Helena Solà es maestra y psicóloga -está finalizando la carrera-, dos condiciones que la convierten en una candidata óptima a la presidencia de Esquerra Republicana. Pedagogía y psicología. Su partido y el independentismo necesitan ahora más que nunca profesionales de ambos ámbitos. Y aún más, una centauro. En tres ocasiones ha sido candidata a la alcaldía de Cerdanyola del Vallès, en una lenta escalada de concejales, pero que no le sirvió para derrotar la hegemonía del PSC. Ahora ha decidido formar tándem con Alfred Bosch y se presenta dentro de la opción de Foc Nou para presidir Esquerra. Después de años de adhesión al matrimonio político que ha definido el partido en este ciclo -el ciclo del Progrés-, Oriol Junqueras y Marta Rovira, se siente decepcionada con el divorcio de los dos líderes, cree que ha llegado el momento del relevo y denuncia el desgaste que sufren: «Nunca en diecinueve años había visto a nuestros votantes tan indignados». Solà proclama que es necesario mantener el fuego para lograr un referéndum, pero -eso no- no aclara cómo Cataluña podrá ser independiente en 2030.
Fue curioso el debate que hicieron el otro día los tres candidatos a la presidencia del partido. Allí pasó una hora y no pasó nada. Usted y Xavier Godàs parecían jugadores de un amable partido de petanca y Oriol Junqueras hacía un mitin sin escucharlos…
¡Yo lo intenté, eh! Quien pudo seguirlo pudo constatar que un debate es un debate y aquello era más como una exposición de temas. En 2019, que fue el último año que me presenté como candidata a la alcaldía en Cerdanyola, participé en un total de seis debates en catorce días y me parece bien que haya una ronda de exposiciones, pero después debe haber un espacio para poder hacer el debate propiamente dicho. Pensando en lo que pasó el otro día, diría que en primer lugar uno debe tener ganas de debatir, porque, si vas a evitar la confrontación de ideas, no debatirás. En cierta manera, eso es lo que me encontré. Intenté confrontar ideas, resaltar un poco lo que me parece que chirría… Era importante no quedarme callada y señalarlo, pero no. Aquello no era un partido de tenis. Aquello fue como un partido de frontón. Lanzabas la pelota, pero nada más.
¿Por qué Oriol Junqueras evita el enfrentamiento?
Al menos, el enfrentamiento público. Es evidente que lo intenté. Hubo contradicciones y creo que es saludable señalarlas. Hay contradicciones en las que el señor Junqueras cayó cuando asumió el debate.
Cuando dice usted “enfrentamiento público”, ¿quiere decir que hay otro en privado? La candidatura Militància Decidim controla cuadros, una parte del ejecutivo, la comisión organizadora del congreso… ¿Juega limpio?
Nosotros hemos hecho lo que debemos hacer. Lo que he hecho yo en otras campañas como candidata a la alcaldía. Como creo en los valores republicanos, los practico. Cuando entré en política, en 2011, que era el primer año en que me presentaba como candidata a la alcaldía, hablaba mucho de hacer una política kantiana, en el sentido de defender que el fin no justifica los medios. Sigo pensando eso y aplicándolo a mi vida. Puede sonar un poco ingenuo, de ir con la flor en la mano, pero al final creo que en política no hay solo lo que quieres hacer, sino cómo lo haces.
No me contesta. No le pregunto qué hace usted, sino qué hace la otra candidatura, la que ha obtenido más avales y la que es dominante.
¡De acuerdo! [Sonríe]. Lo que digo es que nosotros hemos hecho una campaña de ir a los lugares, explicarnos…
Sí. Ya lo he entendido. Pero ustedes no controlan ni el ejecutivo ni la comisión organizadora del congreso. Le pregunto por los otros…
Nos hemos encontrado que ha habido militantes, personas, que nos han dicho que se han sentido más o menos forzadas a prestar el aval. O que nos explican que se les han ofrecido cargos. O incluso que se les ha coaccionado buscando su aval. Los avales son una demostración de fuerza porque al final lanzas un mensaje claro, aunque después no se corresponda con el número de votos finales.
