La lucha contra el abandono escolar parece que empieza a dar frutos. Según los datos facilitados por el Ministerio de Educación, en manos de la ministra Pilar Alegría, a raíz de la encuesta de población activa, publicadas este mismo martes, el abandono escolar se ha reducido en Cataluña. Concretamente, se pasó del 14,77% del año 2023 al 13,73% del curso pasado, una reducción de un punto, todavía escasa. Estos mismos datos también indican que el abandono escolar prematuro -término que se refiere a las personas de entre 18 y 24 años que no completan la educación secundaria de segunda etapa, es decir, formaciones profesionales de grado medio, básica o bachillerato- es una práctica más común entre los chicos, con un 16,15%, que las chicas, donde esta cifra cae hasta el 10,63%. Aunque se trata de una mejora respecto al año anterior, Cataluña aún tiene un porcentaje de abandono más alto que la media estatal -un 13%, la cifra más baja de la historia- y de los más altos de Europa.

De hecho, tanto Cataluña como el Estado español continúan por encima de la media de la Unión Europea -que se sitúa en el 9,5%, el año 2023. Mientras países como Portugal, Grecia o Irlanda han logrado reducir mucho el abandono en la última década, Cataluña aún no ha conseguido en ningún momento cumplir el objetivo de estar por debajo del 10% en 2020, el cual se había marcado el exconsejero Josep Bargalló, y se encuentra lejos de alcanzar la meta de lograr un 9% de cara al 2030. Un objetivo, sin embargo, que aún es posible. Desde la Fundació Bofill, la entidad pedagógica especializada en políticas educativas contra la desigualdad, entre otras, consideran que la única manera viable para alcanzar el horizonte del 9% de abandono escolar prematuro es «crear un plan de choque» que permita dotar a la escuela catalana de «más recursos» y «personal» para acompañar a los alumnos, y crear un nuevo sistema de becas que permita «ampliar la cobertura para evitar que nadie deje de estudiar por falta de ingresos».

Imagen de un grupo de estudiantes accediendo al interior de un centro educativo / Europa Press

El paso de la ESO a la postobligatoria, uno de los puntos más críticos

Según apunta la Fundació Bofill, y comparte el último informe presentado por el Síndic de Greuges, el paso de la educación secundaria obligatoria (ESO) a la educación postobligatoria, tanto al bachillerato como a cualquier grado de formación profesional, es uno de los puntos más críticos en el camino escolar de los catalanes. De hecho, el estudio que presentó la síndica de greuges, Esther Giménez-Salinas, este lunes revela que cerca del 50% de los estudiantes que terminan la ESO no siguen cursando estudios postobligatorios en la escuela ordinaria. De hecho, según la síndica, muchos de estos jóvenes abandonan los estudios, o acaban redirigiéndose a centros de educación especial. Para paliar el abandono escolar en el cambio de etapas educativas, el Departamento de Educación y Formación Profesional (FP), en manos de la consejera Esther Niubó, prevé incorporar hasta 52 educadores sociales este curso para combatir esta problemática. Se trata de una medida que, según detallaron desde la consejería, plantea hacer seguimiento del alumnado matriculado en 4º de ESO que actualmente no está cursando ninguna enseñanza reglada.

Este paso, sin embargo, es insuficiente para la comunidad educativa. Por su parte, la entidad pedagógica considera que la consejería debe poner en marcha un «plan de choque» urgentemente para poder alcanzar las metas de abandono escolar prematuro marcadas para esta legislatura. «Es la única manera posible», aseguran. Según detallan, este plan debe incluir un incremento de los recursos económicos y humanos de la escuela catalana para poder «acompañar» al alumnado en la transición hacia la postobligatoria. En esta línea, también consideran que la titular de la cartera debe «aprobar el nuevo decreto de orientación [el cual ya está estipulado en el plan normativo de Educación] con suficiente financiación para poder implementar planes individualizados de orientación educativa y acompañamiento», que se lleve a cabo «desde el primer ciclo de secundaria hasta el segundo curso de la postobligatoria»: «La preocupante pérdida de los niveles de aprendizaje [tal como han puesto sobre la mesa los resultados de las competencias básicas o las pruebas PISA, entre otras] indica que las dificultades en la adquisición de competencias no se identifican a tiempo y que no se destinan suficientes recursos para evitar que derive en abandono prematuro«, argumentan.

La consejera de Educación, Esther Niubó, en la llegada al pleno en el Parlamento en una imagen de archivo / David Zorrakino (Europa Press)

Reformular el entramado de FP y potenciar la escuela inclusiva

Por otro lado, más allá del incremento de recursos y personal para la escuela catalana -una de las reivindicaciones históricas de los principales sindicatos del sector-, desde USTEC, la organización sindical mayoritaria de la comunidad docente, consideran que es fundamental reformular el «mapa de la formación profesional» para facilitar el paso de la ESO a este modelo de educación postobligatoria: «La actual distribución de la FP pública catalana responde a los criterios marcados por dos mapas de la FP: uno confeccionado por la Agencia Pública de la Formación y Cualificaciones, pensado para satisfacer las necesidades de las empresas, y otro diseñado por el mismo Departamento con otro carácter», apuntan a través de un comunicado. Es precisamente por este motivo, entonces, que desde el sindicato mayoritario del sector consideran que «confeccionar un único mapa de FP» permitiría mejorar los niveles de abandono escolar prematuro.

Para combatir esta problemática, el Síndic de Greuges también considera que es esencial potenciar la educación inclusiva. Aunque se han producido «grandes avances» desde la aprobación del decreto del año 2017 durante la legislatura de Carles Puigdemont, lo cual se ha traducido en un notable incremento de los alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) en las aulas ordinarias de las escuelas e institutos de Cataluña, aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir que continúen estudiando una vez finalizada la ESO. De hecho, según el informe del síndic, mientras que el 58% del alumnado que finaliza la secundaria obligatoria se escolariza en el bachillerato, esta proporción es solo del 10,5% en el caso del alumnado con NEE. Una situación, entonces, que pone sobre la mesa algunas de las asignaturas pendientes de la consejería de Educación. Los últimos datos publicados por el gobierno español muestran que la batalla contra el abandono escolar ya empieza a dar sus frutos, pero aún queda mucho camino por recorrer y mucho trabajo por hacer.

Comparte

Icona de pantalla completa