Josep Costa (Ibiza, 1976) ha sido lo tercer hombre en el conflicto por el nuevo mandato del ANC. Segundo en la lista de secretarios nacionales más votados después de Lluís Llach –con 3.105 apoyos, ciento y pico por detrás de los 3.268 del músico–, se ha mantenido apartado de la batalla por los cargos orgánicos, que han acabado ganando los llachistes. Verso libre del independentismo que ya ha levantado unas cuantas ampollas desde que dejó de ser vicepresidente del Parlamento como diputado independiente por Junts, Costa rompe el silencio en esta entrevista con El Món para dejar claro que no tira la toalla y que, sin considerarse de ningún bloque, piensa ser la disidencia ante los nuevos dirigentes de la entidad. Para él, lo que hace falta es un «debate de ideas» y no de personas, y pide que la Asamblea no tenga miedo de apartarse «del establishment independentista».

¿Cuál es verdaderamente el núcleo del conflicto en la ANC?

Evidentemente hay dos sectores. Los cargos elegidos pertenecen todos a una candidatura informal o a un sector organizado. Hay un grupo de gente que, legítimamente, desde hace mucho tiempo estaban preparando estas elecciones para tomar el control y el poder de la ANC y es lo que han hecho. Han colocado a gente de su sensibilidad en todos los cargos elegidos hasta ahora y pretenden hacerlo con todos los cargos que quedan por elegir. En el trasfondo hay la gente que se organizó en contra de la lista cívica. Es una candidatura que se ha formado alrededor del no a la lista cívica y que ha decidido apartar a los responsables del mandato anterior que la promovían y quieren sustituirlos. Por eso en este grupo que se ha impuesto en las elecciones hay los secretarios nacionales que dimitieron porque estaban contra la lista cívica.

Pero ha llegado un punto que parece que haya enfrentamientos personales…

No son enfrentamientos personales, sino un plan perfectamente trabajado para ocupar todas las funciones de responsabilidad dentro de la Asamblea. Hay un grupo de gente que se ha organizado, ha participado en las elecciones, ha ganado y ha tomado todos los lugares de responsabilidad. Sin ninguna voluntad de integrar o respetar otras sensibilidades. Han dicho explícitamente que no querían integrar la gente que había hasta ahora, sino que querían un cambio total. Pero evidentemente hay otro debate, muy grande, de fondo.

¿Cuál?

El debate de la lista cívica no es solo si la ANC apoya a una lista en el Parlamento de Cataluña que compita con los partidos. Cuando este debate se cierra, porque se ha cerrado, continúa habiendo un debate sobre el modelo de Asamblea que se defiende. Son modelos muy diferentes. Hay un modelo que no quiere conflicto con los partidos, que quiere dedicarse solo a la movilización, que quiere confluir o reencontrarse con las entidades y partidos del mainstream independentista. Y el modelo de la gente que defendía la lista cívica, que ha perdido la confianza en el establishment independentista. En el fondo se está discutiendo es si la ANC vuelve al establishment independentista o si es una voz independiente, sin temor a tener ideas propias y a defenderlas, aunque sea en minoría.

Usted ha mantenido cierta equidistancia. Es el segundo secretario nacional más votado, a poca distancia de Lluís Llach, y, aun así, ha optado por poca visibilidad durante el conflicto y no se ha querido presentar para ningún cargo. A pesar de que se lo considera próximo al sector que defendía la lista cívica sin que usted defendiera la lista cívica…

No he querido saber nada de estas batallas por el poder, estas batallas de personas y cargos. Esto siempre ha existido y siempre existirá. En todas partes. Cuando la gente me dice que de este modo no se puede ir a ninguna parte y que con tantos egos no haremos nunca la independencia, siempre respondo que los egos existen, son consustanciales en la vida política, social, cívica de cualquier país, y no podemos aspirar a que esto no exista. Siempre habrá ambiciones, vanidades, envidias, recelos, odios y afinidades personales. No soy naif. Pero a mí no me motiva. Yo me he presentado con el objetivo de contribuir al debate de ideas y al debate estratégico. Sobre todo teniendo en cuenta el momento que atraviesa el independentismo, en el que creo que tendríamos que estar hablando de todo menos de personas y de cargos. Yo me presento sin equipo. Al contrario de Lluís Llach, que viene preparado con todo un equipo de gente para tener todos los cargos. Yo quiero defender las ideas en las que creo. Y los que me apoyan es por eso y no para que forme parte de un grupo.

