La estocada de las pruebas PISA del pasado mes de diciembre puso sobre la mesa las carencias del sistema educativo de Cataluña. Una de las debilidades de la escuela catalana, según la evaluación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), son las matemáticas. Es por eso que la consejera de Educación, Anna Simó, envió una carta a las familias el pasado 14 de diciembre donde aseguraba que reforzaría los aprendizajes en lectura, matemáticas y lenguas, los principales puntos débiles de la escuela catalana. Casi un mes más tarde, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, también ha anunciado que en los próximos presupuestos estatales incluirán un plan de refuerzo en matemáticas y comprensión lectora. Ahora bien, ¿de qué manera se tiene que actuar para revertir los males resultados?
Expertos consultados por El Món aseguran que la clave para reforzar la enseñanza en matemáticas es reducir las ratios de las aulas, puesto que, con una menor cantidad de alumnos por clase, el docente puede atender mejor todas las dudas que vayan saliendo y profundizar más en el aprendizaje. «Las ratios altas son muy dolorosas para las matemáticas y las lenguas. Si en una aula tenemos 30 alumnos, hay que entender que tenemos 30 casos particulares, puesto que cada persona tiene sus complejidades. Por eso, una gran cantidad de estudiantes por clase es contraproducente», argumenta Nora Sánchez, profesora asociada de la Facultad de Educación de la Universitat de Barcelona (UB). Para la experta, resolver la problemática de las ratios, una de las principales reclamaciones de los sindicatos de docentes, es un paso fundamental para reforzar las matemáticas y las lenguas.
Una idea bastante similar a la que expresa Jordi Perales, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, que considera que reducir la ratio es la principal manera de abordar el problema. Profundizando en la cuestión, el experto argumenta que la bajada de ratios espontánea se empieza a notar en las aulas de primaria, puesto que la «burbuja demográfica» –con el pico de nacimientos en 2011– ha empezado a deshincharse. Y, de hecho, todos los niños y niñas nacidos el 2011 ya han empezado la etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Por lo cual, según analiza Perales, en Cataluña se empiezan a ver clases con menos alumnos en la primaria que en la secundaria, cosa que facilita ligeramente la enseñanza.

Más especialización de los docentes
Ahora bien, la reducción de ratios tiene que ir acompañada de cambios estructurales que permitan a los docentes mejorar la tarea educativa. En este sentido, la directora del Departamento de Didáctica de la Matemática y de las Ciencias Experimentales de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Edelmira Badillo, considera que el «desdoblamiento de aulas» es una buena manera de solucionar la problemática, pero hay que acompañarla de una «mayor formación especializada» de los docentes.
La financiación, la pata coja de la educación
Los tres expertos coinciden que la falta de financiación, de «recursos», es una de las patas más cojas del sistema educativo. Es por este motivo que el anuncio de Sánchez sobre la voluntad de reforzar las matemáticas en la escuela iba acompañado de una partida presupuestaria. El jefe del ejecutivo español expresó la voluntad de invertir un total de 500 millones de euros durante los cuatro años de legislatura -en caso de que llegue hasta el final- para mejorar los resultados en esta materia. Si desgranamos los datos, la inversión es de 125 millones de euros anuales a repartir entre todas las comunidades autónomas. De estos 125, a Cataluña le correspondería, aproximadamente, un 17% de la inversión anual, es decir, un total de unos 25 millones de euros cada año. Esta cifra dividida entre el sueldo anual de un profesor -unos 40.000 euros brutos- sirve para cubrir la plaza de 625 docentes, que repartido entre los 2.800 centros educativos públicos que hay en Cataluña, ofrece la posibilidad de incrementar 0,22 docentes por centro cada año.
Así pues, en resumen, la inversión planteada por el presidente del gobierno español para reforzar matemáticas, desdoblando las clases, es decir, reduciendo las ratios, no tendría un impacto real en los centros educativos: «No podríamos desdoblar ni siquiera primero de la ESO», asevera Perales, que considera que la finalidad de reducir la ratio es permitir que el equipo docente destine más horas a planificar el curso, adaptar el método a las necesidades del alumnado y a buscar las maneras garantizar el aprendizaje en las materias.
Una idea muy similar a la que exprés Nuera Sánchez, que cree que es primordial que los docentes estén en constante «formación» para adaptarse a la realidad: «Los métodos didácticos son complicados para un profesor. Aprender a enseñar es muy complejo, y por eso hay que formarse al respecto, pero muchos docentes se encuentran que tienen que compaginar el trabajo con la formación, cosa que les dificulta la conciliación personal y familiar», argumenta la profesora asociada de la UB. De hecho, para Nora Sánchez se tendría que seguir el modelo del Japón. Entendiendo que la realidad sociocultural es muy diferente, la experta considera que sería adecuado reflejarse en un modelo que «compagina las horas de docencia dedicadas al alumnado con unas horas de investigación e innovación», puesto que esto permite garantizar que el profesorado está en constante evolución.
En esta misma línea, Badillo argumenta que «hay que formar más el profesorado en conocimientos especializados de matemáticas» para poder enseñar de la manera adecuada al alumnado: «El problema no es que los docentes no tengan competencias en la materia, sino que no es el mismo saber de matemáticas que tener el conocimiento especializado para poder enseñarlo y adaptarlo en el aula», asevera la directora de didáctica de la matemática de la UAB. Para la experta, esta es una de las principales cuestiones a abordar para poder revertir la bajada de las PISA que, como recuerda, también quedó constatada en las pruebas de las competencias básicas.

El dilema con las nuevas metodologías
La bajada de las pruebas PISA también ha provocado que las voces más críticas con el planteamiento del sistema educativo catalán consideren que la responsabilidad de los males resultados recae en el sistema de «trabajar por proyectos». En este sentido, Perales asegura que «las nuevas metodologías son minoritarias en Cataluña», es decir, que actualmente se implementan en pocos centros educativos. A pesar de que evita entrar a valorar si el planteamiento curricular de las matemáticas es el adecuado, remarca que «criticar la educación por proyectos es tendencioso». En cambio, Nora Sánchez argumenta que «la literatura y la ciencia de las matemáticas [refiriéndose a la base teórica] es sólida y está consensuada entre la comunidad educativa». El problema para la experta, pero, es que, a pesar de tener las bases claras, en el aula no se acaban tratando temas que tienen más presencia en la vida adulta, como por ejemplo la estadística.
Quien sí que se muestra más contundente con las «nuevas metodologías», especialmente en el funcionamiento por «proyectos», es Badillo. Para esta experta, «la preocupación de los centros de innovar constantemente ha hecho perder el rigor en las matemáticas», es decir, que buscar una nueva manera de enseñar para captar la atención del alumnado ha acabado pervirtiendo el objetivo. Según su punto de vista, el «nuevo currículum» no solo ha supuesto una «pérdida de rigor», sino una traba para la «cultura del esfuerzo».
Así pues, independientemente del funcionamiento interno y la metodología que apliquen los centros educativos de Cataluña, los expertos coinciden que reducir las ratios y mejorar la «formación didáctica» de los docentes es la solución para revertir la estocada de las PISA.