En los últimos diez años, tanto las pruebas PISA y el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS por sus siglas en inglés) como las evaluaciones de competencias básicas del Departamento de Educación han puesto sobre la mesa una bajada constante del nivel de los alumnos catalanes en matemáticas. Hablamos con Claudi Alsina, doctor en matemáticas por la Universidad de Barcelona (UB), posgrado en la Universidad de Massachusetts y recientemente galardonado con la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. Alsina ha sido secretario general del Consejo Interuniversitario de Catalunya (CIC), vocal del Consejo Superior de Evaluación del sistema educativo, director general de universidades y coordinador de las pruebas de acceso a la universidad (PAU). En esta entrevista, reflexiona sobre el nivel actual de los estudiantes catalanes en matemáticas, la «pérdida del interés» general sobre esta materia y las nuevas formas de enseñarla en la escuela.

Catalunya no ha salido bien parada en los resultados de las últimas pruebas TIMSS que organiza la OCDE. Estos resultados constatan, una vez más, la bajada de nivel del alumnado en esta materia. ¿Se trata de una situación preocupante?

La situación general de nivel de matemáticas y comprensión lectora exige mejoras. Creo que esto es evidente. Ahora bien, más allá de las pruebas TIMSS, considero que son mucho más significativos los indicadores de PISA. No considero que TIMSS tenga un enfoque adecuado, porque pone demasiada atención en aspectos memorísticos y repetitivos. En aspectos muy cerrados. En cambio, las pruebas de PISA miden muchas otras cuestiones, como saber argumentar, aplicar los conocimientos matemáticos, relacionar diferentes aspectos entre sí… A mí los resultados de PISA sí que me preocupan más que los resultados del informe TIMSS. Mejorar las competencias que se analizan en las pruebas PISA me parece fundamental, en cambio, hacerlo con las competencias de las TIMSS no me parece prioritario.

Los resultados de las pruebas PISA, sin embargo, no distan mucho del informe TIMSS.

Es cierto, no distan mucho, pero para mí son mucho más significativos porque analizan factores esenciales a la hora de aprender matemáticas. Siempre hago la misma pregunta: ¿Por qué es necesario aprender matemáticas? Para mí, la respuesta es muy evidente: para pensar mejor. No aprendemos matemáticas para calcular más rápido o para lucir una serie de habilidades, sino que hay que aprender matemáticas para pensar mejor. Es una herramienta transversal. Los razonamientos que se utilizan dentro de ti al aprender matemáticas se pueden trasladar al momento de hacer una compra, pagar facturas, etc. Las matemáticas sirven para el día a día, para pensar mejor y poder aplicarlo a tu vida, no para hacer una carrera de ingeniería.

Ambos informes internacionales, de la misma manera que también lo constatan los resultados de las competencias básicas, indican que el nivel de los estudiantes ha bajado mucho en los últimos años. ¿A qué se debe esta caída?

Hay muchas cosas que mejorar. Por parte del profesorado, se debe mejorar mucho la manera en que se enseñan las matemáticas y la manera de hacer aprender a los estudiantes. El último libro que he publicado en catalán, ¡Anímate! Provocar el interés por aprender matemáticas (Rosa Sensat, 2023) [escrito conjuntamente con Carme Burgués y Antón Aubanell], responde, de alguna manera, a la forma que se debería aplicar para transmitir a los alumnos las matemáticas. El profesorado debe conseguir despertar de nuevo el interés de los jóvenes por las matemáticas. Intentar enseñar esta materia sin una motivación previa de por qué nos servirán no dará fruto. No podemos esperar que el alumno pregunte, que sea curioso, es el profesor quien debe anticiparse a esta situación y desarrollar una actuación al respecto. Hay un inmenso camino y margen de mejora, con menos operaciones y acciones rutinarias, y más argumentación, problemas abiertos para que reflexionen.

Claudi Alsina, Catedràtic en Matemàtiques i distingit amb la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 11-12-2024 / Mireia Comas
Claudi Alsina, Catedrático en Matemáticas y distinguido con la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 11-12-2024 / Mireia Comas

Es decir, la clave es fomentar la capacidad de razonamiento del alumnado.

Sí, potenciar el razonamiento de los estudiantes y plantear problemas en los que los alumnos puedan ver la utilidad de resolverlos. Es fundamental hacer ver a los alumnos que las matemáticas son útiles.

Se trata, pues, de un cambio de mentalidad desde la base de la educación.

Bueno, se trata de un cambio desde la base, pero también desde todos los niveles. Las mejoras no solo pueden venir desde la educación primaria, sino que también se necesitan en secundaria y en la postobligatoria. No podemos mantener el carácter tan tradicional que toman muchas clases de matemáticas, se utiliza demasiado la pizarra en las aulas. Hoy en día disponemos de mucho material audiovisual, interactivo, que se puede utilizar para complementar las lecciones. Debemos aprovechar todos los recursos de los que disponemos.

Hay otros docentes, sin embargo, que consideran que las nuevas metodologías, con menos horas de pizarra y más uso de materiales interactivos, son parte de la problemática que ha generado esta caída de nivel.