¿Cree que al final el resultado de la votación no se corresponderá con los avales iniciales?
Estoy segura. No habrá proporcionalidad entre los avales y los votos. Porque el aval no es secreto y el voto, sí. Aquí hay una gran diferencia. Hay gente que se ha sentido coartada o que incluso había prometido el aval antes de que se iniciara el período correspondiente. La gente es honesta y, si promete el aval a alguien, lo mantiene. También es cierto que hay quienes no han esperado. Han dado el aval al primero que ha pasado por su municipio y después nos han dicho que lo sentían, que no nos podían avalar a nosotros porque ya lo habían hecho. Por lo tanto, los resultados pueden variar.
Dice que hay gente que se ha sentido coaccionada…
Hay diversos factores. Ya se lo he dicho. Uno es que el voto es secreto, mientras que el aval no lo es. Otro, esta gente que se ha podido sentir coaccionada de manera más o menos directa, con llamadas, promesas de cargos. O bien al contrario: “Si no me avalas, no harás nada en el partido”, por ejemplo. O esta insistencia: “Nos tienes que firmar, nos tienes que avalar”, delante de ellos, con el bolígrafo en la mano. Hay gente que se ha sentido coartada, no con ninguna amenaza concreta, pero se han sentido así, y han terminado firmando. Y esto nos lo han hecho saber varias personas. Hombre, si a mí alguien me coarta el derecho a avalar, seguramente no votaré a esta candidatura que ha conseguido mi aval de esta manera. Creo que el día 30 de noviembre habrá sorpresas. Al menos así lo espero.
¿Qué le pasará a Esquerra Republicana si Oriol Junqueras gana estas elecciones?
Lo que le ha pasado estos últimos años. Si él ha presidido el partido estos últimos años y estamos donde estamos… Si hemos perdido dos tercios de los votos en cinco años y hemos tenido bajas de militancia, ¿qué nos hace prever que la cosa cambiará? A mí personalmente, nada. Entonces, si continuamos con las mismas personas haciendo las mismas cosas, el resultado será el mismo que hemos visto hasta ahora. Creo que perderemos más votos, que perderemos más militantes y que habrá algún momento en que tocaremos fondo.
¿Está destruyendo el partido Oriol Junqueras?
Mmmm… Yo quiero pensar que… Quiero pensar que la militancia es la máxima responsable del partido al final, porque somos asamblearios y, por lo tanto, la militancia será la que acabará decidiendo el futuro este 30 de noviembre.
Eso quiere decir que podría ser la militancia la que se cargue el partido…
No. Lo que quiero es que la militancia tenemos una responsabilidad el 30 de noviembre. Yo apelo a esta responsabilidad. Al final, la capacidad que tenemos votando es decisiva.
No me contesta. Se lo preguntaré de otra manera. Más allá de la decisión de los militantes, ¿ahora Oriol Junqueras puede estar haciendo daño al partido?
A ver… Yo creo que… La situación que se ha dado entre la secretaria general, Marta Rovira, y el presidente del partido, Oriol Junqueras, y su resolución, no han sido buenas. Creo que un buen liderazgo debe saber también cuándo debe retirarse. Y un buen liderazgo, un liderazgo sano, debe evitar una crisis como la que estamos teniendo. No creo que sea un buen liderazgo cuando estamos sufriendo lo que estamos sufriendo. Personalmente, si soy elegida presidenta, yo no estaré trece años. A lo sumo estaré ocho, porque creo que los ciclos deben ser a lo sumo de ocho años. Esto es saludable para cualquier organización, para la persona misma que ocupa el cargo y para todo el entorno. Estar tantos y tantos años y querer continuar ocupando el mismo cargo… Pero no lo digo porque sea Oriol Junqueras, sino porque es una cuestión en la que creo. Por un tema de salud, de renovación, de cambios de equipos. Por lo tanto, creo que no le está haciendo ningún favor.
