David Madí (Barcelona, 1971) se define como un «político civil» pero es empresario y consultor. Hace dos semanas, el titular del juzgado de instrucción 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, le archivó la causa que tenía abierta en el sumario de la operación Volhov. Un hecho que lo ha desacomplexat del todo en la hora de decir la suya. Madí, que fue mano derecha comunicativa y estratégica de Artur Mas antes de conseguir la presidencia de la Generalitat, conversa en esta entrevista de los casos judiciales que lo afectan, el caso Triacom, el caso Ambulancias o la pieza sobre Tsunami Democràtic, todavía secreta, que hay a la Audiencia Nacional. Habla convencido que se saldrá de todas. Defiende que hay que aprobar un delito que sea contra el abuso de poder de los funcionarios y alerta del que considera una deriva de los Mossos d’Esquadra. En cuanto a la política, tampoco se ahorra la crítica a los líderes de octubre de 2017 y a los que conducen ahora mismo la política catalana.
Parece usted el malo de la película…
Parece que alguna gente me ha considerado altamente peligroso desde hace tiempo. Todo ello no nos es de extrañar. Algunos sabíamos que participar de algunas actividades comportaba riesgos y que habría una reacción furibunda si fallaba. El que más me preocupa es por qué hemos fallado.
¿Por qué se ha fallado?
En el conjunto del país tenemos una cultura política especialista a resistir, no de ganar. Se mueve en unas coordenadas determinadas, pero es incapaz de ganar. Históricamente, siempre ha estado así. Es muy diferente la disciplina, el que se requiere para resistir y el que se requiere para ganar. Este es nuestro problema que, hasta que no lo resolvamos, difícilmente podremos echar nada adelante.
¿Se tendría que pasar de la resistencia a la competitividad?
Vocación de ganar quiere decir disciplina, quiere decir unidad férrea, quiere decir mando único, quiere decir ideas claras, quiere decir valentía y quiere decir coordinación y aun así, estos elementos solo son para empezar la partida.
Una partida larga y con un adversario fuerte, supongo
Sí, pero si haces lo contrario que es el que hemos estado haciendo y estamos haciendo, es evidente que no hay ni partida y tienes todas las consecuencias que tienes.
¿Interpreto que el proyecto independentista no arranca el 2012?
No, antes.
¿A sabiendas de la envergadura del proyecto, no se planteó nunca que esta reacción del Estado seria además de furibunda, no solo sería política, sino que vendría del poder judicial, de Hacienda, de la policía…?
No hablo por mí, porque a diferencia de muchos he trabajado en Madrid, y no hablo despectivamente. Madrid es muy potente y que tiene sus ventajas, pero había muchos líderes del soberanismo que no tenían ni la remota idea de cómo era el enemigo e iban con boina. Este ha sido uno de los problemas. Hubo una parte que fue muy fértil, aquello de la «revolución de las sonrisas», de un comportamiento modélico con el «ni un papel a tierra» y toda una serie de conceptos buenistas que entiende que tienen su utilidad, pero que escondieron lo que sería una guerra mucho más dura. Tuvo efectos movilizadores y alentadores, pero al final había una confrontación muy dura y recuerdo que muy cerca, muy cerca, del 1 de Octubre, había líderes importantes del soberanismo que pensaban ingenuamente que el Estado no nos podía parar de ninguna de las maneras, porque era imposible parar una oleada de estas características. Una reflexión que estaba basada en un desconocimiento muy importante del que es Madrid y lo digo a favor y en interés de los de Madrid, saben muy bien cuál es su modelo de negocio, su capacidad de reacción y lo articulan con toda la fuerza y la energía. Tienen una cultura de la fuerza y el poder, cosa que aquí, muchas veces, estamos imbuidos de un pensamiento débil.
¿Podemos decir que España conoce mejor los catalanes que los catalanes España?
¡No! ¡España es cómo es! Tampoco conoce los catalanes, pero la cultura política española es una cultura del poder y la fuerza, basada en un imperio que ya no está, pero es como el brazo fantasma que te han cortado: no está, pero lo notan. Esta es su cultura política. Frente a esto, tienes que saber que en el recorrido de futuro, en cualquier hoja de ruta, al final tiene que haber la opción o considerar seriamente un proceso de confrontación importante, si no nunca se podrá negociar de verdad.