Ya hemos visto dónde nos han llevado tantas horas de pizarra [exclama con contundencia]. Creo que en la situación actual tienen la respuesta. Considero que es necesario cambiar el planteamiento de la sociedad sobre cómo enseñamos a las nuevas generaciones, y mucha gente [escuelas] ya lo está haciendo bien. Si miramos a Catalunya, hoy en día, la enorme cantidad de concursos y actividades que se dedican a la juventud para fomentar el talento matemático, como Problemes a l’esprint, Bojos per les matemàtiques, la Olimpíada matemàtica…, vemos que hay una gran oferta. Toda la sociedad hace una inmensa cantidad de actividades muy interesantes que plantean la resolución de problemas para los más jóvenes, pero de manera interesante. Y esto es muy positivo. De la misma manera que se debe reconocer que hay muchas escuelas que lo hacen muy bien, pero otras que no.

La clave, pues, radica en el interés de los estudiantes por las matemáticas.

Exacto, en recuperar el interés de los jóvenes y también lograr que las familias lo apoyen. En primaria, el apoyo de las familias es esencial. Las familias deben tener un papel activo. En Catalunya, y en España en general, cuando pensamos en extraescolares nos viene directamente a la cabeza el inglés y la música, pero en otros países, como Singapur o Japón, la extraescolar más usual son las matemáticas. Es por eso, entre otras cosas, que no nos debe sorprender que estos países siempre destaquen y lideren los rankings internacionales. Es decir, desde la familia hay muchas acciones que pueden contribuir a fomentar las matemáticas.

¿Qué mecanismos se pueden llevar a cabo para recuperar el interés de los estudiantes?

La clave es plantear retos que les sean interesantes. Escuchar sus inquietudes y elegir una tipología de problemas que conecten con su interés. No es lo mismo partir de un ejemplo sobre cómo se elabora un cómic, o cuáles son los secretos de un videojuego, que plantear un problema clásico de economía de intereses. Los chicos y chicas no pagan, por tanto, no tienen ningún tipo de interés sobre la economía [ríe]. Por tanto, se necesitan menos ejemplos de fórmulas de economía, por ejemplo, y más cuestiones que les despierten el interés. Además, no es necesario ser muy innovadores. Ya tenemos ejemplos desarrollados en todo el mundo, desde Finlandia hasta Japón, que son muy buenos y solo hace falta copiarlos.

Claudi Alsina, Catedràtic en Matemàtiques i distingit amb la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 11-12-2024 / Mireia Comas
Claudi Alsina, Catedrático en Matemáticas y distinguido con la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. Barcelona 11-12-2024 / Mireia Comas

Aparte de un cambio en la metodología de enseñanza de las matemáticas, ¿qué otros mecanismos deberían aplicarse para revertir los malos resultados?

La administración debe dinamizar y facilitar la formación continua del profesorado. La inicial también [la que reciben cuando estudian la carrera], pero sobre todo la continua. Es un poco la idea que plantea el plan Florence [impulsado por la exconsejera Anna Simó y heredado por Esther Niubó], el cual tiene mi absoluta admiración. Es un muy buen programa y, si lo ejecutan correctamente, tal como se ha planteado desde un buen inicio, puede contribuir mucho a mejorar los resultados de los alumnos. Todo lo que se había hecho, ya hace años, también se puede continuar utilizando. El CreaMat ha hecho grandes aportaciones, su página web está llena de muy buenos ejemplos didácticos que se pueden aplicar en el aula. Tenemos muy buenas iniciativas, algunas ya existentes, pero es necesario que la administración las incentive. Y hay muchas asociaciones de matemáticos y docentes que pueden echar una mano. La administración no debe caer en el error de confiar todo el trabajo a las universidades. Las universidades pueden colaborar, pero no pueden ser las únicas. Es muy importante escuchar a toda la comunidad educativa.

Los problemas de la escuela con las matemáticas no solo tienen que ver con los resultados, sino que también tienen que ver con el profesorado, ya que cada vez hay menos docentes que quieren impartir esta materia.

Esta situación tiene diferentes causas. Por un lado, en las escuelas de magisterio se aplica una formación generalista. Habría que mejorar la formación de maestros, en parte especializados en matemáticas, porque se realizan pocas horas. En segundo lugar, en cuanto a secundaria, es necesario inventar la especialidad de matemáticas, porque aún no existe. Hasta ahora, la gente hace la licenciatura de matemáticas y luego un máster de un año de enseñanza. Esto, sin embargo, se ha visto que no es suficiente, ya que son cuatro años de enseñanza matemática, pero sin las competencias didácticas. Es por eso, pues, que sería necesario crear una carrera que se compusiera de dos años de matemáticas y dos de enseñanza, de didáctica. Esto implica, también, buenas prácticas tutorizadas, no solo teoría.

La falta de profesores, sin embargo, no depende solo de su formación.

No, es un problema multifactorial. Hoy en día nos encontramos con que muchos chicos y chicas que deciden estudiar matemáticas [una de las carreras con la nota de corte más elevada de la selectividad] no quieren ser profesores porque reciben ofertas formidables en empresas, en la industria. Las compañías han visto que la gente con formación en matemáticas es gente que tiene la cabeza muy ordenada, bien puesta, que se puede adaptar a muchas situaciones. Es por eso que son perfiles muy buscados, y con los sueldos, que son más elevados que en la educación normalmente, los captan enseguida. Para tener más profesores de matemáticas en los institutos, es necesario incentivar la vocación. Recuperar la vocación por ser docente.

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