Este martes ha empezado la cuenta atrás para la investidura del primer secretario del PSC, Salvador Isla, como nuevo presidente de la Generalitat después de que el presidente del Parlamento, Josep Rull, lo haya propuesto formalmente como candidato después de cerrar una segunda ronda de consultas con los representantes de los grupos parlamentarios, en que ha quedado establecido que tiene suficientes apoyos para ser elegido. Ahora será el turno a la Diputación Permanente, que se reunirá este miércoles para fijar el pleno de investidura que, con toda probabilidad, y como ha propuesto el mismo Rull, se celebrará jueves a partir de las 10. Este calendario, pero, cuenta con un factor que podría dilatar los tempos de la investidura: el retorno de Carles Puigdemont en Cataluña después de siete años en el exilio y su eventual detención. Si esto pasa, Junts ya ha explicitado que pedirá a Rull que se suspenda el pleno y tanto Esquerra Republicana como los Comunes son partidarios de aplazar unos días o, incluso una semana, el debate de investidura.

La reunión de la Diputación Permanente fijada para este miércoles es un paso indispensable para convocar el pleno de jueves. Este es el órgano de la cámara catalana que ejerce el poder legislativo fuera del periodo de sesiones, como lo es el periodo comprendido entre el 1 de agosto y el 15. En esta legislatura, el órgano está formado por 8 diputados del PSC, 6 de Junts, 3 de ERC, 2 del PP, 2 de Vox, 1 de los Comunes y 1 de la CUP. Es decir, PSC, ERC y los Comunes, los tres grupos favorables a la investidura de Illa, cuentan con mayoría: 12 de 23. Si no hay ninguna sorpresa de última hora, el pleno de investidura arrancará jueves a las 10 de la mañana. Con 68 votos a favor, los del PSC, Esquerra y los Comunes, Illa será investido presidente de la Generalitat en primera vuelta y, en los días siguientes podría tomar posesión del cargo. Dispone de cinco días de margen para hacerlo.

Este es el plan que hay hoy por hoy sobre la mesa, pero en este proceso de investidura hay un factor, el de la vuelta de Puigdemont, que puede alterar todo el calendario, sobre todo si es detenido. El presidente en el exilio ha dicho por activa y por pasiva que volverá para el debate de investidura y Junts per Catalunya garantiza que será así, pero evita dar detalles y mantiene el hermetismo de cómo se producirá el retorno. Aun así, deja claro que Puigdemont no facilitará, ni pactará, su detención y que si esta se produce al llegar al Parlamento «la represión del Estado quedará más denunciada internacionalmente». Así mismo, Jordi Turull, secretario general de Junts, ha dejado claro que el pleno no se podría desarrollar «con normalidad» porque a un diputado se le habrían «tomado sus derechos políticos».

Jordi Turull saluda Carles Puigdemont al empezar el acto a los Baños y Palaldà/Nuria Camara-Juntos
Jordi Turull saluda Carles Puigdemont al empezar el acto a los Baños y Palaldà / Nuria Camara-Juntos

ERC y Comunes también defienden la suspensión

La idea de que se tendría que suspender el pleno la comparten desde Esquerra Republicana y los Comunes, los dos grupos que garantizan la mayoría absoluta de Illa, pero con matices. ERC defiende que Puigdemont tiene que poder volver en «plena libertad» y admite que en el supuesto de que se produzca la detención «una opción que coge muy de peso es suspender o aplazar el pleno», pero reclaman que no se alargue el proceso de investidura. Así, defiende que la sesión se tendría que retomar «cuanto antes mejor, porque las instituciones de nuestro país no pueden quedar sujetos a los tempos del Tribunal Supremo». «Tenemos hasta el 26 de agosto y no viene de un día o dos días, ni de una semana», argumentó la líder de los Comunes, Jéssica Albiach, que carga contra la cúpula judicial para «reinterpretar» la ley de amnistía y defiende que “Puigdemont tiene que poder volver cuando quiera y estar en libertad”. Ante estos posicionamientos, Junts ha ido más allá y ha reclamado a todas las formaciones democráticas que condenen la «rebelión» del Tribunal Supremo si Puigdemont es detenido. «No hay que ser independentista para escandalizarse ante este hecho», sentencian desde el grupo parlamentario.