Pero, en el post Primero de Octubre, si el debate era o elecciones o confrontación, al final no se cogió ninguno de las dos…
De hecho, yo creo que el país está estancado al 4 de octubre, en los debates que hubo aquel día, donde no se resolvió ninguna de las dos opciones que tenían cierta lógica. Por un lado, la revuelta y la insurrección; por el otro lado, la convocatoria democrática de elecciones con lista única, es decir, reforzar la unidad democrática alrededor de los hechos. Son dos elecciones históricas al mismo problema y, en cambio, se cogió el camino que no existía.
Definido este panorama, ¿usted divisa por ahora una hoja de ruta, o una estrategia clara?
Yo creo que en estos momentos, el soberanismo está roto. De hecho, está como siempre, cumpliendo con esta genética fragmentaria y divisoria que forma parte de la política catalana. Siempre ha estado así, salvo algunas pequeñas excepciones, que dieron resultados extraordinarios. Una fue la creación de Junts pel Sí y la otra, el Estado Mayor, que es una cosa, para mí, más profunda. Las dos, a pesar de que duraron pocos meses, dieron frutos enormes. Todo el resto de los últimos 25 años han estado de división y confrontación que normalmente no aporta nada y ahora volvemos a estar en esta fase.
¿Ahora hay o no proyecto?
Yo no lo sé ver en ninguna parte.
¿Ni entre sus antiguos compañeros de filas?
No, yo creo que el país aguanta con sus coordenadas, pero que la estructura política está en quiebra.
Algo tendrá que ver la represión… incluso, usted podría ser víctima
Es verdad. Hay una cosa que basura y que es un error de perspectiva muy gordo y es considerar que la guerra sucia es José Manuel Villarejo y el suyo en torno a la policía patriótica, que es importante, pero la operación es mucho más, mucho más amplia. Yo lo denomino el GAL dos, es la misma estructura: un acuerdo institucional al más al nivel, entre los dos partidos principales y la monarquía, que deciden que se tiene que parar el Procés, sea por la vía civil o la criminal, y se tienen que soltar los perros en diferentes campos. Esto no es solo la policía y Villarejo, ellos sí que tenían un auténtico estado mayor que incorporaba a la mesa la presidencia del gobierno español -el PP, porque era quién la tenía, como cuando el PSOE la tenía en la época de los GAL-, Hacienda, el CNI, el ministerio del Interior, el poder judicial y el poder mediático. Se articuló de una manera organizada y de una manera natural porque era lógico a su manera. Esto lo pactaron dos interlocutores principales que serían Alfredo Pérez Rubalcaba y Soraya Saenz de Santamaria, y se articuló en diferentes campos. Una operación muy gorda y con todo el sentido.
Para usted, ¿cuándo hace el
Yo creo que el clic es el 2012, cuando claramente en Madrid se produce ante el Procés una reacción con que de alguna manera se rompe la idea de la «

Vamos por partes, la causa Volhov… ¿parece que ya no tiene nada?
Toda la causa Volhov es un
¿Y el caso del Tsunami en la Audiencia Nacional?
Las últimas filtraciones seguramente vienen para proyectar una presión al PSOE de cara las elecciones del 28-M. No sé si las filtraciones habrán sido el juez, la fiscalía o la policía, pero están y en una causa que extrañamente hace tres años y medio que está en secreto de sumario. Es evidente que quieren una situación de presión, un hecho que también es peligroso porque cuando empiezan a andar así con un objetivo electoral no se puede descartar nada, ni una razia de detenciones. Pero tengo que decir que yo en esto del Tsunami no he estado nunca, y será interesante como se creen todos los casos. Mire, de una manera muy divertida, yo estoy ahora en la Audiencia Nacional, todavía no sé en qué condición, en la causa del Tsunami, enviado por el juez Joaquín Aguirre, por una conversación con mi hijo de 15 años que me preguntaba dentro del coche quien mandaba a Tsunami y le respondí por «¡Dios Nuestro Señor!», y de aquí sacan una teoría kafkiana.