¿Hay diferencias entre Militància Decidim y Nova Esquerra Nacional?
Nosotros entendemos que son el mismo equipo de personas, que seguramente por motivos personales -incluso te diría que emocionales, más que no políticos- se han dividido. El aparato se ha partido en dos. ¿Qué es lo que ha pasado? No lo sé. Lo digo porque a menudo me lo preguntan. Yo no lo sé. Tal vez algún día lo sabré o se sabrá. O sabremos una parte. Aquí ha habido una división muy fuerte de un tándem -Oriol Junqueras y Marta Rovira- que era muy potente, que ha recibido todo el apoyo, prácticamente al cien por cien, de toda la militancia. Desde el primer momento, desde 2011. Yo misma los voté en 2011, 2015, 2019 y 2022. Han tenido la confianza yo creo que casi ciega de la mayoría de la militancia. En el momento en que este tándem se rompe ha habido sorpresa por gran parte de los militantes, que no hemos entendido qué es lo que ha pasado, cómo se ha producido esta fractura. Cada uno se ha llevado su equipo. Esta es la visión que nosotros tenemos. Al final Nova Esquerra Nacional y Militància Decidim acaban siendo lo mismo, pero fragmentados.

¿Usted leyó Tornarem a vèncer, el libro que Junqueras y Rovira escribieron a cuatro manos?
Sí. Lo leí y, además, lo presenté.
Lo leyó y lo presentó. Muy bien. Allí explicaban su versión del proceso y desgranaban todo lo que el partido ha hecho después. ¿Alguien puede sorprenderse ahora de lo que ha pasado después, de cómo ha ido Esquerra, si allí quedaba bien claro?
No sé. Quizás era un libro…
Premonitorio. Quien aceptaba esas tesis no puede quejarse después de las consecuencias. Era un programa político.
Quizás sí. Lo que pasa es que también debemos pensar que quizás no han aplicado las propuestas del libro. Creo que no se han aplicado. Porque eso de “ampliar la base”… Yo creo que hemos ampliado la cúpula y no hemos ampliado la base. Al final, a costa nuestra, quienes han ampliado la base han sido Junts y el PSC. Ampliar la base no es tomar personas que salen de otros partidos políticos. Ampliar la base es hacer pedagogía y explicar a las personas por qué les conviene votar a Esquerra Republicana, por qué les convienen las políticas de izquierdas, por qué conviene la independencia de nuestro país… Quizás porque soy maestra, pero, como creo firmemente que las políticas de izquierda son lo mejor que nos puede pasar y la independencia es lo mejor que nos puede pasar, pues, eso se debe explicar a todo el mundo. Debemos poder debatirlo y debemos poder aclarar dudas de por qué pensamos lo que pensamos. Debemos ampliar la base y debemos crecer de verdad. Es evidente que, si queremos ser independientes, debemos ser más. Y en caso de hacer un referéndum, debemos ganarlo. ¿Y esto cómo se hace?
¡Ampliando la base! [ríe].
Sí, pero no de la manera en que lo han hecho. No ampliando la cúpula del partido. Ampliando la base de verdad y explicando a las personas el porqué. Por qué son independentistas.
Es muy significativo que Esquerra quisiera sustituir al PSC en el área metropolitana, en Barcelona o en Tarragona, y ver cómo ha terminado la cosa…
Con perdón. [Lo dice en voz más baja]. Creo que alguien me matará por esto que diré ahora… [Recupera el volumen habitual]. Creo que hemos ido perdiendo un poco nuestra esencia -un poco, no, creo que hemos ido perdiendo nuestra esencia- y nos hemos ido pareciendo al Partido Socialista. Tanto por tanto, la gente elige la marca y no la marca blanca. Uno de los problemas que hemos tenido es aparcar la independencia. Dejarla de lado porque quizás la gente no nos votará… “¡Es que ya saben que somos independentistas!”. Y como ya lo saben, no hace falta irlo diciendo. Y sí, sí que hace falta irlo diciendo. Y hace falta hacer campaña. Y hace falta trabajar. La independencia no vendrá sola. Se debe trabajar día a día. Y esto se ha aparcado.
