El trasfondo político de Sixena cada vez es menos fondo y más protagonista. En esta ocasión es el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, quien ha tenido que salir al paso de las críticas del gobierno de Aragón a los técnicos del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) a raíz de la visita de los técnicos aragoneses dirigidos por una empresa unipersonal que ni siquiera tiene página web. Unos técnicos que han emitido un informe donde apuntan mal estado de las pinturas murales de Sixena que Aragón, con la justicia española, quiere sustraer a Cataluña.

Urtasun, que ha intentado mantener un discreto segundo plano en la batalla política y judicial, ha decidido esta mañana, y desde Barcelona, cargar contra el cuestionamiento malintencionado de los aragoneses. “Cualquier crítica está completamente fuera de lugar”, ha sentenciado Urtasun. En esta línea, el ministro ha defendido el trabajo de los empleados del MNAC. Asimismo, ha sido claro al insistir que no le ha gustado que algún responsable del ejecutivo de Aragón los haya criticado, en referencia al director general de Cultura, Pedro Olloqui.

Por otra parte, ha pedido “trabajar de la mano” con todas las administraciones para decidir los próximos pasos y evitar así que cada una haga informes diferentes con conclusiones diversas. Urtasun, sin embargo, ha remarcado la “profesionalidad exquisita” y el trabajo “impecable” que llevan a cabo los técnicos del MNAC. Urtasun ha recordado que los técnicos que dependen del Ministerio de Cultura están a disposición del Patronato del MNAC.

Varias personas disfrutan de las pinturas murales de Sixena expuestas en el MNAC / Europa Press

La Generalitat también se involucra

La Generalitat también aprovechó la salida de tono de Aragón para defender a los técnicos del MNAC. El director general del Patrimonio Cultural, Joaquim Borràs, desmintió cualquier afirmación que ponga en duda su profesionalidad o las medidas de prevención y conservación de las pinturas murales objeto de litigio. En un comunicado, Borràs argumentaba que los profesionales de los museos catalanes preservan las colecciones «sin tener en cuenta su procedencia». Con todo, advertía que no entrarían «en una dinámica de provocaciones y acusaciones cruzadas».

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