El sector de las escuelas infantiles de Cataluña se ve sometido a una fuerte crisis que golpea las guarderías privadas. De hecho, una encuesta elaborada y difundida por la Asociación Catalana de Guarderías, la Asociación de Guarderías de Cataluña y la Coordinadora de Escuelas Infantiles de Cataluña con respuestas de 200 centros privados catalanes -tanto adheridos a las asociaciones como independientes- apunta que «dos de cada tres guarderías privadas se plantea cerrar a corto plazo»: «Es un problema muy grave, estamos muy preocupados. Muchas escuelas tendrán que cerrar», asegura la presidenta de la Asociación Catalana de Guarderías, Conxita Pericó, en conversación con El Món. El pasado mes de febrero, dos escuelas infantiles de Barcelona se han visto obligadas a bajar la persiana a mitad de curso, dejando a las familias sin una alternativa donde llevar a sus hijos. Por un lado, la escuela infantil Les Manetes, del barrio de Sant Andreu, ha cerrado definitivamente debido a «motivos económicos», mientras que la guardería El Cau, del barrio de Hostafrancs, ha cerrado por «desavenencias» con la propiedad.
Cataluña cuenta con guarderías públicas –mayoritariamente municipales, aunque 42 dependen directamente del Departamento de Educación– y privadas en todo el territorio, que representan el 40% de la oferta. Los centros públicos tienen precios más asequibles y, además, están inmersos en el paso progresivo hacia la gratuidad, tal como establece el objetivo de la Generalitat de universalizar la etapa educativa de los 0 a los 3 años -también incluido en el programa electoral del PSC. De momento, la gratuidad de los centros públicos –con la educación financiada íntegramente por la Generalitat– solo se aplica a infantil 2, desde hace tres cursos. A partir del próximo curso, sin embargo, también se extenderá a infantil 1, tal como aprobó el gobierno de Salvador Illa el pasado mes de diciembre. Y como la medida es solo para los centros públicos, complica aún más la subsistencia de las guarderías privadas. «La gratuidad de infantil 2 en la pública ha provocado una caída de las matrículas en las privadas», apunta Pericó, que argumenta que esta tendencia aún se acentuará más una vez se aplique la gratuidad a infantil 1. De hecho, según asegura, este es uno de los grandes motivos por los cuales algunas escuelas infantiles privadas padecen «dificultades económicas».
Para equiparar, mínimamente, los precios de matrícula de los centros privados -que oscilan, de media, entre los 450 y los 500 euros al mes– con los de las escuelas infantiles públicas, la administración catalana otorga 800 euros anuales por niño de subvención a infantil 2, lo que supone una reducción de 72 euros mensuales del pago de las familias por llevar a sus hijos a un centro privado. Esta subvención, sin embargo, es completamente «insuficiente», según la Asociación Catalana de Guarderías. «La subvención actual de I2 para las guarderías privadas es insuficiente, y para I1, si se acaba aplicando la gratuidad en las públicas como se ha prometido, aún no se ha planteado ninguna ayuda», alerta Pericó. Es por este motivo que desde la patronal de escuelas infantiles privadas reclaman cuadruplicar la cifra de la subvención actual para llegar hasta los 3.200 euros anuales por niño, ya que es la cifra que «la Generalitat otorga a la pública por niño y curso»: «Pedimos una subvención universal y equitativa que nos ponga en igualdad de condiciones que la pública», defiende la presidenta de la patronal.

