Junts per Catalunya se apresuró a fijar la amnistía y el referéndum como condiciones «sine qua non» para negociar con el PSOE una posible investidura de Pedro Sánchez, que necesita los votos favorables de los siete diputados independentistas si quiere seguir a la Moncloa. A diferencia de Esquerra Republicana, la formación de Laura Borràs i Jordi Turull todavía no ha designado oficialmente ningún representante para comandar la negociación porque no necesitan «gesticular» y porque Junts espera que los socialistas muevan ficha primero. Aun así, ya han empezado a circular algunos nombres de peso que podrían llevar el timón de esta negociación, donde Waterloo tendrá un peso específico.
Este equipo negociador, según algunas fuentes consultadas por El Món, estaría formado por el presidente al exilio, Carles Puigdemont, el secretario general del partido, Jordi Turull, y la líder de Junts a Madrid, Míriam Nogueras. También habría una persona que haría de puente con ERC y se encargaría de intentar consensuar una estrategia conjunta con los republicanos. Esta figura recaería en el presidente del grupo parlamentario de Juntos, Albert Batet, que, además, es un hombre de la confianza de Carles Puigdemont.
Aun así, fuentes oficiales del partido ni confirman ni desmienten estos nombres porque «no estamos en este escenario» y tampoco concretan si la ejecutiva nacional tendrá que avalar los nombres del equipo negociador. A pesar de que «circulan muchos nombres», admiten las mismas fuentes; explican que hoy por hoy el partido se quiere centrar en las dos condiciones que ha fijado el partido para permitir la investidura de Pedro Sánchez y que el portavoz de Junts, Josep Rius, trasladó la semana pasada. «Junts no investirá Pedro Sánchez a cambio de nada y negociaremos de acuerdo con estos dos grandes ejes», remarcó después de la última ejecutiva antes de las vacaciones.

Puigdemont rechaza una solución personal
La formación y el mismo Carles Puigdemont han rechazado de todas todas que una solución personal para el expresidente pueda ser moneda de cambio porque el PSOE y Sumar se aseguren una mayoría absoluta tanto por la investidura como para afrontar con garantías la legislatura. Así, Josep Rius ya dejó claro que «el presidente no ha ido al exilio para buscar una solución personal, quiere una solución colectiva» en el conflicto político. Por otro lado, Puigdemont ha reiterado que la presión a Junts no servirá de nada y que si hay repetición electoral no será culpa de la formación independentista. De hecho, la formación cree que puede salir reforzada si hay nuevas elecciones porque no se habrán movido un milímetro de sus exigencias.
Las diferencias con ERC dificultan un frente común
Esquerra ya ha designado su equipo negociador, con Teresa Jordà de portavoz y gran parte de la dirección perfilando la estrategia a seguir. La presión a Junts para que rebaje sus pretensiones y acepte un precio realista para pactar la investidura de Pedro Sánchez no se ha hecho esperar. Los republicanos, que han sacado pecho de los indultos durante la campaña, proponen ahora tres cuestiones clave: mantener la mesa de diálogo para continuar avanzando hacia el referéndum y la amnistía, el traspaso de Cercanías y un nuevo modelo de financiación que acabe con el déficit fiscal, y esperan que Junts rebaje sus pretensiones. ERC, de hecho, quiere evitar el escenario de nuevas elecciones después de la derrota sufrida en las municipales, donde perdieron más de 300.000 votos; y las generales, donde se dejaron más de 400.000.

Las conversaciones van para largo
Todo hace indicar que, como ya subrayó ayer Pedro Sánchez, que las conversaciones no se abrirán hasta después de la constitución de las Cortes españolas, fijada para el 17 de agosto; y Junts per Catalunya no tiene prisa porque considera que la pelota está en el tejado de los socialistas y que son ellos los que tienen que hacer una propuesta convincente si quieren seguir a la Moncloa. Una vez constituida la Mesa del Congreso, las formaciones tendrán cinco días para constituir los grupos parlamentarios y esta será la primera prueba de fuego para ver como pueden ir las negociaciones entre PSOE y Junts. A estas alturas, Esquerra y Junts no tienen garantizado un grupo propio y con los resultados en la mano irían directas a formar parte del grupo mixto. Aun así, los socialistas podrían facilitarlo, si retienen la Presidencia de la cámara, buscando fórmulas porque las dos formaciones independentistas puedan disponer de todos los derechos que comporta tener un grupo propio.