La oficialidad del catalán vuelve a estar sobre la mesa del Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, que este martes se reúne en Luxemburgo. No se prevén grandes anuncios, pero los 27 ya han avanzado que esperan recibir explicaciones “convincentes” por parte de España. La delegación española tiene asumido que, si se acaba votando su propuesta de oficializar el catalán, el vasco y el gallego, será en la próxima reunión, programada para el 15 de noviembre, dos semanas antes del límite para la repetición electoral.

El Ministerio de Exteriores hace semanas que prepara una operación política y diplomática de equilibrios y cortafuegos porque muchos estados temen un efecto contagio si se oficializan lenguas minoritarias. En la reunión de este martes, la oficialidad del catalán se tratará como un “informe de progreso” que durará un máximo de 30 minutos, pero Exteriores tiene muchas esperanzas de poder allanar el camino para una futura votación. El jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, tiene previsto aclarar todas las dudas planteadas por los estados miembro.

Reunión del Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea para tratar la oficialidad del catalán, el vasco y el gallego / ACN

Las dudas de los 27, principal escollo

La mayoría de los comentarios que los gobiernos europeos han trasladado a la delegación española se resumen en dos grandes carpetas: quién pagará el coste de las traducciones adicionales y cómo se abordará la oficialidad de las tres lenguas cooficiales sin crear un precedente para el resto de lenguas minoritarias. Las gestiones que la Generalitat ha hecho a través de sus delegaciones en toda la UE han servido para constatar que ningún país está totalmente en contra de la oficialidad del catalán, pero tampoco hay ninguno que se haya pronunciado a favor de manera oficial. La gran mayoría están a la expectativa.

En una atención a los medios antes de la reunión en Luxemburgo, Albares ha asegurado que la propuesta española se ha “adaptados” a los comentarios de los estados. El ministro de Exteriores ha confirmado que España se ofrecerá a pagar el coste de las traducciones adicionales que supondría la oficialidad del catalán. En paralelo, defenderá el “caso único” del estado español, donde las tres lenguas son “cooficiales”, están recogidas en la Constitución y forman parte del día a día del Congreso y el Senado. Albares ha vuelto a recordar que el catalán, por ejemplo, lo hablan 10 millones de personas, más que muchas de las lenguas que ya son oficiales en la UE. 

Los equilibrios de Albares en Madrid y en Bruselas

La oficialidad del catalán en la UE es una de las condiciones que el independentismo ha puesto sobre la mesa para investir a Pedro Sánchez y la Moncloa es muy consciente de ello. Albares ha tenido que navegar entre las dudas y las desconfianzas que la propuesta española genera en Madrid y en Bruselas. Ante la presión de sus socios europeos, el ministro de Exteriores llegó a proponer una aplicación de dos velocidades para priorizar el catalán y dejar para más adelante el vasco y el gallego, pero la solución no gustó a Bildu, el PNV y el BNG, mientras que en Bruselas fue recibida con indiferencia porque no resolvía los problemas de base que plantea la reforma de los tratados europeos y, además, ningún estado había pedido específicamente esta posibilidad.

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