Por otro lado, hemos hecho políticas poco claras. O mensajes poco claros, que terminan cayendo en contradicciones. Como ahora, los Juegos de Invierno. O decir que no queremos el Hard Rock cuando… Para que la gente nos entienda: el Hard Rock es como el caso Castor. Si no lo quieres, debes indemnizar a la empresa. ¿Podemos hacerlo? ¡Vaya! ¡Expliquemos las cosas! Escúchame, esto no es viable. Y si es viable, debemos indemnizarlos con este importe, que desconozco cuánto es y no sé si se ha hecho un estudio para saber de lo que estamos hablando. En todo caso, estamos hablando de muchos millones. En Cerdanyola nos hemos encontrado con un caso similar. Hay un derecho adquirido y debes compensarlos.
Decimos: “¡No queremos el Cuarto Cinturón!” o “¡No queremos el Hard Rock!”, pero no explicamos a la gente qué pasa. Al final terminas haciendo el Cuarto Cinturón. Y deberías decirles: “Mira, no lo queremos, pero al final debemos terminar haciéndolo a cambio de esto y aquello”. Cuando terminas perdiendo la coherencia, porque rechazas una cosa antes y en el gobierno terminas haciéndola, la gente no entiende estos mensajes contradictorios. Al final, terminas dejando de ser previsible. Al final, la gente piensa: “Esquerra dice una cosa y termina haciendo la otra. Dice que no investirá al señor Illa, que es un delegado de la Moncloa y se pasa la campaña electoral con eso, y después lo votan”…
Dice que hay que hacer campaña y trabajar por la independencia. Dice también que hay que ser sincero y coherente. Foc Nou acaba de hacer público un plan para llegar a la independencia en 2030. Le han puesto fecha. ¿No cree que esto es volver a engañar a la gente?
Alfred Bosch lo explicaba el otro día cuando lo presentamos, este plan. Le hemos puesto fecha el 2030 porque existe la agenda 2030.
Por lo que sea. Pero puede haber gente que vuelva a creer que esto será ineluctable. Que se pueden dar las condiciones para conseguir la independencia en cinco años.
Tenemos cinco años, sí. Tenemos cinco años para hacer un trabajo. Además, es cierto que, si tomamos como marco de referencia lo que pasó en 2017, entiendo que puede costar entender. Pero, ¡vaya!, es que al final pedimos algo tan sencillo como que se pueda hacer un referéndum de autodeterminación…
¿Tan sencillo?!
Tan sencillo. Este verano he estado en Quebec…
Sí, claro. Pero Canadá no es España. ¿O sí?
No. Desafortunadamente. Porque hay muchas diferencias.
Obviamente.
Y ojalá comenzáramos a caminar hacia allí.
No depende de nosotros.
Ya, ya lo sé. En Quebec han hecho dos referéndums. En Escocia han hecho otro. ¿Qué han hecho el gobierno británico y el gobierno canadiense? Seducir a los quebequeses y a los escoceses para que voten que no.
Qué bonito. Aquí podrían hacer igual, si esto fuera Canadá o Gran Bretaña. Entonces, ustedes podrían hacer un plan 2030 para hacer un nuevo referéndum. Pero estamos en Cataluña y aquí, en lugar de aceptar el referéndum, enviaron a la policía para secuestrar las urnas y golpear a la gente, y después esparcieron a los jueces.
Creo que tenemos una especie de síndrome de Estocolmo. Sufrimos indefensión aprendida. En psicología esto está bien estudiado. Para resumirlo: hagas lo que hagas, las cosas no saldrán bien. La indefensión aprendida es no hacer nada, porque al final las cosas no pueden cambiar. No hacer nada porque da igual, porque al final no obtendré ningún resultado.
