La polémica de las últimas semanas provocada por la representación de un fragmento de la obra Esas latinas en un acto de la Oficina para la No Discriminación del Ayuntamiento de Barcelona y por el vídeo del portal Barcelona Secreta en el que aparecía, entre otros testimonios, una argentina establecida en Barcelona que aseguraba que evitaba ir a los lugares de la ciudad «más catalanes» es la punta del iceberg de un malestar y unas tensiones que van mucho más allá de las chispas que han hecho saltar estos dos episodios. La joven argentina es Paula Dreidemie, escritora y dominatrix de profesión –y activista de vocación–, que posteriormente hizo su propio vídeo desarrollando sus argumentos como respuesta a las críticas recibidas en las redes.
— 🔻paula (@supercursi) July 17, 2025
El Món se ha puesto en contacto para examinar cuáles son los argumentos de los latinoamericanos que se confrontan con el catalán y el catalanismo desde el movimiento del decolonialismo, una tesis que cuestiona el genocidio cometido por España en Sudamérica y el relato que hicieron los colonizadores y que se ha perpetuado. Un análisis que muchos catalanes comparten o podrían compartir. Razón por la cual les cuesta entender la hostilidad del decolonialismo hacia su lengua. Por esta razón, este diario publica hoy un artículo de Paula Dreidemie.
Los catalanes, españoles como los madrileños
La clave de las reticencias de este colectivo respecto a los catalanes es, resumidamente, que los consideran españoles, tan españoles como pueden ser los madrileños. Según expone Dreidemie en su artículo, que vale la pena leer íntegramente, la posición privilegiada de los catalanes como sociedad europea, con una posición jerárquica que está por encima de todos los habitantes del sur global, inhabilita su reivindicación como minoría. Y esto se añade al hecho de la falta de reconocimiento de que el pasado de Cataluña también está manchado con la sangre, o al menos con el sudor, de esclavos y colonizados. «Es silencio lo que esperan de nosotros. Los catalanes no quieren que les recordemos su historia. No quieren que les expliquemos que ellos, tanto como los españoles, están en el núcleo de las tragedias más grandes de nuestra historia. No quieren tener una conversación. Lo que quieren es que los inmigrantes nos adaptemos a lo que sea que ellos digan y ya está, igual que en 1500, 1700, 1800, 1900 y ahora», argumenta. Y cuestiona especialmente que los inmigrantes latinoamericanos que viven en la Cataluña «rica» puedan ser acusados de «catalanofobia» cuando se quejan de determinadas actitudes con las que se encuentran.