Josep Costa, ex-vicepresidente de la Mesa del Parlamento de Cataluña. Barcelona 04-06-2024 / Mireia Comas
Josep Costa, durante la entrevista con El Món sobre la situación de la ANC y el independentismo / Mireia Comas

Pero hay un sector que lo considera afín…

Evidentemente, hay gente que coincide más conmigo que otra. Pero es estrictamente por las ideas. Hay gente competente y trabajadora en todos los sectores. Y hay gente con quien no me sentiría tan cómodo en los dos sectores. Sobre la lista cívica, todo el mundo sabe qué pienso. He participado en docenas de charlas por todo el territorio con la ANC. En todo caso es un debate cerrado, porque se ha votado y ha salido el ‘no’. Pero yo no veía buena idea la lista cívica. El problema es el de la inoperancia y el de la desconexión de los grandes partidos respecto del activismo independentista. En este diagnóstico que hacen los defensores de la lista cívica estoy totalmente de acuerdo. Pero, como se ha demostrado, hacer la lista era muy arriesgado para una entidad civil como la Asamblea, podía generar una división y una crispación interna que a la práctica haría muy difícil que el proyecto pudiera tener éxito. Aunque hubiera ganado el sí a la lista, la división de la ANC en dos mitades hacía inviable que tuviera éxito. El problema del independentismo es de desmovilización, de gente desengañada y fatigada, que pide algo más que oír hablar de independencia. No es una cuestión de nueva oferta electoral. En las elecciones del 12-M, ha habido nueva oferta y ha tenido muy poco éxito.

¿Por qué pasa esto?

Porque se ha hecho, por parte de mucha gente, un diagnóstico equivocado sobre la abstención. Hay muchos independentistas que han dejado de votar, pero no han dejado de votar todos, o no han dejado de votar porqué tengan ganas de votar un partido independentista nuevo más creíble, sino que han dejado de votar porque ya no creen en nada. O simplemente porque no tienen tradición de votar. La participación del 12-M es un porcentaje que está un poco en la banda baja, pero ni siquiera es el más bajo de la historia. Es un porcentaje de participación autonómico normal y corriente. En 2017 fue a votar gente que no había votado nunca y que no ha vuelto a votar. No puedes hacer política pensando en esta gente, porque es la última que llega a las urnas. Antes, tienes que movilizar a todos los que hay entremedias. Y esto no lo haces con una campaña electoral. Por lo tanto, la voluntad de vertebrar una opción nueva que rompa con todo lo que ha pasado estos años ya se ha intentado y ya se ha visto que el problema no es el de las nuevas opciones, sino que es más profundo.

Como de profundo?

Hay que reconstruir el proyecto independentista y reconectarlo con la gente a partir de volverle a dar la credibilidad que ha perdido. Desde 2016 o 2017 la gente independentista sigue siéndolo, pero mucha gente ha dejado de creer que la independencia sea factible o alcanzable en un periodo razonable de tiempo. Esto lo cambia todo, tú no te sacrificas ni tomas riesgos por una cosa que no crees posible. Por simple idealismo, no haces lo mismo que para conseguir una cosa a tu alcance. Este es el gran reto del independentismo, volver a animar a la gente no con la ilusión de hacer la independencia, sino con la esperanza de que realmente la haremos.

Puesto que parece que esto no preocupa a nadie, mi apuesta es que la Asamblea haga este trabajo, con rigor y haciendo un buen análisis, de volver a dar un corpus intelectual y estratégico al independentismo para recuperar a la gente que ha dejado de creer que es posible. Porque la gente puede ser independentista, pero si cree que la independencia no es posible quizás no vota o vota por otros motivos, por ejemplo por temas como la limpieza en unas elecciones municipales o incluso por temas de gestión en las elecciones en el Parlamento. Se trata de que la independencia vuelva a estar en el centro del debate como un proyecto realizable a corto plazo. Y de que las elecciones vayan de la independencia y no de otra cosa.