¿El Proceso no salió bien porque las cosas no se hicieron bien o sencillamente porque es demasiado difícil?
Es difícil porque hay un Estado que no lo quiere, pero hay un pueblo que sí lo quiere. Pero lo que no podemos hacer es rendirnos. Lo que debemos hacer es seguir batallando. Y lo que debemos hacer es ser más y trabajar en varios frentes. Trabajar en el frente internacional. Este es un trabajo que debe hacerse. Y trabajar con España, nos guste más o menos. Al final deben entender que tenemos todo el derecho a poder decidir como pueblo. Además, es un derecho reconocido. Debemos trabajar también con las diferentes entidades independentistas…
Eso es insistir pero sin muchas novedades…
¡Es que lo hemos aparcado! ¡Es que ahora no hacemos nada!
¿Se ha aparcado la cuestión por la represión? ¿Por los riesgos que supone retomarla después de la prisión y el exilio? ¿Se ha aparcado porque no se hizo bien y nadie sabe hacerlo mejor? ¿Por qué se ha aparcado?
Yo creo que hay miedo.
Y usted no lo tiene.
Hombre, sí, claro. Pero como creo firmemente que el mejor futuro que pueden tener mis hijos y cualquier persona que viva aquí es ser independientes, debemos seguir presionando. Lo que no haré será decir: “Mira, lo dejo como imposible”. No. Es un derecho que tenemos. Y debemos lucharlo y batallarlo. Ya sabemos que no es fácil, de acuerdo, pero…

La persona que más presionaba a Oriol Junqueras se llama Marta Rovira. De hecho, cuando el presidente Puigdemont decidió convocar elecciones con el visto bueno de su vicepresidente ella fue una de las voces de Esquerra que criticó duramente la decisión en público. Era de las que más presionaban en aquel momento…
Cuando pasó aquel 1 de octubre no sé si supieron prever qué pasaría. No sé si no lo supieron prever, no lo sé…
Si no lo previeron, actuaron de manera irresponsable.
No lo sé. Yo era concejala en aquel momento, me hice responsable de un colegio electoral, no estaba en la cocina…
Si le comento esto, es porque ahora podría pasar igual.
No. Ahora no puede ser igual.
¿Por qué?
Porque estamos en un punto más adelante.
¿En qué punto?
Estamos en el punto de que ya lo hemos hecho, no nos ha salido bien y debemos aprender.
Ya lo hemos hecho, hemos cometido muchos errores y ahora los repetiremos…
No. Aprenderemos para no repetirlos. Lo haremos mejor. Tenemos una buena base. Es decir… Mira, es como un investigador que hace una búsqueda y no lo consigue. Eso también es un éxito. Porque ya sabes que por allí no te ha ido bien. Entonces, abre otra puerta. Aprende y busca otra vía.
Pero los nuevos métodos que ustedes proponen en ese documento no suponen un gran cambio si los comparamos con los que han fracasado hasta ahora.
No es exactamente eso lo que planteamos. Lo que planteamos es que ahora estamos en 2024, es cierto que la fuerza independentista en el Parlamento se ha reducido -esto es una evidencia- y no lo estamos haciendo bien. ¿Qué estamos haciendo mal? La disputa constante de los partidos independentistas. Por lo tanto, contra esto hay un remedio, que es encontrar un espacio que no sea de confrontación permanente. Esquerra Republicana consigue una mesa de diálogo. Entonces sale Junts diciendo que la mesa de diálogo es un desastre y que no sirve para nada. Muy bien. Segundo punto, la amnistía. Junts dice que se ha quedado coja, porque le faltaba no sé qué… Esta confrontación no puede ser.
