Cambios de última hora en las pruebas de acceso a la universidad, que se llevarán a cabo del once al trece de junio y contarán con la participación de 44.238 personas, según las cifras provisionales de inscritos. A pesar de que la administración catalana había acordado unos criterios únicos de corrección de los exámenes de selectividad con el gobierno español y el resto de comunidades autónomas -un acuerdo que se ha arrastrado durante años-, cuando falta poco menos de una semana, la Generalitat ha optado por cambiar algunos criterios de corrección. En detalle, con estas modificaciones, los correctores de las pruebas de acceso a la universidad restarán 0,1 puntos por falta de ortografía en los exámenes de Lengua catalana y literatura y Lengua castellana y literatura, pero con un límite del 20% en la nota global. Es decir, como máximo podrán bajar 2 puntos la nota final del examen. En cambio, en lenguas extranjeras, se descontará en comprensión lectora hasta el 10% del ejercicio si la expresión es deficiente.
El resto de asignaturas, pues, no tendrán penalizaciones concretas por faltas de ortografía, aunque se mantendrán los criterios de corrección publicados el pasado mes de octubre por la administración catalana, en los cuales se detalla que en la selectividad se valorará la coherencia, la corrección gramatical, léxica y ortográfica y la presentación de los textos. En caso de obtener malas calificaciones en estos aspectos, los estudiantes podrán perder un 10% -equivalente a 1 punto- de la nota global de la asignatura. Estos cambios, pues, favorecen a los exámenes que no son de lengua, pero que requieren redactados más extensos, como Historia o Historia de la filosofía, entre otros: «Se ha considerado mejor no aplicar el descuento por faltas de ortografía. Obviamente, como se ha hecho siempre en estas materias, lo que se valora es la coherencia de respuesta con la pregunta, pero no se descontará un 10%, sino lo que valga el ejercicio», asegura la jefa de la Oficina de Acceso a la Universidad, Mònica Garizuain, que matiza que sí tienen en cuenta faltas flagrantes, letras ilegibles o presentaciones muy desordenadas en las valoraciones de los ejercicios.

Idas y venidas con la selectividad
Hasta ahora, el criterio que se ha implementado en las materias de Historia e Historia de la filosofía -dos de los exámenes en los que se deben elaborar textos más largos- en relación con la ortografía es el de no penalizar las faltas. Ahora bien, el acuerdo al que llegaron todas las autonomías con el gobierno español hablaba de restar hasta 1 punto de la nota global del examen en todas las materias -excepto las lenguas, donde se aplicaban criterios específicos- por la adecuación de las respuestas a los enunciados y otros criterios como la corrección gramatical, léxica y ortográfica de los textos producidos. Con este último movimiento, pues, la Generalitat mantiene que los exámenes de Historia e Historia de la filosofía, por ejemplo, continúan sin tener penalizaciones por ortografía, pero añade que en las materias de lenguas los cambios solo pueden repercutir el 20% de la nota global de la prueba.
En esta línea, en cuanto a los alumnos con necesidades educativas específicas (NEE), como trastornos del lenguaje -es decir, dislexia o disortografía, entre otros-, también se les aplicarán limitaciones en las penalizaciones ortográficas. En el caso de las materias de lengua, por ejemplo, estas faltas podrán penalizar un 0,6% como máximo de la nota global de la prueba. Estas no son las únicas novedades de las pruebas de acceso a la universidad de este año, que, debido a la unificación entre autonomías, cada materia tendrá un único modelo de examen donde todos los ejercicios deberán responderse obligatoriamente. En este sentido, desde la consejería de Investigación y Universidades, en manos de la consejera Núria Montserrat, remarcan que las preguntas con respuestas cerradas solo supondrán un 30% del examen. A pesar de los cambios, la titular de la cartera ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad a los estudiantes y asegura que todas las pruebas están «adecuadas» al currículo de primero y segundo de bachillerato. Cabe tener en cuenta, sin embargo, que, del total de alumnos inscritos en la selectividad, 5.267 estudiantes que se han matriculado provienen de ciclos formativos de grado superior, que este año se examinan de alguna asignatura de la fase específica. Una cifra que supone un incremento del 17% en comparación con los mismos datos de la edición pasada. Es decir, este año hay más alumnos en las PAU que provienen de la formación profesional que en las evaluaciones anteriores.