“No me temblará en absoluto el pulso de continuar manteniendo la posición. Nosotros no haremos
Después del resultado electoral, Esquerra Republicana, que también consiguió siete diputados, y Junts empezaron a poner manos a la obra para poner en marcha las negociaciones y lo primero que hicieron fue definir los equipos negociadores que se encargaría de las conversaciones para llegar a un acuerdo am el PSOE. Los republicanos diferenciaron entre el equipo negociador, liderado por la ex consejera Teresa Jordà, y otro equipo de dirección encargado de marcar la estrategia negociadora con Marta Rovira y Josep Maria Jové al frente.
Por otro lado, los juntaires diseñaron un tridente negociador comandado por el presidente al exilio, Carles Puigdemont, que en todo momento ha marcado la estrategia negociadora de su formación a pesar de que ya hace más de un año que dejó la presidencia del partido, que desde un primer momento puso la amnistía de todos los represaliados y un referéndum de autodeterminación como condición sine qua non para el acuerdo. De hecho, el mismo Puigdemont dio un aviso a navegantes: «quién crea que ejerciendo presión o practicando directamente el chantaje político obtendrá algún beneficio táctico, se puede ahorrar el esfuerzo».

Primera negociación por la Mesa del Congreso
Las dos formaciones independentistas afrontaron antes de las vacaciones de verano una negociación por separado para pactar la presidencia del Congreso, que se constituyó el 17 de agosto, a cambio de una serie de contrapartidas. Esquerra cerró un acuerdo con el PSOE antes de la sesión constitiva del Congreso. El pacto entre las dos formaciones se centró en garantizar el uso del catalán en el Congreso, abrir una comisión de investigación sobre Pegasus y continuar con el proceso de desjudicialización del conflicto político.
El acuerdo con Junts se hizo esperar algo más y llegó cuando la sesión constitutiva ya había empezado. Los juntaires hicieron valer la máxima de «cobrar por avanzado» y no comunicaron el acuerdo hasta que recibieron la petición firmada por el ministro en funciones de Asuntos exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, pidio la oficialidad del catalán en Europa. El pacto, además, concluyó el uso del catalán en el Congreso, una medida compartida con los republicanos; la reapertura de la comisión de investigación sobre las «alcantarillas del Estado» y la creación de una comisión de investigación sobre los atentados de Barcelona y Cambrils del 17-A.
Además, PSOE y Sumar cedieron diputados porque los dos partidos independentistas pudieran disponer de grupo propio en la cámara baja, puesto que no cumplían con ninguno de los tres requisitos fijados por el reglamento para obtenerlo. Esta concesión hace que republicanos y juntaires dispongan esta legislatura de más tiempo para intervenir en el atril, más ayudas económicas, y la opción de presentar enmiendas a la totalidad. En cuanto a la parte económica, tener grupo implica una subvención fija de 30.346,72 euros mensuales y una subvención variable de 1.746,16 euros al mes por cada diputado.

Presión a Junts y viaje relámpago de Yolanda Díaz en Bruselas después del verano
Después del acuerdo de la Mesa, las negociaciones entraron en
La vicepresidenta segunda del gobierno español y líder de la plataforma Sumar, Yolanda Díaz, fue de las primeras a mover ficha en el inicio del curso político y el 4 de septiembre viajó a Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont para discutir sobre las negociaciones de una posible investidura de Pedro Sánchez. Horas después del encuentro, ambos líderes políticos coincidieron que la reunión les había permitido establecer una «relación normalizada y estable» entre partidos. En un comunicado conjunto, tanto Díaz como Puigdemont acordaron «explorar todas las soluciones democráticas para desbloquear el conflicto político» entre Cataluña y el Estado.
La conferencia de Puigdemont en Brussel·es, un día clave
La conferencia de Puigdemont en Bruselas marcó un antes y un después en esta negociación. El presidente al exilio exigió aprobar la amnistía para empezar a negociar «un acuerdo histórico», que tenía que incluir el reconocimiento y respeto a la legitimidad democrática del independentismo, el abandono completo y efectivo de la vía judicial, un relator que intervenga y verifique los acuerdos y el respecto al derecho de autodeterminación de Cataluña como pasos previos. Todo esto, además, sin renunciar a la unilateralidad.