Pero si el debate de la lista cívica está cerrado, cosa que dicen los mismos que la promovían, ¿por qué son tan irreconciliables los dos sectores de la ANC?

No se ha encontrado ningún puente porque no había ninguna intención de hacerlo.

¿Por parte de ninguno de los dos bandos?

Por los que tenían la mayoría. Se veían con fuerza suficiente para ocupar todos los cargos y no tenían ningún interés en llegar a ningún acuerdo.

Bien, si ganas, ganas…

Pero también es verdad que si han hecho falta seis o siete votaciones y tensionar las cosas hasta el punto que se ha llegado es que quizás no habías ganado del todo.

Ellos dicen que el problema era que había una minoría con posibilidades y voluntad de bloqueo.

Si el cuórum es de dos tercios, hasta que no tienes dos tercios no has ganado. Los estatutos de la ANC se hicieron de este modo expresamente para evitar el que ha pasado…

Pues no funcionan.

Se ha llegado hasta donde se ha podido. Los fundadores hicieron estos estatutos y este sistema de elección de los cargos precisamente para evitar que una facción pudiera controlar la organización. Es lo que ha acabado pasando, pero se ha creado tensión por eso.

¿Y el resultado de esta tensión cuál es? ¿Está rota la ANC?

No, ya había habido procesos complicados otros veces.

¿Tan virulentos?

Cuando las cosas iban bien, no se llevaban tan allá estas rondas de votaciones. La elección de Jordi Sànchez también fue muy tensa, con la rivalidad con Liz Castro. El tema es que ahora ya está y todo el mundo se ha resignado al hecho de que hay una facción que se ha impuesto con el mecanismo de votar tantas veces como ha hecho falta. Yo me he mantenido al margen tanto como he podido, porque todo esto dificulta todos los debates que se tienen que tener ahora, que son los debates de ideas y son los que me interesan. Quiero un debate de ideas y estratégico.

Pero si quiere liderar el debate de ideas, una manera es liderar la organización y usted tenía muchos votos. ¿No ha rehuido la responsabilidad que implica la gran cantidad de votos que tuvo como secretario nacional?

Yo pienso hacer valer estos votos para el debate de ideas.

¿Con qué mecanismo?

Del mismo modo que Lluís Llach dice que tenía derecho a ser presidente porque era el más votado, yo creo que tengo legitimidad para ser escuchado en el debate de ideas, con el mismo apoyo.

¿O sea que su plan es presentar propuestas al Secretariado Nacional del ANC y ganar, aunque los dirigentes no estén de acuerdo con la propuesta?

Primero tendremos que ver qué proponen ellos. El debate de ideas todavía no lo hemos empezado. De puertas adentro no se ha debatido casi nada, aunque de puertas afuera sí que ha salido el discurso de la nueva dirección. Pero es que se tiene que hacer la hoja de ruta nueva y se tiene que empezar casi con una hoja en blanco, porque venimos de la hoja de ruta que planteaba la lista cívica, que venía incluso del anterior mandato.

Josep Costa, ex-vicepresidente de la Mesa del Parlamento de Cataluña. Barcelona 04-06-2024 / Mireia Comas
Costa cree que «la pérdida de la mayoría absoluta independentista en el Parlamento es la consecuencia de los pactos que se ha hecho para conseguir la amnistía». / Mireia Comas

¿Por qué no ha habido ninguna declaración de intenciones en el pleno de constitución del nuevo Secretariado?

Yo propuse hacer una declaración política del nuevo Secretariado que dotara de contenido el nuevo mandato, como se había hecho otras veces en los plenos constitutivos. Para poner sobre la mesa las ideas básicas de hacia donde tiene que ir la ANC, en un contexto condicionado por dos factores, la pérdida de la mayoría independentista en el Parlamento y la aprobación de la ley de amnistía. Dos cosas que desde mi punto de vista son indisociables.