En la Audiencia Nacional, pero, usted tiene que ir por la pieza separada del caso 3% sobre las ambulancias
Sí, tengo que ir a declarar el mes de mayo y quedará todo claro. Pero es un bluf de arriba abajo, instigado por las cloacas mediáticas que también están en Cataluña. Avanzo que este caso durará muy poco porque no tiene ningún tipo de sentido. Estamos hablando de un proyecto de negocio entre el año 2012 y 2013, documentado y transparente, y que no prosperó y no tengo nada más a ver, y me parece de la empresa, el único problema que tiene es una pelea interna.
Ha sido condenado por fraude fiscal en el caso Triacom, ¿tiene alguna esperanza en el recurso?
Sinceramente, es que no lo creo. Es una sentencia extraordinaria… Recordamos que este caso es una causa en la cual durante diez años se intentó construir un caso de financiación de CDC a través de TV3, concretamente por el programa El Gran Dictat, una cosa absolutamente absurda. Después de diez años, al ver que es imposible demostrarlo, el caso se transforma por arte de magia en un caso de fraude fiscal. La condena es absolutamente forzada, donde ni se demuestra ninguna organización por el fraude ni se ha hecho ningún perjuicio a la hacienda pública. Es decir, condenan por fraude fiscal admitiendo que has pagado todos tus impuestos. A partir de aquí, soy muy escéptico con todo.
¿Los Mossos han replicado el modelo de la policía patriótica?
Yo no tengo nada contra los Mossos d’Esquadra, formé parte del equipo fundacional de la era moderna. Teníamos como una cláusula filosófica que fuera una policía democrática en contraposición al modelo de la Guardia Civil, que es un cuerpo dentro del Estado con vida propia, cosa que es peligrosísima. Una de las prácticas de la cloaca policial es la construcción de informes intoxicados basándose en pequeñas informaciones que configuran casos sacando las partes exculpatorias. Es una técnica habitual. Entonces se filtran de manera adecuada y se le da la dimensión oportuna y se intoxica. Esto es impropio del cualquier policía democracia y yo el único que digo y constato, porque sencillamente ha aparecido en mi caso y en otros casos, que está pasando a los Mossos d’Esquadra. Con esto tenemos que ir con cuidado porque la gamba se empieza a pudrir por el jefe.

¿Cuál es la solución?
Esto lo ligo no solo con el caso Volhov sino con otros casos, que creo que en algún momento se tiene que producir. Y no como una cuestión política, ni de derechas ni de izquierdas, ni independentista o no independentista, sino de vuelta democrática. Hay un delito que se encuentra en diferentes países como Francia o Italia y que se tendría que importar que es el abuso de funcionario público. La única manera de acabar con estas prácticas es acabar con su impunidad. Hay determinados funcionarios que tienen poderes especiales que tienen el poder de destrozarte la vida: jueces, policías, inspectores de Hacienda… y que actúan sin ningún tipo de límite y con impunidad absoluta. Se pueden falsificar atestados policiales, forzar judicialmente una serie de hechos -como el caso Sandro Rosell que lo tienen dos años en la prisión- y la única manera de cortarlo es ir en contra: cuando un juez te pone injustamente dos años en la prisión, cuando un inspector de hacienda hace una acta que sabe que es falsa y te peleas durante diez años o cuando un policía refleja una mentira en un atestado… tiene que tener consecuencias, no pueden quedar impunes. Es la única manera que se pararía los funcionarios con unos poderes especiales que utilizan con mala praxis. Al final, Hacienda es la descendente lógica y normal con la Inquisición española, la mentalidad de castigo y tortura. A mí me hacen inspecciones cada año desde hace diez años, por lo tanto, depende qué acusaciones son falsas porque mis números son más claros que el agua.
¿Tendría ganas de volver a la política activa?
Yo no. Estoy cómodo donde soy, me dedico y me dedicaré en el mundo de la empresa, pero entiendo esta práctica de política civil. Seguramente porque he crecido en esta práctica, es el que hacía mi abuelo, Joan B. Cenizo, uno de los fundadores de Òmnium. Mi actitud es conocida por todo el mundo si hay algo que creo y que puedo ayudar, pero si no creo no estoy, y en esta fase que se encuentra el país no puedo ayudar mucho porque creo que los caminos que se han cogido no llevan a ninguna parte.