“Hace falta la creación de un mecanismo de mediación y de verificación que aporte las garantías del cumplimiento y seguimiento de los acuerdos que los dos grandes partidos políticos españoles no están en condiciones de darnos. La total falta de confianza entre las partes hace que este mecanismo sea imprescindible, y que tenga que operar desde el inicio de las negociaciones. Nuestra experiencia nos impide tener ninguna confianza en la palabra que nos den; sería una irresponsabilidad emprender una negociación de futuro que no cuente con este mecanismo”. Son las palabras que Carles Puigdemont pronunció durante su conferencia en Bruselas, y una de las «condiciones previas» que fijó para el PSOE y Sumar de cara a las negociaciones para facilitar la investidura de Pedro Sánchez como presidente español.

La demanda de un mediador, o relator, ha sido recurrente por parte del independentismo ante eventuales negociaciones y siempre ha sido rechazada por el estado español, que quiere limitar el conflicto con Cataluña a un asunto interno y, en este caso, encarece una negociación entre los partidos para la investidura. Expertos consultados por El Món creen que la figura tendría que recaer en una persona «neutral» de alcance internacional y rechazan que el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero pueda hacer este papel porque sería un representante socialista más en la mesa.

Los analistas exponen que no está «nada claro» que el PSOE «esté de acuerdo a incluir un mediador», pero también señalan que los socialistas «estaban en contra de la amnistía y veremos qué acaba pasando, también se habían mostrado en contra de los indultos e indultaron, se oponían a la reforma del Código Penal, y lo reformaron». El catedrático de Ciencia Política de la UB Jordi Matas remarca que «aquí nadie se fía de nadie, la confianza está bajo mínimos y esta figura es importante». Por el contrario, el profesor de Ciencias Políticas de la UOC Marc Guinjoan descarta «bastante» que se pueda acabar utilizando el concepto de ‘mediador’, pero opina que «se puede llegar a otro tipo de figura que incomode menos al gobierno español».

Puigdemont y Yolanda Díaz se reúnen en Bruselas / EP

Matas cree que esta figura que reclama Puigdemont tiene que tener un «papel activo» más allá de ser un «simple notario» que levanta «acta y certifica» el que se llama y se negocia. Según él, tiene que «ir encontrando soluciones de consenso, amortiguar las diferencias o conflictos que pueda haber en la negociación, limar las diferencias entre unos y otros». Guinjoan cree que Carles Puigdemont más bien se refirió a encontrar una persona que «certifique si los acuerdos se están cumpliendo y haga un poco de fiscalización». «No entendí que fuera propositivo en el sentido de proponer políticas públicas», puntualiza.

El catedrático de la UB comparte que el mediador tiene que hacer «el trabajo de certificación y de aval», pero defiende que se le otorgue «un peso adicional» porque estamos ante «un conflicto muy profundo, que se arrastra desde hace mucho tiempo, un conflicto enquistado y un conflicto en el cual ha habido una represión mucha dura». En este sentido, añade que las visiones «son tan distantes y tan inamovibles» que esta persona podría situarse «por encima de los partidos» e ir «mediando, interlocutando, proponiendo acuerdo y soluciones». Aun así, Guinjoan ve «complicado que todo esto pueda pasar a corto plazo», pero apunta que todo depende de la capacidad negociadora.

Negociación compleja

Jordi Matas añade que el PSOE no puede pretender afrontar esta negociación de una forma «estándar» porque se está en un marco de «conflicto político» y «represión», y en esta situación «no puedes jugar a ir de farol» y jugar con el tiempo». Además, considera que si se han tomado el agosto de vacaciones, tienen un problema. Se tendría que haber empezado a hablar el 24 de julio porque es una negociación extraordinaria en un contexto insólito». En cambio, el profesor de Ciencias Políticas de la UOC señala que la negociación se enmarcará más en «termas de políticas autonomistas que no soberanistas» porque «si no, no llegarán a negociar». En este aspecto, Guinjoan señala algunos hitos importantes como la financiación, Cercanías o la lengua más allá de su uso en el Congreso o la oficialidad en Europa.

