Hace cinco años, la pandemia del covid-19 trastocó la vida y la cotidianidad de Cataluña. El jueves 12 de marzo de 2020, los primeros estragos del coronavirus –la primera víctima mortal por este virus respiratorio se había confirmado el 6 de marzo– llevaron al Gobierno, entonces encabezado por el presidente Quim Torra, a decretar el confinamiento específico de los municipios de Igualada, Vilanova del Camí, Òdena y Santa Margarida de Montbui, todos situados en la Conca d’Òdena. Un hecho excepcional, ya que el confinamiento total de Cataluña y el resto de poblaciones del estado español no llegó hasta la semana siguiente, el 17 de marzo de 2020. «El momento del confinamiento fue muy importante para la evolución de la pandemia. Era una constatación clara de la rápida evolución epidemiológica del virus», recuerda el doctor, epidemiólogo, vocal de la junta del Colegio de Médicos de Cataluña y asesor del gobierno español durante la covid, Antoni Trilla, en conversación con El Món, que recuerda que la decisión de encerrar a la población en sus casas fue «histórica» y «sin precedentes».

Cinco años después, con el confinamiento y la pandemia como un duro recuerdo en la memoria de los catalanes, la covid ha permitido aprender muchas lecciones, pero aún quedan muchas asignaturas pendientes: «No hemos aprendido nada. Estamos cayendo en los mismos errores», destaca el secretario general del sindicato de Médicos de Cataluña, Xavier Lleonart, quien alerta que se están llevando a cabo las mismas políticas previas al estallido de la pandemia. «Ver cómo se dilapida la experiencia de la covid es muy desalentador para los profesionales», continúa el secretario general del sindicato, quien considera que «solo» los trabajadores del sistema sanitario han aprendido a «optimizar» su labor para adaptarla a las necesidades de la población catalana: «Los políticos no han aprendido nada, o no han querido aprender», exclama. En esta línea, el secretario de acción sindical en Cataluña de la organización de enfermería SATSE, Víctor Motos, asegura que las lecciones aprendidas de la pandemia se han producido en el ámbito «organizativo». Según denuncia, los únicos aprendizajes y mejoras en el sistema sanitario se han producido con el «sobreesfuerzo» y un enorme «aumento de las cargas de trabajo» de los profesionales del sector.

Un hombre se somete a una prueba PCR en el edificio Garbí de la Vall d’Hebron durante la pandemia de la covid / David Zorrakino (Europa Press)

Lecciones aprendidas y asignaturas pendientes

Los profesionales sanitarios consultados aseguran que, aunque la situación en Cataluña no ha mejorado mucho cinco años después de la pandemia, se han incorporado algunos aprendizajes. «Hemos mejorado en organización, pero también hemos aprendido a tener reservas de equipos de protección (EPI), por ejemplo», apunta Víctor Motos. Ahora bien, el dirigente de SATSE también señala que, a pesar de los pequeños pasos dados en esta materia, todavía es necesario dotar al sistema sanitario catalán de «más profesionales» y «más equipos de protección». De hecho, un estudio reciente de la Moncloa avisa que Cataluña necesitaría incorporar 20.000 enfermeras más para alcanzar la ratio media de la Unión Europea (UE). «Necesitamos más herramientas para formar profesionales», asevera el secretario autonómico del sindicato de enfermería.

En esta línea, Xavier Lleonart denuncia que, además de la falta de personal en el sector, la administración catalana ha vuelto a dirigir el sistema sanitario catalán a partir de «dinámicas económicas», lo que condiciona el funcionamiento del sector: «Durante la pandemia se priorizaron los criterios asistenciales. Y esa debería ser la forma de dirigir el sistema», añade el sindicalista, que considera que la consejería de Salud –independientemente del partido político que esté al frente– no ha querido «avanzar en la dirección correcta».

A pesar de las críticas sindicales, el doctor Antoni Trilla considera que, durante los años posteriores al estallido de la pandemia, la consejería de Salud sí ha incorporado algunas mejoras en el sistema sanitario, especialmente en materia de vigilancia epidemiológica –con el sistema SIVIC: «Se han puesto más esfuerzos en vigilancia epidemiológica y en investigación», argumenta el vocal del Colegio de Médicos de Cataluña. Además, el experto también cree que una de las grandes lecciones aprendidas del impacto de la covid es la importancia de la «coordinación europea»: «El hecho de que Europa actuara conjuntamente [especialmente con el desarrollo de vacunas] fue clave para salir de la pandemia», argumenta el especialista. Aun así, considera que todavía se debe perfeccionar el sistema sanitario actual y, sobre todo, dotarlo de más profesionales.

