Los polémicos cambios en ciencias para primero de bachillerato impulsados por la consejería de Educación, en manos de la consejera Esther Niubó, continúan levantando polvo. Tras la jornada de reuniones que el departamento mantuvo con la Inspección educativa, las direcciones de los centros educativos de secundaria postobligatoria y la comunidad científica, la plataforma Ciències en Perill -el colectivo de docentes de ciencias que ha impulsado el encuentro con la administración catalana- ha alzado la voz contra las modificaciones propuestas, ya que consideran que van en detrimento de la calidad educativa. Desde el colectivo docente cargan con dureza contra la propuesta de fusión de materias de modalidad en el itinerario científico de bachillerato, es decir, el agrupamiento de física y química en una sola asignatura, y el de biología, geología y ciencias ambientales en otra: «Insistir en la fusión de las materias de biología y geología y ciencias ambientales y de física y química supone una pérdida de dotación horaria de una hora semanal para cada una de las materias específicas del ámbito científico», argumentan a través de un comunicado.

Desde la plataforma aseguran que esta reducción horaria -la cual plantean las dos propuestas de la consejería para el bachillerato de cara al curso 2026/27- no permite garantizar las «enseñanzas mínimas» que fija el despliegue curricular de la ley española LOMLOE, la cual ha sido el principal motivo por el cual la consejería de Educación ha impulsado estas modificaciones. De hecho, advierten que, en estos momentos, el «currículo ya es ahora prácticamente inabarcable con las materias disociadas y una dotación horaria superior», lo que también repercute en los resultados del alumnado en las pruebas de acceso a la universidad. Para garantizar estas «enseñanzas mínimas», la administración catalana plantea cubrir las horas de modalidad que se pierden a causa de la fusión con asignaturas optativas. Una idea, sin embargo, que desde la plataforma tampoco ven con buenos ojos: «Estas asignaturas las escoge el alumnado y no se puede garantizar que lo haga de manera coherente con las materias de modalidad que cursa», aseveran.

La consejera de Educación, Esther Niubó, en la llegada al pleno en el Parlamento en una imagen de archivo / David Zorrakino (Europa Press)

La trampa de las asignaturas optativas

En esta línea, desde el colectivo de docentes científicos desconfían del planteamiento de la consejería con las optativas, ya que recuerdan que se trata de una tipología de materia que depende de cada centro. Es decir, que no se puede garantizar que se establezca un criterio unitario en todo el territorio, lo que genera diferencias entre los diferentes institutos. Más allá de la configuración de las optativas, insisten en que «tampoco es posible trasladar enseñanzas mínimas de materias de modalidad hacia materias optativas porque comprometería la equidad en el aprendizaje de las ciencias y generaría diferencias importantes entre centros».

Además, desde la plataforma también consideran que el nuevo planteamiento de la administración catalana para el bachillerato continúa dejando en un segundo plano las ciencias dentro de la enseñanza, ya que responde a «un enfoque generalista» en primero de bachillerato: «Un enfoque globalizador perjudica, pues, el aprendizaje para el alumnado con escaso bagaje científico como lo es aquel que llega a 1º de bachillerato, y así se constata en sus malos resultados en las pruebas estandarizadas», exclaman desde el colectivo docente. En cambio, la propuesta de la consejería sí que abre la puerta a incrementar las horas de matemáticas o tecnología -dos asignaturas de modalidad-, algo que desde la plataforma valoran positivamente. Es por este motivo, pues, que muestran su insatisfacción con el planteamiento sobre las ciencias: «No es coherente este enfoque didáctico que reciben las materias específicas del ámbito científico en la nueva propuesta de la administración», aseveran.

De hecho, desde la plataforma consideran que los cambios propuestos en bachillerato no solo tienen efectos para los estudiantes, sino que también repercuten en el «conocimiento» científico de toda la ciudadanía: «Los continuos cambios y reformas en la organización curricular de la educación obligatoria y el bachillerato, particularmente en el ámbito de las ciencias, impactan negativamente en la tarea docente y en la calidad educativa, lo cual repercute también en los niveles de alfabetización científica del conjunto de la sociedad y en la formación de futuros profesionales del ámbito de las ciencias», recalcan. Es por este motivo, y teniendo en cuenta que nos encontramos en un contexto social donde «las tesis negacionistas» y «pseudocientíficas» han cobrado fuerza, desde la plataforma insisten en que la administración catalana debe valorar «la educación científica» y debe dotarla «de estabilidad y consistencia normativa».

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