Ya sabemos que aquí hay un problema. Terminamos generando desafección en el votante independentista, porque, si continuamente ves que los independentistas nos peleamos, al final la gente nos manda a paseo. Solo hay que ver las manifestaciones de la Diada de hace unos cuantos años comparadas con las que hacemos ahora. ¿Qué nos ha pasado con estas manifestaciones? Esto es un termómetro también. La gente prefiere quedarse en casa y aprovechar el día festivo que no ir a manifestarse. Todo esto son indicadores de que no lo estamos haciendo bien. Por lo tanto, debemos hacer cambios. Debemos encontrar un espacio en el que con Junts podamos tirarnos los trastos a la cabeza por cualquier motivo -vivienda, movilidad, modelo de país, alquileres, sanidad pública, lo que sea…-, pero hay un punto en que no podemos hacerlo. Con Junts, con la CUP, con las entidades independentistas… No es posible que salga la Asamblea Nacional Catalana a criticar a Esquerra porque ha hecho no sé qué o por lo que sea. Porque nos estamos marcando goles en propia puerta. Aquí debemos hacer un cambio.
Sí que aprendemos de los errores. Y los errores nos permiten ir avanzando. Ya sé que esto es un escenario que puede parecer un poco kumbayá, pero si lo que realmente queremos -y nosotros lo queremos- es la independencia, debemos ser capaces de llegar a este acuerdo.

Cuando Junts se fue del gobierno de Pere Aragonès aduciendo que Esquerra no cumplía el acuerdo que había suscrito al principio de la legislatura se equivocó enormemente o entienden que tenían una parte de razón en la crítica?
No conozco los detalles, no sé realmente qué pasó, pero yo creo que aquí también hubo… No lo sé, no te lo sé decir porque yo no estaba en la cocina. Ahora, no se puede estar en el gobierno haciendo de oposición. Este es uno de los problemas que tuvo Junts. Debes ser coherente. O estás en el gobierno o estás en la oposición. No puedes estar en un lado haciendo del otro. Yo creo que aquí hubo una ruptura. No sé si el objetivo de ir hacia la independencia se cumplía o no se cumplía y por tanto Junts salió por este motivo o es que estaban haciendo este papel en un gobierno en el que… Debes ser leal también cuando estás gobernando. Y creo que no lo fueron.
Si no se puede seguir adelante con Oriol Junqueras, por todo lo que ha comentado antes, tampoco se debería poder hacerlo con Carles Puigdemont. ¿Cómo se entenderán ustedes si el segundo representa el mismo problema que el primero?
Este es un problema que Junts debería asumir.
Después de su último congreso, ya se ve que esto es todo lo contrario.
Sí, pero aquí hay un argumento que podría servir. Uno sostiene al otro. Yo también tengo amigos en Junts, que me dicen: “Claro, pero es que mientras tengáis a Junqueras debemos tener a Puigdemont”. Y hay gente de Esquerra que dice: “Es que mientras tengan a Puigdemont debemos tener a Junqueras”. Al final, uno justifica al otro. Si damos este argumento, podemos continuar así por los siglos de los siglos. No seré yo quien diga a Junts qué es lo que deben hacer o no deben hacer con Carles Puigdemont. Eso lo deben decidir ellos. Ahora, me gustará ver qué pasa si finalmente Junqueras no es presidente de Esquerra Republicana. Me gustará ver qué pasará con Carles Puigdemont en Junts. Porque esto también plantea un escenario diferente en Junts. Y Puigdemont corre más riesgo si no hay Junqueras. Creo que en cierta manera estos dos liderazgos se están sosteniendo uno al otro.
Si Oriol Junqueras no gana con la mayoría absoluta en la primera vuelta, ¿qué prevén hacer con Nova Esquerra Nacional para evitar que en la segunda termine convertido en presidente?
Estamos prácticamente a 48 horas de conocer los resultados. Creo que entre la recogida de avales y el 30 de noviembre han pasado muchas cosas. Ha habido un debate en medio, por ejemplo. Y ha habido más entrevistas en los medios, más encuentros con la militancia… Creo que los resultados no serán, como he dicho antes, proporcionales con los avales. ¿Qué quiero decir con esto?