«Son condiciones previas que se tienen que poder cumplir antes no se agote el plazo legal para evitar nuevas elecciones, y que si se dan, nos comprometen y nos obligan a trabajar por un compromiso histórico que resuelva el conflicto en la próxima legislatura. Solo dependen de la voluntad política», destacó Puigdemont en un discurso breve y conciso que marcó un antes y un después en las negociaciones en la investidura, puesto que el presidente, repudiado hasta entonces por el PSOE, se convertía en una figura clave de las negociaciones.
Una Diada en plenas negociaciones
La Diada de este año estuvo marcada por las negociaciones para la investidura. También marcó el tradicional mensaje institucional de la vigilia del Once de Septiembre del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Aragonés insistió en los objetivos que ERC ha planteado para la investidura: amnistía, bienestar para la gente –reducir el déficit fiscal y compromiso con las infraestructuras como Rodalies, de la cual pedian el traspaso– y una nueva etapa de conversaciones que tendría que culminar en un acuerdo para un referéndum en que «la ciudadanía pueda decidir sin ningún límite qué tiene que ser el futuro político del país».
Por otro lado, miles de personas salieron para exigir la independencia y presionar los partidos en las negociaciones con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. La manifestación de la Diada, convocada por la ANC, sacó, como cada año, miles de independentistas en las calles y la presidenta de la entidad, Dolors Feliu, advirtió las formaciones políticas que con la amnistía no había suficiente y reclamó a los políticos independentistas que sean coherentes y trabajen a fondo por la independencia, o bien pongan las urnas.

Los partidos indepedentistes suben el tono, pero evidencian su división
Después de la conferencia de Puigdemont y la Diada del 11 de septiembre, Esquerra y Junts incrementaron el tono y pusieron presión a Pedro Sánchez sobre las negociaciones para la investidura. El 16 de septiembre ambos partidos celebraron consejos nacionales para continuar fijando las estrategias y los pasos a hacer, y los dos lanzaron alertas al ejecutivo español en funciones. Junts ha alertado los socialistas que no aflojará. La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, dice que «esto va por el catalán» con la oficialidad y «también por la amnistía». «Nosotros no aflojaremos ni rebajaremos demandas, como hacen otros», remachó en referencia a Esquerra, que han ido endureciendo su posición conforme
Desde ERC, Marta Rovira volvió a poner en el centro del debate el referéndum y avisa Pedro Sánchez que no vuelan una negociación con prisas «de última hora» con concesiones que tengan «finalidades partidistas». Pero el tiempo iba pasando y los socialistas no movían ficha. De hecho, el exdiputado de los Comunes Jaume Asens, que se involucró en la negociación de la amnistía coordinando un grupo de expertos en la elaboración de un dictamen técnico sobre la ensambladura jurídica y constitucional, confirmó contactos entre el independentismo, el PSOE y Sumar, pero a la vez admitió que los socialistas están todavía en una fase muy fría de la negociación: «No han movido ficha, no hay ninguna propuesta sobre la amnistía, no hay ningún texto, no somos en una fase de intercambiar textos».
Aun así, Puigdemont certificó el 26 de septiembre la división con ERC en las negociaciones por la amnistía y es desmarcó de los documentos sobre la amnistía que los republicanos aseguraban que están intercambiando con el PSOE. De hecho, ERC ya hacía días que daba por hecho la amnistía y mantuvo varios enfrentamientos verbales con el gobierno español sobre el estado de las negociaciones, puesto que tanto el PSOE como Sumar reclamaban más “discreción” para poder cerrar un acuerdo. “Esquerra verá el que hace Esquerra y nosotros el que basura nosotros”, respondió Puigdemont después de que la portavoz de los republicanos, Raquel Sans, diera por “resuelta” la parte política de la amnistía.

