Los últimos movimientos de la consejería de Educación, en manos de la consejera Esther Niubó, han vuelto a poner la gestión de la responsable de la cartera en el punto de mira. A la revolución de las direcciones y los docentes a través de un manifiesto conjunto -que ya cuenta con más de 350 firmas- contra la destitución del hasta ahora subdirector general de Plantillas, Provisiones y Nóminas del departamento y exjefe del Servicio de Personal Docente, Enric Trens, ahora se suma más presión por parte de las direcciones de los centros públicos de la capital catalana. A través de un manifiesto, las Direcciones de la Junta territorial de enseñanzas obligatorias de Barcelona expresan su «malestar por la manera como el Departamento gestiona la escuela pública», ya que consideran que «ha empeorado en los últimos años» y «no ha sabido responder a las necesidades de nuestros centros».
A través de esta misiva, dirigida a la titular de la cartera de enseñanza, la gerente del Consorcio de Educación de Barcelona y las direcciones de los servicios territoriales, los firmantes del manifiesto reclaman que se «reconozca» su labor. Una reclamación que desde hace tiempo también ponen sobre la mesa desde las organizaciones sindicales del sector: «No queremos ser informadas y ya está. Necesitamos que se reconozca y que se valore nuestro trabajo, que sentimos menospreciado, y reclamamos que se dignifique nuestra opinión y nuestra capacidad de incidir en el sistema», argumentan. Uno de los puntos que, principalmente, cuestionan son los mecanismos que ha impulsado la consejería para revertir la tendencia a la baja de los resultados de los estudiantes catalanes. Denuncian que Niubó ha puesto énfasis en cambiar la tendencia a partir de «hacer, solo, más pruebas y recoger más datos»: «A nuestro parecer, hay muchos aspectos relacionados con esta gestión, que debe mejorar urgentemente, que impactan en el aprendizaje de los niños y jóvenes», exclaman.

La crisis de las adjudicaciones de plazas de los docentes
Tal como se desprende del manifiesto conjunto, uno de los puntos que preocupa a las direcciones barcelonesas es el desbarajuste con el proceso de adjudicación de plazas de los docentes que se ha producido en julio -el cual ya se vivió el año pasado. «Una buena gestión habría implicado aprender de la situación pasada para que este año pudiera ser mejor. Pero no lo ha sido, y no es lícito poner toda la responsabilidad en una sola persona como se ha hecho mediáticamente», recalcan. Los firmantes de la carta consideran que la consejería ha tenido «un curso para saber» calcular -o, al menos, estimar- el número de plazas que habría que cubrir, lo que habría facilitado el funcionamiento del proceso. Esta planificación, sin embargo, según aseguran en el manifiesto, no se ha producido: «Esto habría ahorrado mucha tensión y ansiedad de los docentes», argumentan.
En esta línea, las direcciones también defienden que la cartera que capitanea Esther Niubó podría haber seguido una «lógica anticipativa» para «pensar maneras flexibles, creativas y garantistas de mantener plazas para todos y al mismo tiempo preservar los proyectos educativos [es decir, los perfiles, interinos de continuidad, entre otros]»: «Se nos ha dicho reiteradamente que «este año nos toca sufrir las consecuencias de la mala gestión anterior» con un punto de resignación, como si los proyectos educativos de centro fueran algo renunciable. Pensamos que la gravedad y excepcionalidad de la situación requerían un abordaje «diferente» del de siempre», argumentan. Las direcciones denuncian que los cambios de directrices de la consejería en relación con este proceso han dificultado su planificación para el próximo curso, y lamentan que no han sido informados correspondientemente sobre los diferentes cambios impulsados por el departamento. «El cambio de parecer puede haber sido por una buena causa, pero habría que comunicar mejor y planificar más», añaden.

Las reclamaciones de las direcciones
En materia de gestión de plantillas, las direcciones reclaman un «trabajo efectivo» durante el curso para «valorar cómo han quedado los proyectos educativos a raíz de los dos últimos cursos y diseño de estrategias para mejorarlos preservando los derechos laborales». En este sentido, exigen a la consejería la «necesidad de estimar con tiempo vacantes y movimientos para preparar adjudicaciones eficientes». También piden a la cartera que encabeza Niubó que deje de «concentrar» las reuniones con las direcciones en la última semana de julio y les exigen «recibir la información clave antes del 15 de junio para garantizar la calidad de los horarios, cuadros y espacios». Un conjunto de reclamaciones que ponen sobre la mesa uno de los principales malestares de las direcciones: las dificultades para organizar el próximo curso a lo largo del mes de julio. De hecho, exigen a la consejería poder trabajar durante todo el mes de julio «sabiendo con todo lo que contamos para el próximo curso».
Más allá de la planificación, las direcciones -de la misma manera que los sindicatos- también piden un incremento de la financiación para el sistema educativo. Denuncian que la «grave infrafinanciación» que afecta al sector no solo repercute a los centros de primaria y secundaria obligatoria, sino a todas las etapas de la enseñanza: «Este malestar no es exclusivo de los centros de infantil, primaria o secundaria obligatoria, sino que es compartido por todas las etapas educativas, como han expresado también en los últimos días las Escuelas Infantiles, los estudios postobligatorios y otros ámbitos del sistema educativo público», recalcan. Este nuevo manifiesto de las direcciones, pues, añade aún más presión sobre la consejería de Educación, que en las dos últimas semanas ha remado a contracorriente para apaciguar los ánimos de la comunidad educativa.