¿Ve causa-efecto?

La pérdida de la mayoría absoluta independentista en el Parlamento es la consecuencia de todas las estrategias políticas y pactos que se han ido haciendo para conseguir la amnistía. La rendición de la clase política autonómica para conseguir la amnistía es lo que ha llevado a la derrota.

Le da la razón a Pedro Sánchez y el PSOE, que presumen de hacer que sus pactos desmovilicen al independentismo.

Si alguien puede demostrarme el contrario que lo haga. Es evidente que en el Parlamento, incluso antes de que emergiera el independentismo como fuerza central del país, siempre había habido una mayoría nacionalista. Este descalabro de pasar de tener 74 diputados independentistas a tener 59 no tiene precedentes. No solo se ha perdido la mayoría independentista, sino que se ha perdido con contundencia. Perder 15 diputados en un Parlamento de 135 es una barbaridad. Es indiscutible que no habríamos llegado a este punto si no fuera por todas las estrategias erróneas de los partidos independentistas en los últimos cinco o seis años. Como por ejemplo investir a Pedro Sánchez. Se ha blanqueado el PSOE. En Cataluña había un cordón sanitario contra el PSC. Durante los años de la emergencia del independentismo y del 155, el PSC era invotable para los catalanistas. No se lo votaba ni en las elecciones españolas, ni en las municipales, ni en las europeas. Eren elecciones que históricamente ganaba el PSC a pesar de que en el Parlamento siempre había una mayoría nacionalista. Pero desde el 2011 hasta el 2021, el PSC no había ganado ni una sola de estas elecciones.

Pero el 21-D del 2017 ganó Cs, en sustitución el PSC…

El caso es que el PSC, que ganaba siempre las europeas, las españolas y las municipales, durante más de una década no gana ni una. El PSC estaba desahuciado. Y en el Parlamento tenía 16 diputados. Y entonces, apenas después del 155, invisten gratis a Pedro Sánchez a través de la moción de censura. Después pactan diputaciones, ayuntamientos… Convierten un partido que estaba desahuciado en el partido con más capacidad de alianzas, con más capacidad de conseguir cuotas de poder, porque puede pactar con todo el mundo. En el momento en el que lo blanqueas se convierte en central. Durante los años de movilización independentista, ningún independentista votó al PSC nunca, en ninguna elección. Y ahora tenemos gente que eran votantes de ERC o del PDECat que han votado al PSC. Y con una intención que tendría que hacer reflexionar a mucha gente, con la intención de decir basta al independentismo. El independentismo no ha perdido solo por la abstención, lo que más cambia el mapa político son independentistas que han votado al PSC. Todos los partidos independentistas, porque la CUP también ha investido alcaldes socialistas, se han dedicado a romper el cordón sanitario que había puesto la gente al PSC y lo ha puesto en la centralidad. Hasta el punto de ser rehenes suyos. Porque con la reacción judicial contra la amnistía, estás en manos del PSOE.

Pero la amnistía ha abierto una grieta en el régimen del 78…

Es evidente que las tensiones están ahí y que España tiene problemas de un tiempo acá para hacer alternancia política normal. El conflicto catalán ha provocado una cosa que no había pasado nunca en España, que es una moción de censura exitosa, la caída de un gobierno. Y esto la derecha política y judicial no lo ha perdonado nunca. Sí que hay un ambiente de tensión y ruptura entre los dos grandes bloques estatales, pero no solo por la amnistía, porque antes fue por los indultos y después por la reforma del Código Penal. La clave de toda esta guerra es que no se renueva el CGPJ. La amnistía es una manifestación de este conflicto, no es el origen. Quizás lo ha agravado. Pero el discurso que prima contra la amnistía ya no es defender la mano dura contra el independentismo y proteger España porque se rompe, sino que Pedro Sánchez ha hecho un acto de corrupción política dando la amnistía para quitar el poder al PP. Este es el agravio. A pesar de que siempre hay el poli bueno y lo poli malo, y el PP hace de poli malo y el PSOE de poli bueno. Se complementan perfectamente a la hora de reprimir.

