Las matemáticas no pasan por un buen momento en la educación en Cataluña. El Estudio Internacional de Tendencias Matemáticas y Ciencias (TIMSS, por sus siglas en inglés) es un informe que elabora cada cuatro años la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA, por sus siglas en inglés) para determinar el nivel de los estudiantes de diversos países en varias competencias matemáticas y científicas. El estudio categoriza los países en cuatro niveles de rendimiento. Por un lado, los que obtienen una puntuación inferior a 400 puntos se sitúan en la franja de «rendimiento muy bajo». Los que obtienen una puntuación entre 400 y 475 se sitúan en la categoría de «nivel bajo», mientras que los que se sitúan entre la franja de 475 y 550 puntos tienen un nivel «intermedio». Por otro lado, los países que obtienen una puntuación entre 550 y 625 tienen un nivel «alto», y los que superan esta franja demuestran un nivel «avanzado».

Los resultados del último informe TIMSS que se elaboró durante el año 2023 a partir de las muestras de 980 alumnos que cursaban cuarto de primaria el año pasado en 49 colegios de Cataluña -33 de los cuales eran públicos y 16 concertados- demuestran que un 41,8% de los alumnos catalanes de 4º de primaria tienen un nivel bajo (29,9%) o muy bajo (11,9%) en esta materia. De hecho, solo un 3,3% de los estudiantes catalanes demuestran un nivel avanzado en esta competencia. Concretamente, Cataluña ha obtenido una valoración media de 489 puntos. Se trata de unos resultados que sitúan a Cataluña 25 puntos por debajo de la media de la Unión Europea (514 puntos), 36 puntos por debajo de la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) -elaborada a partir de la media aritmética de los estados miembro de la organización- y 9 puntos por debajo de la media del estado español, que se sitúa en 498 puntos.

Expertos consultados por El Món, sin embargo, coinciden en que los resultados de estas últimas pruebas internacionales «no son sorprendentes», sino que confirman, una vez más, la tónica de los estudiantes -tanto de primaria como de secundaria- en esta materia, ya que tanto el último informe PISA -el cual generó un revuelo dentro de la anterior consejería y precipitó la destitución del anterior presidente del Consejo Superior de Evaluación- como los exámenes de competencias básicas de la consejería habían puesto sobre la mesa las carencias de parte del alumnado en esta materia: «Lo preocupante no son los resultados concretos de las TIMSS, sino la tendencia a la baja que lleva una década», argumenta el doctor en didáctica de las matemáticas Jordi Deulofeu. Según apuntan los especialistas, estas últimas pruebas demuestran que las medidas que la administración catalana ha llevado a cabo en los últimos años para revertir la tendencia a la baja del nivel «no han dado los frutos esperados». «Los resultados no son catastróficos, pero tenemos mucho margen de mejora», insiste Deulofeu.

Imagen de un alumno intentando resolver una operación matemática / Pexels

La caída de los resultados en matemáticas

En los diferentes ámbitos que se han analizado, los estudiantes catalanes han obtenido una puntuación de 500 puntos en la categoría «dominio de datos», 484 puntos en «medidas y geometría» y 486 puntos en la categoría de «números» -tres valoraciones inferiores a la media española. Unos resultados que, en dos de las tres categorías, son ligeramente inferiores a los que obtuvieron los estudiantes catalanes en el año 2019, en que obtuvieron una puntuación media de 500 puntos en «dominio de datos», 486 en «geometría» y 492 en «números». En cambio, los resultados de este año son casi diez puntos inferiores a los que obtuvieron los alumnos catalanes en las tres categorías durante las pruebas del año 2015.

A pesar de la «tendencia a la baja» que denotan los resultados de las últimas pruebas en comparación con las ediciones pasadas, los expertos consultados remarcan que el último informe TIMSS no señala una situación especialmente «alarmante», sino que confirma el estado de las matemáticas en la escuela en Cataluña: «Tenemos unos resultados que se corresponden con la normalidad. Si comparamos los resultados con la inversión que se destina en Educación, estamos dentro de la media», señala el maestro de primaria y presidente de la Asociación de Barcelona para el Estudio y el Aprendizaje de las Matemáticas (ABEAM), Carles Granell. «Los países que invierten más en educación tienen mejores resultados», añade.

