Acció Cassandra, la iniciativa jurídica y ciudadana impulsada por los abogados Lluís Gibert y Josep Rosell, ha asumido la defensa de Maria Teresa Oliveras, una vecina de l’Estartit que ha recibido una querella por parte de la propietaria de la panadería Pa Amb Vi i Sucre a raíz de unos hechos ocurridos en el año 2024 en el municipio. La defensa detalla en un comunicado que la clienta es «víctima de un claro caso de discriminación y vejaciones» por el simple hecho de querer ser atendida en catalán. Los hechos en cuestión se remontan al 22 de junio del año pasado cuando la vecina fue a comprar el pan. Según detalla Gibert en conversación con El Món, la clienta pidió una «barra de pan» –término literal que aparece escrito en la denuncia– y se encontró con que la dependienta que la atendió le exigió que le hablara «en castellano».
La clienta no quiso renunciar a su derecho de hablar en catalán y continuó pidiendo la «barra de pan», pero entonces salió la dueña y le insistió en que la dependienta no entendía la lengua catalana y que se dirigiera a ella en castellano. La querella contra la vecina, a la que ha tenido acceso este diario, recoge una información publicada en el digital Estat.cat donde se explica que la propietaria de la panadería se dirigió a la clienta con expresiones como: «Tú sabes hablar castellano, la chica te ha pedido que le hables en castellano porque no entiende el catalán. ¿Pero qué te has creído?» Estos hechos provocaron que la clienta volviera en varias ocasiones al establecimiento para defender sus derechos lingüísticos.
En este sentido, uno de los impulsores de Acció Cassandra también explica que la vecina de l’Estartit volvió a la panadería para pedir el libro de reclamaciones y para poner una queja en Consumo, pero su petición no fue atendida y tuvo que marcharse del establecimiento por la «tensión» que se creó con la propietaria a raíz de su petición. “Fuera de aquí, eres española y morirás siendo española”, le habría dicho la dueña, según la información que cita la querella contra la clienta. La querellante usa esta información porque asegura que recibió una llamada telefónica cuando estaba conduciendo con sus hijas en el coche. «Las niñas pudieron escuchar cómo se amenazaba de muerte a su madre ‘castellana de mierda'», afirma la querella.

La defensa habla de trato «vejatorio» por parte de la propietaria de la panadería
La defensa de Oliveras, que está citada a declarar el próximo 3 de abril en el juzgado de instrucción núm. 3 de la Bisbal d’Empordà, cree que sufrió «un episodio claro de discriminación por razón de lengua e identidad nacional» en la panadería, y cree que la dueña ha presentado la querella por presunto acoso y amenazas basándose en la insistencia de la clienta a ejercer sus derechos como consumidora y, según subraya Acció Cassandra, «como miembro de la minoría nacional catalana». Los abogados de Acció Cassandra defienden que los hechos denunciados por la panadera, «lejos de describir una situación de acoso, corresponden al ejercicio pacífico y firme de los derechos de la querellada a ser atendida en catalán y a defender su dignidad ante un trato vejatorio y discriminatorio».
Así, la entidad que se ha hecho cargo de la defensa de la vecina de l’Estartit denuncian que el caso es «un ataque a la libertad lingüística y a la protección de los derechos colectivos de la minoría nacional catalana», y cree que la querella de la panadera forma parte de «una estrategia para criminalizar la defensa de los derechos civiles y culturales en Cataluña». La querella, en los hechos expuestos por parte de la propiedad, recoge insultos como «charnega de mierda» o «muerta de hambre», que la clienta habría proferido contra la dueña y también describe una situación de tensión que se vivió entre las dos implicadas en la cocina del local. Aun así, Lluís Gibert asegura claramente en conversación con este diario que los hechos expuestos «no tienen nada que ver con lo que pasó y los tergiversa», y subraya que el acoso por parte de la clienta «no existe».