El equipo médico del centro penitenciario de Mas de Enric, en el Catllar (Tarragonès), ha reclamado cambios en los protocolos de la asistencia sanitaria en la prisión para evitar nuevas agresiones de los internos. Según ha avanzado el Diari de Tarragona y ha confirmado la Agencia Catalana de Noticias (ACN), los sanitarios de la prisión tarraconense se niegan a hacer consultas programadas en los módulos si no se garantiza la presencia de un funcionario a la puerta del consultorio médico.
Después del “trágico” asesinato de una cocinera el pasado 13 de marzo a manos de un preso que se suicidó, el equipo médico de Mas de Enric han decidido de manera unilateral adoptar una medida de protección para contrarrestar “la escalda progresiva” de agresiones en las consultas médicas, afectadas también por la falta de recursos y personal que denuncian los funcionarios. Los trabajadores de las prisiones han decidido dejar de bloquear los accesos a los centros después de que el Departamento de Justicia les avisara que, sin una convocatoria de huelga, se exponían a sanciones.

Las agresiones, la clave de la revuelta en las prisiones
El aumento de las agresiones graves están en la raíz de la crisis que ha puesto en pie de guerra los funcionarios de prisiones. Tal como avanzó El Món, entre enero de 2022 y el agosto de 2023 se registraron 553 agresiones leves y 82 graves en las prisiones catalanas. En concreto, en todo 2022 se produjeron 337 agresiones leves y en los ocho primeros meses de 2023, 216 más. En cuanto a las graves, hace dos años se registraron 40 y entre enero y el agosto de 2023, 42. “Con estos números, más temprano que tarde tenía que pasar una desgracia como la que ha sufrido la Nuria“, explicaba en este diario un funcionario de prisiones. Las cifras de los sindicatos difieren y tanto CSIF como UGT denuncian hasta 577 agresiones en 2022, de las cuales 68 fueron graves y 509, leves.