Por lo tanto, ¿el régimen del 78 tiene capacidad de absorción de este conflicto que ahora tiene?

Cuando se reformó el TC o el Código Penal parecía que había grandes crisis institucionales, y en dos días nadie se acuerda. Hay crispación y lucha por el poder, pero no percibo una grieta en los cimientos del Estado. Sobre todo porque internacionalmente todo este debate ha contribuido a recuperar la imagen del Estado, ha acabado con la mala prensa del 155 y los presos políticos. En el fondo, han llegado a la conclusión de que la represión está funcionando perfectamente y no necesitan tener gente en la prisión, con la amenaza ya les vale. Ahora mismo, lo que realmente interesa tanto al PSOE, como al PP, como el estado profundo es mantener latente la amenaza de la represión.

El ‘chilling effect’…

Exacto, el ‘chilling effect’. Lo que quieren es que la represión tenga carácter disuasivo para que no vuelva a pasar nada más nunca más. Si pueden tener el ‘chilling effect’ sin tener a nadie en la prisión, no encerrarán a nadie en la prisión. La utilidad que tiene la amnistía para el Estado es alargar el proceso de aplicación ‘sine die’, con recursos en el TC, en Europa… I usar los agujeros que tiene, que ya se irán viendo. De lo que se trata es de que las medidas de gracia sean la política de los próximos años. Esto quiere decir que políticamente estás inhabilitado, que no puedes hacer nada, porque siempre tienes una medida de gracia pendiente. Y esto es estabilidad para el PSOE. A Pedro Sánchez la virulencia de la judicatura le va fantásticamente bien, porque los líderes independentistas se abrazan más fuerte a él.

Volviendo a la ANC, decía que creía que habría hecho falta una declaración política. ¿Usted propuso alguna, algún texto en concreto?

Sí. Pero no hubo tiempo material de llegar a un acuerdo por la gran distancia que había entre las partes.

¿Cómo puede haber tanta distancia entre independentistas unilateralistas, que se supone que es lo que hay en la ANC?

En mi última intervención antes de irme de la reunión del Secretariado del sábado, lo expliqué de manera muy gráfica. El viernes, el día antes, hubo la presentación del manifiesto de los partidos y Òmnium celebrando la amnistía y reivindicando esta estrategia que ha seguido la mayoría del independentismo. Y allá salían Junqueras, Turull, el presidente de Òmnium… todo el establishment independentista. La amnistía es resultado de la vía pactada, no es la vía unilateralista. Y en el seno de la ANC hay el debate de si la Asamblea tenía que estar en aquella foto o no. Y para mí es evidente que hay algo profundo en este debate de si la ANC tiene que estar en este establishment que celebra la amnistía o tiene que ser una voz disidente que denuncia estos pactos con el Estado y que pone en evidencia que este no es el camino.

Hasta ahora, la ANC ha mantenido una posición unilateralista coherente, de decir que los pactos con el Estado nos alejan de la independencia. Si tú haces esta celebración de la amnistía como una gran victoria estás diciendo que el pacto con el Estado da victorias. Cuando en realidad el análisis que yo hacía en mi propuesta de resolución era que la amnistía nos aleja de la Independencia. Esta estrategia de pactos con el Estado nos aleja de la independencia porque ha hecho perder la mayoría independentista. Sin mayoría independentista no hay independencia. Cualquier cosa que hayas hecho que nos aleje de la independencia ha sido un error. Evidentemente, yo no quiero que nadie sufra represión, pero, además de esto, si políticamente estás peor que nunca, porque has perdido la mayoría independentista por primera vez, quiere decir que políticamente no has avanzado sino que has retrocedido. Cómo puedes celebrarlo?

¿Quiere decir que los dirigentes salientes decidieron no ir a esta convocatoria, pero que cree que los entrantes habrían ido?

Lluís Llach dijo que quería recoser la unidad con Òmnium y con el Consejo de la República y los partidos.

