Uno de los episodios más polémicos después de los atentados yihadistas del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils fue el bautizado como The Nota. Es decir, la difusión de la supuesta nota que en un principio era de la CIA estadounidense y que los Mossos d’Esquadra habrían recibido advirtiéndoles de una amenaza de atentado yihadista “específicamente en la Rambla” de Barcelona.

La noticia fue difundida por El Periódico, y abrió la caja de los truenos, hasta el punto de que, en una rueda de prensa del mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, entonces jefe del cuerpo, con el entonces consejero de Interior, Quim Forn, desafió al diario. Si bien fuentes del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y analistas de dos cuerpos policiales ya desacreditaron toda esta narrativa en el año 2022, ahora se ha sumado la comisión de investigación del Congreso, donde esta nota ha sido recurrente, por parte de los grupos de la derecha española, para señalar a los Mossos d’Esquadra la negligencia que habría facilitado los atentados.

Los dos grandes jefes de la inteligencia de seguridad de entonces, el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el general Félix Sanz Roldán, y el jefe del CITCO, el comisario del Cuerpo Nacional de Policía José Luis Olivera, aprovecharon su comparecencia para cargar la difusión del contenido de la nota –que ni siquiera era de la CIA– a los servicios de inteligencia estadounidenses. Olivera y Sanz Roldán se abstuvieron de entrar en detalles para «evitar» hacer «enfadar» a servicios de información «amigos», pero sí que dejaron más que entrever el malestar que les había generado la difusión malintencionada de su contenido, básicamente, porque era una nota sin valor policial porque no aportaba datos.

El exdirector del CITCO, el comisario José Luis Olivera, en la comparecencia en la comisión de investigación del 17-A/Pool Congreso
El exdirector del CITCO, el comisario José Luis Olivera, en la comparecencia en la comisión de investigación del 17-A/Pool Congreso

Sanz Roldán y Olivera, molestos

Ni uno ni otro defendieron el contenido de la famosa nota y no ahondaron en la herida por su obligación de mantener el secreto y el silencio sobre sus trabajos con servicios extranjeros. Aunque Sanz Roldán admitió que se mordía la lengua. «Sobre mis relaciones con un servicio secreto extranjero no puedo responder absolutamente nada, y bien que lo siento en este caso», advirtió a los diputados de la comisión. «Debo contenerme, porque la ley dice que mis relaciones con servicios extranjeros las debo callar, pero le repito que me quedo con muchas ganas de hablar», añadió.

Sin embargo, continuó asegurando que una de las cosas que debería hacer dudar de la veracidad de the nota es que denotaba «demasiada indolencia» para ser creíble. Es decir, demasiada falta de voluntad e inacción ante la nota. «¿No piensa que hay demasiada indolencia, que recibiéndolo tantos como lo recibimos nadie hizo nada?», respondió socráticamente a la pregunta del diputado del PP, Santi Rodríguez, que mostró el documento para reprochar la inacción que generó. De hecho, dio un paso más allá y apuntó que quien debería dar explicaciones es el diario o medios que lo difundieron. «¿De verdad consideran o piensan que todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y el Centro Nacional de Inteligencia y otras organizaciones dedicadas a la lucha contra el terrorismo fueron tan indolentes porque, sabiéndolo, no hicieron nada? ¿Todos? Algún truco debe haber en todo esto», reflexionó.

Aún más contundente se mostró Olivera, que de entrada aclaró el origen del famoso documento. «El centro que emite esta nota no es la CIA, sino el NCTC, el Centro Nacional de Contraterrorismo en Estados Unidos; la CIA coordina todo esto, sí», contextualizó. Y, a partir de aquí cargó contra la validez del documento, que definió como «un papel que no daba ningún dato». De hecho, enfatizó que en el papel que difundió el diario «no hay ningún dato que se pueda constatar por diferentes acciones respecto a fuentes, ni domicilios, ni teléfonos, ni matrículas, ni cuentas corrientes, ni lugar, ni hora, ni ningún hecho preciso». «Lo que sí le puedo decir es que en la reunión del 17 y en otras anteriores nadie puso sobre la mesa como una cuestión relevante este papel», remarcó. Y, siguiendo la línea de Sanz Roldán, el documento también habría llegado a la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra y el CITCO. Sospechoso que nadie le hiciera caso.