Competencia entre públicas y privadas
Algunas familias han relatado a este diario que la falta de plazas públicas de las escuelas infantiles, especialmente en Barcelona, las ha forzado a llevar a sus hijos a guarderías privadas. Ahora bien, paralelamente, la gratuidad de las escuelas públicas -de momento, en infantil 2- también afecta negativamente a las escuelas infantiles privadas: «El I1 es cuando la mayoría de niños inicia su escolaridad en las guarderías, por lo tanto, si este curso también se vuelve gratuito, un volumen significativo de alumnos irá directamente a la pública», apunta Pericó, quien recuerda que «muchas» familias querrían elegir un centro privado por el «proyecto educativo», las «comodidades horarias y de conciliación», entre otros, pero que acaban decantándose por ir a una pública debido a su precio. Es precisamente por este motivo, pues, que consideran que la administración catalana debe incrementar significativamente la subvención a los centros privados para que las familias tengan el «derecho» y la «libertad» de escoger el centro en el que quieren iniciar la enseñanza de sus hijos: «Debe existir el derecho a elegir», asevera la presidenta de la patronal.
Fuentes de la consejería de Educación, no obstante, recuerdan en conversación con este diario que «el 0-3 es una etapa no obligatoria»: «A pesar de no serlo, la prioridad del Departamento respecto a las guarderías privadas ha sido la de facilitar la escolarización del alumnado vulnerable, a través de las subvenciones a la escolarización, que incluyen un módulo adicional para el alumnado vulnerable en I2 en todas las guarderías, y un módulo para Infantil 0 e infantil 1 en las guarderías de iniciativa social», apuntan fuentes del departamento. En este sentido, sin embargo, la presidenta de la Asociación Catalana de Guarderías recuerda que la primera etapa de infantil, aunque no es una enseñanza obligatoria, «es imprescindible» para el desarrollo de los más pequeños de casa. Es por este motivo, pues, que desde una de las patronales de guarderías privadas consideran que la administración catalana debería apostar por la «gratuidad universal del primer ciclo de educación infantil», que ya se aplica en otros puntos del Estado español, como las Islas Baleares: «No queremos una concertación económica [como se aplica en la primaria y la secundaria obligatoria], queremos una subvención igualitaria», exclama.

Regular las subvenciones, una asignatura pendiente
Más allá de cuadruplicar la subvención, incrementándola hasta los 3.200 euros anuales, desde la patronal de escuelas infantiles privadas también consideran que se deben modificar algunos aspectos del funcionamiento de la subvención. Actualmente, tal como recuerdan desde la consejería de Educación, «la concesión de subvenciones a la escolarización de educación infantil de primer ciclo en centros privados se calcula a partir de la matrícula, cerrándola a finales de enero. Una fecha consensuada con las patronales». Es decir, solo se subvenciona con 800 euros anuales a los niños inscritos en el registro de alumnos (RALC), los cuales se contabilizan hasta el mes de enero. Ahora bien, los alumnos que acceden a las guarderías más allá de este mes -es decir, a mitad de curso- ya no pueden disfrutar de estas subvenciones en los centros privados. «Los niños que llegan a mitad de curso, por el motivo que sea, se quedan sin subvención», apunta Pericó.
Esta, sin embargo, no es la única grieta del sistema de subvenciones. Desde la patronal de escuelas infantiles denuncian, también, que las tareas «burocráticas» de distribución de las subvenciones entre las familias recaen en los profesionales del centro: «Es necesario subvencionar directamente a las familias», asevera la presidenta de la patronal, quien recuerda que, con el funcionamiento actual del sistema de subvenciones, las guarderías actúan como «intermediarias» entre la administración y los receptores. Este hecho, según denuncia, provoca una «sobrecarga burocrática» para los titulares de las escuelas infantiles, que «a menudo actúan también como maestros»: «Los papeles nos los tenemos que llevar a casa», denuncia la presidenta de la asociación. Ahora bien, independientemente del funcionamiento de la subvención, si no se incrementa -o iguala- la financiación que reciben los centros privados con la que reciben las guarderías públicas, el camino hacia la gratuidad de la primera etapa de la enseñanza infantil que plantea la administración pondrá en peligro el futuro de las escuelas infantiles privadas. De hecho, por este motivo, las familias y los centros privados saldrán a la calle en el mes de mayo para reclamar un «financiamiento justo».