Imagen de un abuelo saludando a su nieto a través de un vidrio durante la pandemia / Archivo covid Unai Beroiz (Europa Press)

La gestión de las residencias de ancianos, una asignatura pendiente

Uno de los puntos más oscuros de la pandemia fue la gestión de las residencias de ancianos. Miles de personas perdieron la vida en centros residenciales solas, aisladas de sus familiares debido a la rigidez del confinamiento. En este sentido, cinco años después, la presidenta de la Coordinadora de Familiares de Residencias 5+1 -una asociación de familiares de ancianos y personas con discapacidad que viven en residencias-, María José Carcelén, advierte que la situación «está peor o igual» que cuando estalló la pandemia: «Pensábamos que alguien se pondría las pilas. No se ha ampliado el personal de las residencias, y cada vez las listas de espera son más grandes», argumenta. Y advierte que cada vez la población que ingresa en los centros residenciales es «más dependiente» y, por tanto, requiere más atención constante. De hecho, Carcelén asegura que, cinco años después del inicio del confinamiento, las ratios de personal en las residencias continúan siendo muy bajas, especialmente en los centros privados.

Durante la pandemia, en respuesta a la avalancha de víctimas mortales en las residencias de ancianos de Cataluña, la Generalitat decidió traspasar las competencias de estos centros del Departamento de Derechos Sociales al de Salud. El objetivo de este movimiento era comenzar a integrar la atención social con la sanitaria para articular un plan conjunto, liderado por la consejería de Salud. Este objetivo, sin embargo, según aseguraba el exconsejero Josep Maria Argimon recientemente en una entrevista a El Món, no ha acabado de lograrse. Recientemente, el actual departamento de Salud, en manos de la consejera Olga Pané, ha recibido el visto bueno del Parlamento para poner en marcha la Agencia de Atención Integrada Social y Sanitaria (AGAISS), que ya se planteó durante la legislatura de Pere Aragonès y que tiene como objetivo obtener una “integración real” entre el ámbito social y el sanitario. A pesar de la intención del ejecutivo de Salvador Illa, la presidenta de la Coordinadora de Familiares de Residencias 5+1 asegura que, de momento, la situación en los centros residenciales catalanes no ha mejorado: «El papel lo aguanta todo, pero no es suficiente. No se ha aprendido nada de la pandemia. La gente murió en condiciones indignas y no se ha hecho justicia. Se sigue sin invertir en la vida de las personas dependientes, y la gente continúa muriendo en las listas de espera sin tener acceso a las prestaciones a las que tiene derecho», destaca.

Sanitarias trabajan en la Unidad de Cuidados Intensivos –UCI- del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau / David Zorrakino (Europa Press)

El horizonte de una nueva pandemia: un confinamiento diferente

La covid conmocionó Cataluña y transformó radicalmente la manera de vivir –al menos, durante los años con más incidencia de este virus. La pandemia de este tipo de coronavirus, sin embargo, ya ha quedado como un simple recuerdo, tal como reflejan los datos de virus respiratorios de esta última campaña de invierno. Ahora bien, la amenaza de nuevas pandemias, como ya han advertido los expertos en varias ocasiones, sigue sobrevolando el país: «Si vuelve a ocurrir, aunque no todas las nuevas pandemias que se produzcan tendrán el impacto que tuvo la covid, creo que estaremos más preparados», asegura Antoni Trilla, quien confía en que, en caso de que se reproduzca una situación de estas características, se vuelva a unir la comunidad internacional. Aunque recuerda que la decisión de confinar a toda la población permitió mejorar la situación epidemiológica del país, el especialista cree que ante una nueva pandemia se debería plantear «hacer un confinamiento más selectivo»: «No todos tienen el mismo riesgo. Deberíamos hacer confinamientos mejor explicados, más precisos», argumenta Trilla.

En este sentido, el secretario general del sindicato de Médicos de Cataluña también considera que, ante una nueva pandemia, la «reacción» de los profesionales sanitarios «será mucho mejor»: «Los errores que se cometieron se debieron al desconocimiento del virus, no a la mala organización», asevera. Ahora bien, mientras médicos y enfermeras consideran que Cataluña está más preparada para enfrentar una nueva amenaza de salud pública, la presidenta de la asociación de familiares de residencias de ancianos cree que, si se produjera una nueva pandemia, «volvería a pasar lo mismo»: «Tenemos exactamente la misma situación», denuncia María José Carcelén.

Aunque los avances en el sistema sanitario no son suficientes, y que la consejería de Salud aún tiene muchas asignaturas pendientes para blindar el sector ante la posibilidad de un nuevo golpe de estas magnitudes, cinco años después del estallido de la covid, Cataluña ha logrado sobreponerse a la crisis sanitaria y minimizar sus efectos: «Tenemos que agradecer a la sociedad. Las vacunas no detienen epidemias, lo hace la gente», sentencia Trilla.

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