Intercambio de reproches entre Junts y ERC

Todo esto sucede en medio de un clima de alta tensión entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, sobre todo después de la carta que Carles Puigdemont hizo pública una vez la militancia de ERC avaló el acuerdo con el PSC en una consulta celebrada viernes. El presidente en el exilio admitía en la carta que el retorno en Cataluña «puede comportar la detención y la entrada en la prisión, quién sabe por cuánto de tiempo». «La decisión de la militancia de ERC de investir el candidato socialista, Salvador Illa, como presidente de la Generalitat hace que la detención sea una posibilidad real de aquí a muy pocos días», admitía en referencia en el inminente debate de investidura que se convocará para este jueves.

Estos comentarios no gustaron a la dirección de la formación republicana que, después de la ejecutiva de lunes, exigió a Puigdemont «una rectificación y una disculpa». La réplica de Junts a esta petición ha llegado en menos de veinticuatro horas a través del secretario general del partido, Jordi Turull: «si ERC tiene un problema de comprensión lectora no es el problema de Junts». «No tenemos problemas de comprensión lectora, pero no podemos permitir que se nos acuse de este modo porque se está generando un clima de crispación y un clima de diferenciar entre independentistas buenos y malos», le ha contestado la portavoz de ERC, Marta Vilalta.

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, y el secretario general de Juntos, Jordi Turull / ACN
La secretaria general de ERC, Marta Rovira, y el secretario general de Juntos, Jordi Turull, en una foto de archivo / ACN

Ante este tira y afloja, el presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, ha preferido mantenerse al margen en la comparecencia de despedida que ha hecho este martes para hacer balance de su gobierno. El dirigente republicano se ha limitado a decir que desea que el retorno se produce en «plena libertad, como se tendría que producir aplicando la ley amnistia», pero ha dejado claro que él no puede interceder en la decisión que ha tomado el presidente en el exilio y también ha querido subrayar que tampoco puede «interferir» para evitar su detención, que, según ha dicho, solo será responsabilidad del Tribunal Supremo, que es «contrario a la aplicación de la ley de amnistía”.

El españolismo brama por el retorno del presidente al exilio

La ronda de consultas que ha mantenido Rull este martes también ha evidenciado la urticaria que le provoca al españolismo el retorno de Puigdemont y así lo han evidenciado sus representantes políticos. El portavoz del PP, Juan Fernández, ha defendido que el presidente en el exilio tiene que «rendir cuentas por sus delitos» a los tribunales antes de volver al Parlamento para participar del debate de investidura. Así, ha considerado que si Puigdemont puede ocupar su escaño será un «mal favor a la justicia y a la democracia». También ha dicho la suya la extrema derecha de Vox a través de su líder Ignacio Garriga, que ha exigido a Rull que «no consienta la humillación» de dejar que Carles Puigdemont entre en la cámara catalana.

¿Puigdemont puede ser detenido dentro del Parlamento?

La intención de Puigdemont es asistir en el debate. Es decir, ser dentro del hemiciclo para el pleno de investidura. En este caso, evitaría la detención apelando al protocolo del Parlamento respecto del acceso de la policía judicial a la sede del Parlamento y sus dependencias en el marco de investigaciones judiciales que la cámara catalana. Esta guía, aprobada en 2017, establece que “en ningún caso, la policía judicial no puede acceder al Palacio del Parlamento para practicar la detención de un diputado».

Es Rull, como presidente de la cámara catalana, o el secretario general de la cámara, en ausencia del presidente, quien tendría que autorizar la entrada y el cacheo de la policía judicial en el Parlamento. Él mismo ha insistido varias veces que, mientras él presida el Parlamento, «ningún diputado podrá ser detenido ni retenido por la policía», y se ha comprometido a aplicar y hacer cumplir el protocolo «íntegramente». «Ningún diputado no puede ser detenido o retenido dentro del Parlamento. Mientras yo sea presidente, la policía no entrará en el Parlamento a detener o retener nadie. Si lo tiene que hacer, el primero que tendrán que detener es a mí”.

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