses y que afecta a las líneas R14, R15, R16, R17 y RT2. Desde entonces, los pasajeros de estas líneas que conectaban el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre con Barcelona han tenido que modificar sus rutinas y familiarizarse con el transporte por carretera, concretamente, en el tramo entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders. Un trayecto de 25 kilómetros, donde Renfe ha habilitado decenas de autobuses en el marco del llamado plan alternativo de transporte (PAT): «Entendemos que es un operativo muy complicado de gestionar, pero exigimos que los servicios se cumplan», exclama Carles Garcia.

Dos usuarios en el andén esperando el tren Reus-Barcelona / Neus Bertola / Anna Ferràs / Maria Antònia Mesquida (ACN)

El «desorden informativo», uno de los grandes problemas del corte

Los usuarios afectados por las obras consideran que una de las grandes carencias del primer mes de corte es el «desorden informativo» -de hecho, este fue el gran problema de la primera jornada del corte en la estación de Sant Vicenç de Calders. Aunque Renfe ha articulado un gran despliegue de informadores, la falta de transparencia por parte de la operadora ferroviaria, según los afectados, sigue siendo un impedimento para el buen funcionamiento del servicio. «Al principio estábamos asustados, porque no sabíamos qué nos encontraríamos ni si podríamos llegar al trabajo», reconoce Jordi Liebanas, un vecino de Reus -uno de los puntos más afectados por las obras- que desde hace más de veinte años coge el tren diariamente para ir hasta Barcelona a trabajar.

Para el usuario habitual del transporte público, el servicio ferroviario ha ido empeorando, sobre todo, durante los últimos cinco años. «He vivido de todo, desde tener que pasar de un tren a otro hasta que te dejen en medio de dos estaciones y tener que ir hasta la más cercana a pie», apunta. Aun así, a diferencia de la decisión de otros usuarios afectados de cambiar el transporte público por el vehículo privado -el tráfico de la AP7 aumentó un 7% durante los primeros días de obras-, Liebanas sigue apostando por el tren. De hecho, una de las personas que ha acabado abandonando, de momento, el tren es Anna Gómez, que ha acabado decantándose por el bus directo entre la capital tarraconense y Barcelona gracias a la tarjeta T10/120, uno de los «grandes aciertos» de la administración, según los vecinos del Camp de Tarragona: «Nos quejamos porque cuando llegamos al trabajo llegamos agotados y cansados mentalmente», asevera la portavoz de la plataforma Dignitat a les Vies. «Subir al tren es coger ansiedad», continúa.

Un informador de Renfe dando indicaciones a usuarios en la estación de Sant Vicenç de Calders en el primer día del corte de Rodalies / Joan Mateu Parra (ACN)

Medidas insuficientes para las Terres de l’Ebre

El corte por obras en el túnel de Roda de Berà también ha trastornado la movilidad de los vecinos de las Terres de l’Ebre, uno de los territorios más olvidados en el ámbito ferroviario de Cataluña. En este sentido, la portavoz de la plataforma Trens Dignes, Cinta Galiana, coincidiendo con Anna Gómez, asegura que «los usuarios ya tenían muchos problemas y ahora con el corte tienen muchos más»: «Se tarda menos en ir de Tortosa a Madrid que de Tortosa a Barcelona», argumenta la portavoz, que recuerda que hace 30 años los vecinos tardaban dos horas para llegar hasta la capital catalana, mientras que, hoy en día, estos trayectos se han duplicado: «Es muy triste que, en lugar de avanzar, retrocedamos», lamenta con resignación Galiana.

Aunque los usuarios afectados están «cansados» y «desesperados» debido al mal funcionamiento del servicio, admiten que la operadora ferroviaria ha tenido algunos aciertos durante este primer mes para intentar descongestionar las estaciones afectadas. De hecho, en la estación de Sant Vicenç de Calders ya han retirado las puertas de acceso a la estación para mejorar la conectividad entre el tren y el servicio de autobuses. Aun así, encaran con resignación los próximos cuatro meses y confían en que la operadora ferroviaria continúe ajustando las medidas para adecuar Rodalies a las obras: «Estamos muy desgastados».

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