Esto es una observación genérica.

La prueba del 9 es si vas o no vas a esta foto.

Pero no fueron…

Porque todavía no había presidente.

¿Usted cree que habrían ido?

Yo creo que la mayoría no querrían ir, pero que la clave es este debate. Si la ANC tiene que ser una voz independiente y que no tenga miedo de discrepar y de tener un discurso propio y una estrategia diferente, y desmarcarse del independentismo mayoritario cuando se equivoca, o bien hay una apuesta de rehacer la unidad. Ha emergido mucho este discurso de la unidad. Yo la unidad con los que van en el sentido equivocado no la quiero. No quiero ir de la mano con gente que va hacia el precipicio y que nos hunde políticamente. La ANC tiene que tener la fuerza de convicción de decir ‘estas estrategias son equivocadas y aunque estemos en minoría seguiremos defendiendo estas ideas porque la salud del independentismo lo exige’. ¿Qué gana el independentismo que todos los partidos y entidades vayan de la mano con una estrategia equivocada?

Lluís Llach se ha pronunciado por una candidatura unitaria en unas futuras elecciones.

Llach fue diputado de Junts pel Sí y reivindica una estrategia que en su momento tuvo recorrido y llegamos al 1-O porque se hizo esto. El caso es que ahora mismo, entre los principales partidos, no hay una diferencia estratégica sustancial. Los dos están negociando con el PSOE la amnistía y diciendo que quieren hacer un referéndum pactado con el Estado por la vía de la Constitución. Sería lógico que fueran juntos a las elecciones. Otra cosa es si la ANC tiene que trabajar en esta dirección, porque esto no se ha discutido en la Asamblea. Es la opinión personal de Llach. Y yo tengo la misma legitimidad que él para decir que esta no es la solución. Básicamente, porque, cuando tú has perdido la mayoría independentista, lo que te tiene que obsesionar es recuperarla. Y seguramente todo aquello que se ha hecho hasta ahora que ha llevado a perderla no te llevará a recuperarla.

Pero las herramientas que son los partidos hacen falta en cualquier proyecto político. Si dice que crear ofertas nuevas no es la solución, se tendrá que usar las que ya hay.

En todo caso esto no se ha debatido en la ANC y de hecho él mismo después ha matizado esto, porque es consciente de que ERC no jugará a esto. Es una idea que tiene el recorrido que tiene.

Entonces, ¿qué se tiene que hacer? ¿Se tiene que ir a repetir elecciones o no?

La apuesta por repetir elecciones en un escenario de pérdida de la mayoría independentista es muy arriesgada. Porque las repeticiones electorales, históricamente, han reforzado las tendencias de las elecciones anteriores. Si no tienes una fórmula que realmente pueda romper con la tendencia de las elecciones anteriores, no es buena idea repetirlas. Pero es un debate que tenemos que tener serenamente y no a golpe de titular.

Entonces tiene que gobernar el PSC.

Yo no soy partidario de que gobierne el PSC. Pero tampoco soy partidario de hacer ver que las cosas son de otro modo. El PSC tiene una mayoría españolista en el Parlamento si la quiere activar. Nosotros no tenemos la posibilidad de impedir un gobierno del PSC. El bloque del 155 tiene mayoría absoluta en el Parlamento de Cataluña.

Pero el bloque del 155 también está fracturado, aunque sea momentáneamente.

Todo está fracturado. Es un Parlamento muy fraccionado y se tiene que hacer política y gestionar bien esta situación.

Si ningún partido independentista facilita de alguna manera que gobierne Salvador Illa, se va a repetición electoral.

Es que es muy difícil encontrar una salida. Cuando te acabas de despeñar y tienes que llamar a la grúa para que venga a recoger el coche, no tienes coche. Y lo que tenemos que entender es esto. El independentismo se acaba de despeñar.

Josep Costa, ex-vicepresidente de la Mesa del Parlamento de Cataluña. Barcelona 04-06-2024 / Mireia Comas
Josep Costa cree que «el independentismo se tiene que refundar» y que «hacen falta liderazgos nuevos» / Mireia Comas

Pero de aquí al 25 de agosto el independentismo tiene que decidir qué hace.