Cuatro posibles candidatos

Los expertos coinciden a señalar que, si se designa un mediador, tiene que ser una persona «neutral» y no puede ser una «persona de parte» como José Luis Rodríguez Zapatero, militante del PSOE, porque seria como si Junts per Catalunyaa propusiera al expresidente Artur Mas. «Evidentemente, tiene que conocer el caso, pero tiene que ser una figura que no esté connotada ideológicamente», defiende Matas, y añade que «tendría que tener un reconocimiento internacional y si puede tener cierta experiencia mejor». «Si es una persona que haya mediado en conflictos políticos estaría bastante bien», resalta.

Los dos coinciden en que el Centro Carter, con quien Puigdemont se reunió el abril del 2017; la Fundación Henri Dunant, que ayudó en las conversaciones entre el gobierno español y ETA; el expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que el mismo Puigdemont propuso en el libro La crisis catalana. Una oportunidad para Europa (La Campana); o el expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz serían candidatos «fantásticos» porque tienen «prestigio internacional». «Sería una figura clave para encontrar una salida conflicto político», remarca el experto de la UB, y subraya que el escogido «tiene que tener un aval y repercusión internacional».

Puigdemont y Ambler Moss en un encuentro / Diplocat

Pero Marc Guinjoan rebaja las expectativas porque «no estamos en la tesitura que España quiera aceptar esto, porque sería dar una connotación internacional al conflicto que España siempre ha rechazado». «Desde el punto de vista independentista sería lo más deseable, pero me parece difícil que esto parezca factible», concluye.

Los precedentes de la figura del mediador

Este no es la primera vez que el independentismo, y Carles Puigdemont en concreto, piden la figura de un mediador. El 2 de octubre del 2017, el día siguiente al referéndum, Carles Puigdemont alertó el gobierno del PP que «el momento aconsejaba una mediación», y advirtió: «La mediación tiene que ser internacional para que sea eficaz». Pero 25 días más tarde los populares aprobaron en el Senado, con el apoyo del PSOE, la intervención de la Generalitat y la aplicación del 155.

Por otro lado, el mediador también fue la figura que encalló el arranque de la primera mesa de diálogo, porque el PSOE no lo ha aceptado nunca, cuando Quim Torra ocupaba la presidencia de la Generalitat. La entonces vicesecretaria general y portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, habló de «fases pasadas» y añadió que querían un diálogo «transparente, y que los mediadores sean los 47 millones de españoles».

El PSOE lo rechaza, pero Sumar tampoco lo ve con buenos ojos y el exdiputado de los comunes y el escogido para Sumar para negociar con Juntos, Jaume Asens, ve «difícilmente asumible» incorporar un relator internacional a las conversaciones porque lo considera «más propio de conflictos armados y procesos de paz» y esto «no deja de ser una negociación entre partidos». Pero ambos expertos avisan que la «aritmética es la que es» y el PSOE, así como la formación de Yolanda Díaz, necesitan los votos de los siete diputados de Junts per Catalunya para investir a Pedro Sánchez. «Si negocias muy allá se puede romper la cuerda y entonces la aritmética que has ganado en estas elecciones difícilmente la volverás a repetir. Tienes que tener cuidado, se puede tensar, pero hasta cierto punto», avisa Guinjoan.

Más noticias
Notícia: España se ofrece a costear la oficialidad del catalán en la UE
Comparte
La mayoría de estados miembros están abiertos a la negociación
Notícia: España se ofrece a costear la oficialidad del catalán en la UE
Comparte
La mayoría de estados miembros están abiertos a la negociación
Notícia: La batalla interna en el TC por Puigdemont se envenena con dos recusaciones
Comparte
El exilio pide apartar de los recursos a los magistrados conservadores Concepción Espejel y César Tolosa
Notícia: Junts y el PNB se reúnen en Waterloo en plenas negociaciones para la investidura
Comparte
Las dos formaciones se conjuran para "intensificar y optimizar las relaciones"

Comparte

Icona de pantalla completa