Un vecino de Barcelona ha presentado una queja formal contra el Hospital Universitari Sagrat Cor, que pertenece al grupo Quirón, que también es propietario del Hospital Universitari Dexeus, por menosprecio al catalán en la atención que recibió el pasado 26 de junio cuando fue a hacerse una prueba médica. En el escrito en el que denuncia los hechos, y al que ha tenido acceso El Món, reclama al centro hospitalario que «por defecto» se ofrezca un servicio en catalán tanto oral como por escrito. Se da la circunstancia de que este centro ya fue noticia por una discriminación lingüística el pasado mes de enero a una mujer de cien años que, acompañada de su hija, acudió al servicio de urgencias y tuvo que soportar el comentario de la doctora: “¡Hábleme en español!”.
Tubal, el afectado, relata en conversación con este diario que el pasado 26 de junio acudió a este centro hospitalario, derivado por el CAP Sant Rafael, para hacerse una endoscopia y antes de realizarse la prueba tuvo que rellenar los formularios de consentimiento informado que el centro hace firmar a los pacientes que se someten a procedimientos invasivos, que incluyen preguntas sobre el historial médico. Pero la administrativa le dio los documentos en castellano. Al darse cuenta, regresó al mostrador para pedir si se los podían facilitar en catalán y, aunque la administrativa no puso ningún impedimento, le dijo, según el relato del paciente, que «por defecto los damos en castellano porque son muy pocos los que los piden en catalán».
«Me sorprendió porque si los dieran en catalán serían muy pocos los que los pedirían en castellano», reflexiona en un momento de la conversación, donde añade que después de completar los papeles entró a hacerse la prueba. En el contacto con los profesionales que lo atendieron, el paciente detalla que «por defecto» todos se dirigían a él en castellano», y puntualiza que algunos de los profesionales cambiaron al catalán cuando vieron que él hablaba en lengua catalana. Aún así, subraya que cuando estaba acostado en la camilla se dio cuenta de que uno de los profesionales no lo entendió cuando preguntó por la duración de la prueba: «Se me quedó mirando como si le estuviera hablando en chino». En este sentido, lamenta la impotencia que puede sentir un paciente como una persona mayor cuando «estás acostado en la camilla y no te entienden».

Atención al paciente no le dio el NIF del centro hasta que amenazó con llamar a la Guardia Urbana
Una vez terminada la prueba, y a pesar de ir sedado, preguntó en el mismo mostrador de antes dónde podía interponer una queja y lo derivaron a la planta baja, donde hay una sala de atención al paciente. «Allí había una persona que quería darme un formulario de reclamación que no era el oficial, que era de la empresa», relata, y añade que el formulario oficial que le dieron no tenía el papel carbón que genera tres copias. «Me dieron tres fotocopias para rellenar, pero solo rellené una y pedí que hicieran fotocopias», y lamenta que la persona que lo atendió «no sabía el procedimiento que debía seguir». Además, denuncia que no querían poner el NIF de la empresa alegando que «no lo sabían» y que solo lo pusieron después de que él amenazara con llamar a la Guardia Urbana.
En el documento que rellenó, y al que ha tenido acceso este diario, Tubal hace constar: «He venido a hacer una prueba médica, derivado por el CAP Sant Rafael (centro público) y los formularios de información y consentimiento los dan, por defecto, en castellano. He tenido que pedir expresamente que me los dieran en catalán. La administrativa ha alegado que ‘son muy pocos los que lo quieren en catalán, por eso el hospital lo da en castellano’. Además, todos los sanitarios se dirigen a los pacientes por defecto en castellano y algunos, incluso, no me entendían». Por esta razón, reclama que se dé, «por defecto, un servicio en catalán tanto escrito como oral». «Si en treinta días no recibo nada, pondré la queja oficial en Consumo», advierte el paciente.