No hay ninguna solución buena. Lo que tiene que hacer es control de daños.

¿Con qué fórmula?

En todo caso no es repetir lo que hemos hecho hasta ahora. Quizás no tenemos tiempo, pero si queremos tener resultados diferentes tenemos que hacer cosas diferentes.

Esto es una frase muy conocida. ¿En qué se tiene que concretar en este caso?

No sé si somos capaces de conseguir un coche nuevo de aquí a octubre, pero en todo caso nos hace falta un coche nuevo. De una marca diferente, de un color diferente y con un combustible diferente.

Si le dejaran diseñar este ‘coche’, ¿cómo sería? Porque ya dice que la unidad no sirve…

Bien, la unidad de los partidos que tenemos ahora tal como los tenemos no sirve. Coger simplemente los partidos que se han despeñado y ponerlos juntos no servirá.

El diagnóstico está claro, la dificultad es encontrar la solución. ¿Cuál propone usted?

Discurso nuevo y gente nueva…

De aquí a octubre, ¿hay tiempo?

No hay tiempo de hacerlo bien. Pero si hay elecciones en octubre no podemos ir con un zapato y una alpargata. Se tendría que estar trabajando ya para refundar el independentismo. El independentismo se tiene que refundar. Quizás no hay tiempo de aquí a unas hipotéticas elecciones en octubre, pero cuanto antes empezamos antes llegaremos. Me sabe mal porque quizás hay gente que lo encuentra injusto, pero hace falta una renovación de liderazgos.

Esto le pregunté hace un año y pico y me dijo que se renovarían de manera natural, pero de manera natural no está pasando. ¿Ha llegado el momento de exigir, de forzar esta renovación?

Creo que sí, ha llegado el momento. En ERC Oriol Junqueras no acaba de quererse ir. Junts está en 2017 y tiene que hacer una reflexión. Me sabe mal porque mucha gente no lo ve así y piensa que Junts ha tenido un buen resultado electoral en el 12-M, pero en realidad es un desastre. ERC y la CUP han perdido en total 18 diputados y Junts ha ganado tres, el saldo son 15 menos. Y esto también es un problema de Junts. Si haces una estrategia que hunde a ERC y no tienes un bote salvavidas para la gente que va en el barco de ERC, tu estrategia es también responsable de lo que pasa.

Hay una batalla por la hegemonía independentista, no se esconden de ello.

La razón principal por la cual se pierde la mayoría independentista es porque todo el voto que se pierde de ERC y la CUP no se va a Junts más que una pequeña parte, sino que se va una parte a la abstención y la parte más importante al PSC. Igual son solo 75.000 votos, pero 75.000 votos que pasan de un bloque al otro es lo que lo cambia todo. Por lo tanto, si Junts ha hecho una estrategia que ha provocado esto, también se ha equivocado. Y, si has hecho una estrategia que ha movilizado al adversario, tienes que repensarla. La evidencia es que Junts es incapaz de sumar una mayoría independentista. Ha apostado de manera muy clara por la hegemonía dentro del bloque independentista. Ahora ya tiene la hegemonía del bloque independentista hundido. ¿De qué te sirve ser hegemónico dentro de un bloque hundido? Esta es la reflexión que todos tienen que hacer.

Unos y otros se han destrozado mutuamente para conseguir la hegemonía hasta el punto de que ya no hay mayoría independentista. Los dos son responsables de la pérdida de la mayoría independentista. Su guerra ha empequeñecido al independentismo. Por eso, si se plantea una coalición de ERC y Junts para las próximas elecciones, el problema es que, después de seis o siete años de estarse matando, ¿qué credibilidad tendría esta candidatura? Si fuera posible me parecería bien, pero es que no lo veo. Y creo que la inmensa mayoría de gente no lo ve. Los que se han estado matando entre ellos, tienen que dar un paso al lado.

Comparte

Icona de pantalla completa