Marlaska, en una reunión en la sede del CITCO

Una segunda nota, clave

Las opiniones contundentes de Sanz Roldán y Olivera aportan más contundencia a una nota que quedó desprestigiada por las informaciones que han ido apareciendo. Sobre todo, por la avanzada por El Món, sobre una segunda nota que guardan bajo llave por la sumisión a la ley de secretos oficiales de los organismos de seguridad. Un documento que eliminaba definitivamente la alerta de la primera y la desvinculaba de los atentados de la célula de Ripoll que actuó en Cataluña. “Nuestro servicio no dispone de ninguna evaluación según la cual esta información estuviera relacionada con los recientes ataques del 17 de agosto de 2017″  decía el National Counterterrorism Center de EE.UU. en este comunicado confidencial del 25 de agosto.

La primera nota, que El Periódico presentó como si fuera de la CIA –y que contenía extraños errores como la utilización del término “the nota”, que en inglés no existe, en lugar de “the notice” (aviso)–, era del NCTC, el CITCO estadounidense. La fecha de esta notificación es del 25 de mayo de 2017. Precisamente, las actas del CITCO reflejan que los Mossos d’Esquadra participaron esa misma mañana en la reunión de la Mesa de Evaluación de la Amenaza Terrorista, el cónclave donde el Centro Nacional de Inteligencia y los diferentes cuerpos de seguridad del Estado analizan los riesgos y amenazas terroristas, y donde los Mossos estaban como invitados.

“La reunión se celebró por la mañana. Por lo tanto, solo quedan dos opciones, o bien que el famoso aviso llegó por la tarde, o bien que los mismos analistas del CITCO no le dieron ninguna relevancia”, explicaron fuentes conocedoras del caso en Madrid en conversación con El Món.  “La tercera opción no se entendería, ocultar una información, salvo que se buscara un conflicto o preparar una ofensiva contra los Mossos”, razonan otras fuentes. El 7 de junio se celebró una nueva reunión de la Mesa en Madrid. Tampoco en esa reunión se mencionó el contenido de la nota por parte de Olivera o de su equipo técnico. 

Sin veracidad contrastada

Los Mossos sí que recibieron la nota aunque por una vía «oficiosa» y, que una vez contrastada, como se hacía con los «200 avisos de cada mes», fue desestimada. Los servicios de información de la policía catalana consideraron que el aviso tenía «baja fiabilidad». El 25 de agosto se ratificaba la conclusión de los Mossos con una segunda nota. “Anteriormente, nuestro servicio pasó información referida a una información no contrastada de veracidad desconocida de finales de mayo de 2017. Indicaba que el Estado Islámico de Irak Ash-Sham (ISIS) supuestamente planeaba realizar actos terroristas no especificados durante el verano contra lugares turísticos concurridos en Barcelona, España, más concretamente, en la Rambla”. Era la referencia a la descripción de la primera nota. 

La notificación continuaba: “Una revisión adicional por nuestro servicio identificó a X como el individuo potencialmente a cargo de estos ataques, no especificados, que ISIS planeaba”. “Nuestro servicio no dispone de ninguna evaluación según la cual esta información estuviera relacionada con los recientes ataques del 17 de agosto de 2017 y no ha encontrado ninguna información sobre X para vincularlo a este ataque”. La difusión de esta segunda nota, que tanto el CITCO como la Comisaría General de Información de los Mossos guardan celosamente, es materia reservada, pero pone en evidencia la intención del episodio de The Nota.

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