Catalunya está viviendo una época negra en cuanto a la pérdida de establecimientos centenarios. Este problema es especialmente grave en los hornos centenarios, que están cerrando las puertas uno detrás de otro. El último en anunciarlo ha sido el horno centenario Fleca Torres, que cuenta con cuatro establecimientos en Terrassa, pero antes de este, otros muchos han bajado las persianas, en especial en Barcelona. En la capital hay muchos antecedentes, a pesar de que no solo cierran hornos. Otros establecimientos, como por ejemplo farmacias centenarias, también están cerrando. Estos son algunos ejemplos de establecimientos centenarios que cierran las puertas:

El horno Panadería Torres, en Terrassa

El horno Panadería Torres, que cuenta con cuatro establecimientos en Terrassa, anunció que este mes de junio era el último que tendría las puertas abiertas. Así, se pone fin a cuatro generaciones de panaderos que desde el 1917 han trabajado en este horno. Los motivos del cierre han sido la falta de relevo generacional, la crisis a raíz de la guerra de Ucrania y el aumento del precio de la luz y de las harinas. Las tiendas ubicadas en las calles Ancho, Puig Novel, Bartrina y del Norte cierran y unos veinte trabajadores tendrá que buscar trabajo.

Forn Giraut, en Barcelona

Otro establecimiento centenario que lo deja es el Forn Giraut, que abrió hace más de 140 años al número 141 de la calle de Cruz Cubierta, al barrio barcelonés de Hostafrancs. Su propietaria, tercera generación de la familia, valla después de dedicar su vida al horno. empezó a trabajar con 16 años y con 68 años ha bajado la persiana por última vez para jubilarse. Cabe de sus hijos quiere coger el relevo, el que ha precipitado el cierre.

Can el Espinasa, en Granollers

El famoso horno Can el Espinasa cerró el pasado 31 de marzo y puso punto final a 150 años de historia. Situado en la calle Anselm Clavé con la plaza de la Corona, en el centro de Granollers, este establecimiento tendrá ahora otra vida. Los propietarios del horno, los Balcells, han decidido plegar por la inviabilidad del negocio dada el alza de precios. El encarecimiento de la luz y de las materias primas están detrás de esta decisión que cierra la historia de un horno centenario que ha vivido más de un siglo de historia.

Panadería Girabal, en Barcelona

El 31 de julio del 2022 fue el último día que se pudo comprar pan en la calle de Servet, 34, donde ha situada la Panadería Girabal. La tienda, con 113 años de historia, bajó la persiana definitivamente después de la bajada de ventas y el aumento de precios. El gasto resultó inasumible por la familia Girabal y Ramon, la cuarta generación que asumió el negocio, decidió cerrar. Lo hizo, no obstante, con un buen regusto de boca. El día 30 de julio se celebró una gran fiesta de despedida.

Caballol, a Las Cortes

La pandemia pasó por encima del horno centenario Caballol, situado a Las Cortes, que tuvo que cerrar por la crisis de la Covid y la creciente competencia de grandes cadenas. Con un mensaje a la pared del local que ocupaba desde el 1921, los amos comunicaron a su clientela fiel y habitual un cierre muy doloroso por el barrio.

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