En esta línea, la profesora de secundaria y formadora de docentes Marta Pujadó apunta que las «desigualdades socioeconómicas» son uno de los factores clave para entender los resultados de las pruebas, ya que los alumnos catalanes obtienen 31 puntos más por cada punto de incremento del índice socioeconómico y cultural (SEC). Para el presidente de la ABEAM, sin embargo, lo más «preocupante» del último informe no es la comparativa de la media general de Cataluña con otros países de la Unión Europea, sino la «diferencia de género» en los resultados: «Es muy preocupante que los chicos hayan obtenido 17 puntos más de media que las chicas. Aquí sí que salimos mal parados», lamenta el maestro de primaria.

Imagen de varios estudiantes en un examen de matemáticas / Europa Press

La formación de los docentes, clave para revertir los malos resultados

Los tres expertos coinciden en que una de las claves para revertir la tendencia a la baja de los resultados en matemáticas es «mejorar la formación» de los docentes: «Es fundamental mejorar la formación inicial, es decir, desde las universidades, de los docentes de primaria, pero también de secundaria obligatoria», argumenta Marta Pujadó. En esta línea, la especialista considera que «fortalecer la formación matemática de los futuros docentes en el grado de magisterio» en las universidades permitiría garantizar un mayor conocimiento matemático en las aulas de los centros de primaria: «Sería muy positivo crear el perfil de maestro de matemáticas en las universidades», argumenta Pujadó, que recuerda que el grado de matemáticas es uno de los más solicitados por los jóvenes -motivo por el cual tiene una de las notas de corte más elevadas en las pruebas de selectividad-, pero, aún así, paradójicamente, cada vez cuesta más encontrar profesores especialistas en matemáticas en las escuelas, especialmente en secundaria, una de las grandes denuncias de los sindicatos de docentes.

Tanto Jordi Deulofeu como Carles Granell consideran que, además de la formación inicial, también es fundamental potenciar la «formación continuada»: «Echamos en falta un plan continuado de formación una vez ya estamos ejerciendo», señala el presidente de la ABEAM. Para incrementar este tipo de formación, la nueva consejera de Educación, Esther Niubó, ha heredado de la anterior titular de la cartera el despliegue del plan Florence, un programa piloto que se aplicará inicialmente en 87 centros educativos catalanes –menos de la mitad de los previstos inicialmente–, que plantea apoyo en matemáticas en las escuelas. «Se trata de una buena medida, muy interesante. Tendremos que ver cómo se aplica», apunta Deulofeu, que considera que la administración catalana debe potenciar la formación constante del profesorado para hacer frente a un «problema de escalabilidad»: «Tenemos muy buenas formaciones, pero no llegan a todos los docentes», añade. En esta línea, y tal como ha defendido la consejería en varias ocasiones, los expertos recuerdan que la implementación de este programa requiere «tiempo», motivo por el cual los cambios previstos en el nivel de los alumnos «no llegarán de un día para otro». «Es muy importante tener paciencia», asevera Carles Granell.

Aunque los expertos coinciden en la necesidad de ser pacientes, también consideran que Cataluña no puede revertir los malos resultados sin «grandes cambios estructurales» y «medidas políticas», tales como el incremento de recursos –tanto económicos como humanos– que se destinan a Educación por parte de la administración. No todos estos cambios estructurales que reclaman, sin embargo, implican directamente una gran inversión económica: «A los maestros nos hace falta más tiempo para hablar, reunirnos y analizar el funcionamiento de las aulas y adaptarnos a las necesidades de los estudiantes. Es lo que llamamos horas de permanencia. Es un cambio que tendría muchos beneficios y que no requiere de mucha inversión, pero nadie se ha atrevido a virar hacia este camino«, argumenta Marta Pujadó, que considera que incrementar el tiempo de reflexión del profesorado y combatir la «inestabilidad en los equipos docentes» por el movimiento constante de personal permitirían mejorar los resultados de los alumnos, tanto en matemáticas como en el resto de asignaturas. Estos cambios, sin embargo, tampoco permitirían revertir la tendencia de nivel bajo a corto plazo: «Es un proceso que requiere tiempo», concluyen.

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