Indignación y desconcierto entre los usuarios de la línea R4 de Rodalies en Vilafranca del Penedès (Alt Penedès), que han tenido que recurrir al servicio de autobús interurbano por la falta de trenes derivada del desgobierno organizativo provocado por la desconvocatoria de la huelga a última hora del domingo. Como ha ocurrido en muchas otras estaciones de toda Cataluña, los viajeros pensaban que, una vez acordado el fin de la protesta de los trabajadores, podrían ir a Barcelona con normalidad, pero a primera hora se encontraron esperando largos periodos en el andén sin que pasara ningún tren. Paralelamente, la avería de un tren en la estación de Plaça Catalunya ha provocado retrasos en la R1, la R3 y la misma R4. La situación es tan caótica que Protección Civil ha decidido activar la prealerta del plan Ferrocat, ya que en la R4 norte y en la R1 se están “acumulando viajeros en las estaciones” por los problemas en el servicio.

Muchos usuarios han denunciado “la estafa” de la desconvocatoria de la huelga y han lamentado que ni Renfe ni la Generalitat hayan previsto los problemas organizativos derivados del acuerdo. Renfe ha justificado que el pacto “de última hora” ha hecho imposible reorganizar muchos de los trenes que se habían suprimido por la huelga. Algunas estaciones han estado más de una hora sin ver pasar ningún tren. Los sindicatos aseguran que no hay ninguna huelga encubierta y el Gobierno ha pasado la responsabilidad a Renfe, a quien ha recordado que “errores” como los de este lunes no pueden volver a repetirse.

Pero los problemas de los viajeros de la R4 no han terminado en la estación de Rodalies. Cuando han ido a la estación de autobuses interurbanos, se han encontrado con largas colas de gente esperando para tomar un autobús para ir a Barcelona. Hace más de un año y medio que los usuarios habituales del bus exprés denuncian que el servicio está saturado porque cada día lo utiliza más gente desencantada con el mal funcionamiento de Rodalies. “La Renfe hace bueno el servicio de bus, pero entre todos lo acabamos colapsando”, ha lamentado a la Agencia Catalana de Noticias (ACN) un pasajero que ha llegado corriendo desde la estación de tren.

Varias personas esperan el bus en Vilafranca del Penedès / ACN

La pesadilla de Rodalies

Las colas en la estación de autobuses de Vilafranca del Penedès se han hecho más evidentes a partir de las 7.30, cuando se acabó la paciencia de los viajeros que habían ido a buscar el tren a primera hora. Muchos estaban a primera hora para tomar un tren hacia Barcelona, pero pasaba el tiempo y no aparecía ningún convoy. “He ido a la estación de tren a las 6.20 h y he estado esperando hasta las 7.30 h”, relata con resignación María Dolors. “Yo no me planto a las 6.20 h en la estación para pasearme”, añade mientras espera, con renovada paciencia, la larga cola que tiene por delante para tomar un autobús.

Sonia, que está un poco más adelante en la misma cola, lamenta que ir de Vilafranca a Barcelona se ha convertido en una “odisea diaria”. Hace tres años dejó de ir en tren “porque el viaje habitual de una hora había pasado a durar dos por sistema”, pero ahora se encuentra que cada vez más viajeros hacen lo mismo y colapsan el autobús. “Para poder subir a uno de los dos autobuses programados a las 7.40 h hace falta llegar con un mínimo de 20 minutos de antelación para hacer cola, y muchas veces se quedan unas treinta personas en tierra”, alerta. Poco después llega corriendo Josep, que viene de la estación de tren, donde una “gran multitud” se ha acumulado en los andenes esperando los trenes que no llegan. “Al final, haya o no haya huelga, los problemas son constantes”.

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