¡Que espera que habrá un milagro!
No, no, no. Yo soy atea. No creo en los milagros.
Quién sabe…
Es cierto, pero creo más en la ciencia. O mejor, creo en la ciencia. Pueden pasar muchas cosas y se pueden dar muchos escenarios. Puede ser que alguien pase con más del 50 por ciento de los votos. O puede que no y vayamos a segunda vuelta. Dentro de este segundo escenario nosotros tenemos varias opciones. Pactar con unos o con otros. Pero no tenemos ninguna prioridad. Hemos hablado con las otras dos candidaturas, pero no hemos llegado a ningún acuerdo ni con unos ni con otros. Pero ni de cerca, eh. Hemos hablado de cosas superfluas, pero no hemos llegado a ningún acuerdo con nadie. Ni siquiera hemos marcado una base mínima. No hay nada. Nosotros podremos llegar a acuerdos en base a nuestros objetivos y a las propuestas que tenemos marcadas. En base a eso, llegaremos a acuerdos o no. Puede ser que no lleguemos a ningún acuerdo con nadie. Lo repito: el 30 de noviembre es pasado mañana, pero no creo que esta sea una carrera de cien metros lisos. Creo que esto es una maratón. Debemos tener esta perspectiva.
Terminamos. Les he oído decir tanto a Xavier Godàs, por una parte, como a Alfred Bosch, por la otra: “Nosotros podemos hacer caer al gobierno”. Eso me recuerda la letra de Els Segadors: “Cuando conviene segamos cadenas”. Pero resulta que no parece que convenga nunca. El gobierno de Sánchez y el de Illa pueden continuar mucho tiempo. Realmente, si ustedes ganan, ¿serán mucho más exigentes?
Sí, sí, sí. Eso no hace falta decirlo.
Si no les aceptan un referéndum, ¿podrían hacer caer a los dos gobiernos?
El gobierno del señor Illa, no lo podemos hacer caer, porque una moción de censura es inviable. No lo podemos hacer caer.
De acuerdo. Si ese es el argumento, el del señor Sánchez, tampoco.
Exacto.
Pues, no pueden hacer caer a nadie.
Es complejo, sí. En este contexto, no. En otro, podría ser. Seamos realistas, es un tema matemático.
Por lo tanto, cuando conviene segamos cadenas.
Cuando conviene y cuando puedes. Ahora mismo, en este contexto, difícilmente. Ahora, que no podamos hacer caer un gobierno no significa que no podamos apretarlo. Que no haya presupuestos, por ejemplo. A veces, los de Esquerra Republicana nos ponemos en el centro de la diana cuando no hay necesidad de hacerlo. Eso hicimos este verano. Pero ¿quién nos mandó negociar con el Partido Socialista? ¿Por qué no se preguntó a la militancia primero si debíamos hacer esta negociación? Es lo que he dicho antes. Es una incoherencia que te pases la campaña diciendo que el señor Illa es un delegado de la Moncloa y luego en junio…
¡Te vas a la Moncloa!
Claro. Tienes un interés y eres proactivo para negociar con el Partido Socialista. Y te preguntas: “¿Pero qué nos ha pasado? ¿Por qué este interés ahora?”. Si yo como militante no lo entiendo, imagínate la gente de la calle. Aún menos. Con diecinueve años y medio que hace que soy militante, doce de los cuales como concejala en mi ayuntamiento, es la primera vez que me encuentro con la gente tan enfadada. Nunca antes me había encontrado a nuestros votantes tan indignados. Y no lo entienden. Cuando haces algo que tu votante no entiende estás cometiendo un error. Y quien no lo entienda, pues tiene un problema.
Si gana Oriol Junqueras, ¿usted continuará en el partido?
Sí. Continuaré en el partido y, además, con más motivación que nunca, porque creo que seré más necesaria que nunca.