Las modificaciones en el currículum de bachillerato para el próximo curso, anunciadas por la consejería en las últimas semanas del pasado mes de diciembre, han revuelto a la comunidad educativa y a la oposición política, que ha creado un frente común por una vez -cada cual con sus argumentos- contra las directrices del ejecutivo catalán. De entrada, el caos sobre el futuro de la literatura, tanto catalana como castellana, en las aulas de secundaria obligatoria, puso al sector docente y literario en pie de guerra: dejaron muy claro desde el primer momento que consideraban que los cambios en el currículum iban claramente en detrimento de la calidad del sistema educativo. La consejería, sin embargo, acabó retrocediendo y ha optado finalmente por mantener la literatura como asignatura obligatoria en algunas modalidades en segundo de bachillerato -a pesar del requerimiento del gobierno español alertando que la planificación de bachillerato actual en Cataluña no seguía lo establecido en la ley estatal LOMLOE, que es la razón de las modificaciones para el próximo curso. Independientemente de las críticas de la comunidad educativa, sin embargo, el departamento que lidera la consejera Esther Niubó ha mantenido los cambios en las materias de ciencias. Es decir, a partir del próximo curso, física y química se agruparán en una sola asignatura, y biología, geología y ciencias ambientales, también.
Para intentar paliar el malestar de los docentes y las direcciones de bachillerato, la consejería de Educación y Formación Profesional (FP) ha convocado este jueves a las entidades científicas, los profesores de ciencias y tecnología, las direcciones de centros de secundaria y la Inspección en la sede del departamento para abordar los cambios en el currículum de bachillerato. Un encuentro, sin embargo, en el que no participarán los rectores de las universidades -uno de los principales agentes afectados por los cambios en la secundaria postobligatoria–, que no han sido invitados.
Durante esta jornada, tal como ha anunciado el departamento, se llevarán a cabo varias reuniones de trabajo para «debatir» las variaciones en el currículum e intentar que estos cambios afecten lo mínimo posible a los estudiantes que optan por las modalidades de ciencias de la postobligatoria. A partir de estos encuentros de debate, el objetivo de la consejería es elaborar una propuesta para aplicar las modificaciones en el currículum con el «máximo consenso posible» de la comunidad educativa y evitar que se pierdan horas lectivas en estas especialidades.

La propuesta inicial de la consejería de Educación
En estos momentos, la propuesta elaborada por el Ministerio de Educación español, en manos de la ministra Pilar Alegría, plantea fusionar varias asignaturas de la modalidad de ciencias. A partir del próximo curso, en primero de bachillerato los alumnos cursarán biología, geología y ciencias ambientales en una única materia -mientras que, hasta ahora, biología era una única asignatura y geología y ciencias ambientales otra. Además, física y química también se fusionarán en una sola asignatura. La agrupación de estas materias conlleva, pues, una gran reducción horaria semanal en estos campos.
Concretamente, el decreto 171/2022 -que se aplica desde el curso 2022/23 y que aún está vigente-, estipula 3 horas a la semana para física, tres para química, tres para biología y tres más para geología y ciencias ambientales -menos horas de las que se aplicaban con el anterior decreto sobre la ordenación curricular del bachillerato. Con la modificación prevista para el próximo curso, solo se cursarían tres horas de física y química, y tres horas de biología, geología y ciencias ambientales. Es decir, los alumnos pasarían de hacer doce horas de ciencias a la semana a solo seis. Ahora bien, para intentar evitar la reducción de las horas lectivas de estas temáticas, la consejería trabaja para articular hasta cinco itinerarios con asignaturas optativas que deben permitir completar la oferta y mantener la carga lectiva que había hasta ahora en estos ámbitos -los cuales dependerán, directamente, de las direcciones de cada centro.
Esta propuesta inicial, la cual la consejería está abierta a reconsiderar y adaptar, ha puesto a la comunidad científica y educativa en pie de guerra. De hecho, la plataforma de profesores Ciencias en Peligro -la cual se constituyó la penúltima semana de diciembre debido al anuncio de Educación- alertaba este domingo a través de un comunicado que la intención de agrupar estas materias podría acabar agravando «el estado precario» la enseñanza de las ciencias: «Amenaza la calidad de la formación de los alumnos», apuntan desde la entidad de docentes. Una idea bastante similar a la que ha dejado clara la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP) desde el momento del anuncio de los cambios, los cuales han cargado contra las directrices del ejecutivo de Salvador Illa: «La formación del alumnado de bachillerato debe asegurar en todo momento su capacitación en los diversos ámbitos del saber y en las materias científicas correspondientes. Es necesario garantizar, así, una formación sólida que prepare a las generaciones futuras como profesionales críticos y competentes», argumentan. Es precisamente este malestar del sector el que ha obligado a la consejería a maniobrar de urgencia para intentar reformular las modificaciones curriculares de estas materias de la educación postobligatoria.

La primera prueba de fuego para apaciguar el malestar de los docentes
Ahora, pues, con la comunidad educativa fracturada, la consejera de Educación se enfrenta este jueves a la primera prueba de fuego para intentar apaciguar el malestar de los docentes y configurar unas modificaciones en el bachillerato que satisfagan, mínimamente, a todos los afectados. Desde la comunidad científica han dejado claro desde el anuncio que su línea roja es la reducción del peso lectivo de las asignaturas, especialmente en términos horarios, debido a la agrupación de asignatura. Ahora bien, desde la consejería no han abierto la puerta a retroceder y volver a separar las materias fusionadas para el próximo curso: «Del bachillerato científico, lo que estamos haciendo tanto con Inspección como con las direcciones es encontrar itinerarios formativos, sean en modalidad u optativas, que nos permitan mantener el mismo número de horas de las materias que ahora se están impartiendo», argumentó la titular de la cartera en una entrevista a la Cadena SER el pasado 19 de diciembre.
Estos cambios, sin embargo, no solo deben contentar a la comunidad educativa, sino que también deben seguir las directrices marcadas por la ley española impulsada por el PSOE y Comuns -la cual se aprobó con el voto de ERC y la abstención de Junts-, ya que si no sería la segunda vez en menos de un mes que esquiva parcialmente el requerimiento de su homólogo español, también en manos socialistas. La consejera, pues, comienza el 2025 con el primer objetivo de combatir las quejas de la comunidad educativa e intentar poner fin al malestar con los cambios en el bachillerato, algo que ha desatado la primera crisis de la consejera desde que se ha puesto al frente de la cartera.