El 2022 fue un año de récord, pero no precisamente en el sentido positivo. Según la Plataforma por la Lengua se trata del año con más quejas por discriminaciones lingüísticas registradas, 2.145. Esto supone un incremento del 443% desde el 2016, el primer año que la ONG del catalán recogió las quejas. De estas, la mayoría provienen, en el sector privado, de la restauración y la hostelería y en el sector público, de las administraciones autonómicas. El 38,8% del total de quejas provienen del sector público, y los datos de Cataluña también confirman que se producen más vulneraciones en el sector privado. En cambio, en el País Valenciano hay más quejas en el sector público, un 67,6% del total.

Si se habla de la administración pública, el autonómico es el nivel administrativo que genera más quejas, llegando al 33,5% en 2022. En aquel año, la administración estatal generó un 22,3% de las quejas, y esta diferencia se explica principalmente por los servicios sanitarios que dependen de las comunidades autónomas. El año 2022, cerca de la mitad de quejas fueron por discriminaciones lingüísticas en este sector.

Si, al contrario, se analizan los datos del sector privado, sin duda la hostelería y la restauración son el sector económico que registra más quejas, con un total de 249. Los siguen las empresas de servicios, con 142 quejas, las grandes superficies y supermercados, con 126, las financieras y la banca con 83, los institutos y organismos privados con 67 y las empresas de telefonía con 64.

Los restaurantes son los que registran más quejas por discriminaciones lingüísticas en el sector privado / ACN

Las quejas no paran de crecer

Según la ONG del catalán, el volumen de quejas que reciben no para de aumentar año a año. El 2016 recibieron 395 quejas y el 2017, 431, pero es que el 2018 ya eran 570 y el 2019, 725. La cifra no ha parado de incrementarse desde entonces, hasta llegar a las 2.145 quejas del 2022. En siete años, el aumento de quejas ha estado del 443%. La entidad cree que el aumento responde al aumento del conocimiento público de la Plataforma por la Lengua y el incremento de la percepción social de la mala situación que atraviesa el catalán y la emergencia lingüística.

«Una sensibilidad y más conciencia lingüística de los grandes peligros en que se encuentra el catalán llevan más personas a actitudes de lealtad y mantenimiento de la lengua, cosa que puede conducir a más vulneraciones directas del derecho de expresarse. Al mismo tiempo, esta actitud más militante también contribuye a ser más exigente en cuanto al respecto a la lengua de administraciones y empresas, y a estar más alerta cuando hay carencias», explica la entidad, que avisa que el catalán está «lejos de ser una lengua normalizada».

Gráfico que muestra el incremento de quejas lingüísticas / Plataforma por la Lengua
Gráfico que muestra el incremento de quejas lingüísticas / Plataforma por la Lengua

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