Aragonès sale a escena y el independentismo recupera la mayoría en el Parlamento por un día
El mismo día que Puigdemont certificaba la división con ERC, Pere Aragonès aprovechaba el debate de política general para volver a salir a escena y marcar perfil en medio de las negociaciones. El presidente va insistido en dar por hecho la amnistía y situó la negociación del referéndum en los “próximos cuatro años” de legislatura española. Es decir, que ha pospuesto esta fase de la negociación para después de la investidura: “La legislatura que ahora empieza en el Estado, la de 2023-2027, solo se puede entender como la que permita a Cataluña fijar las condiciones para votar”. El presidente repitió este concepto en varias ocasiones a lo largo de su discurso, donde reiteró “la necesidad que la próxima legislatura del Estado sirva para establecer las bases de como la ciudadanía de Cataluña tiene que decidir democráticamente sobre la independencia del país”.
ERC, Junts y CUP aprovecharon el debate de política general para recuperar el 52% independentista y aprobar una propuesta de resolución a favor de la amnistía a partir del acuerdo recogido en la proposición de ley orgánica de amnistía y de resolución del conflicto político entre Cataluña y la Estado Español que fue inadmitida a trámite por la Mesa del Congreso el 2020. Por otro lado, los republicanos y los juntaires, en unas negociaciones entre Marta Vilalta i Albert Batet a contrarreloj, pactaron que ninguno de los dos partidos investiría Pedro Sánchez si no se comprometía a “trabajar para hacer efectivas las condiciones” para la celebración de un referéndum. Esta propuesta de resolucíó pudo ser aprobada gracias a la abstención de los cupaires.
Pero el debate de política general también evidenció las diferencias entre los republicanos y los juntaires, puesto que estos últimos reclamaron al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que no hablara «en nombre de terceros” y “todavía menos” que no diera por hecho la amnistía. La réplica del Gobierno no se hizo esperar, y la portavoz del Gobierno, Patrícia Plaja, defendió que Aragonés “habla en nombre de todo el conjunto de la ciudadanía y no habla en nombre de ningún partido concreto”. De hecho, en el sexto cumpleaños del referéndum del 1-O, el presidente de la Generalitat defendió la legitimidad del Gobierno para «ponerse al frente y llevar a cabo todas las acciones oportunas para que el referéndum sea reconocido, para hacer realidad que el nuevo referéndum el resultado sea implementado”.

Amnistía, palabra prohibida para Pedro Sánchez
Entre medio de estos acontecimientos, el presidente del gobierno español en funciones pronunció la palabra «amnistía» por primera vez más de dos meses después de las elecciones. Lo hizo el pasado 6 de octubre en una rueda de prensa posterior a la reunión informal de Jefes de Estados o de Gobierno de la Unión Europea que asistieron a la III Cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE) en Granada.
Allí Sánchez avaló por primera vez la medida de gracia como herramienta para superar las “consecuencias judiciales” del Procés, pero, aun así, se desmarcó del dictamen de Sumar sobre su ensambladura jurídica. «La amnistía no deja de ser una forma de intentar superar las consecuencias judiciales a la situación que vivió España con una de las peores crisis territoriales en la historia de la democracia en 2017″. Aun así, dejó claro que “no puedo anticipar un acuerdo hasta que no se produzca porque estamos en plena negociación”.
El presidente de la Generalitat va al Senado a defender la autodeterminación y la amnistía
Después de presentar el acuerdo de claridad y decantarse por la «vía escocesa» como solución para resolver el conflicto político entre Cataluña y España, Pere Aragonès comparezió el 19 de octubre ante la Comisión General de las comunidades autónomas del Senado y defendió la amnistía y el referéndum “como culminación del conflicto político”. “La amnistía es imprescindible para volver lo que es un conflicto político a la política y acabar con exilios forzados, multas, espionajes, inhabilitación y persecución de ciudadanos”, defendió; pero dejó claro que la medida de gracia era «un punto de partida” para dejar a que la ciudadanía decida el futuro de Cataluña en “un referéndum sobre la independencia”.

Reunión de Puigdemont con Junts en la Cataluña Norte
En paralelo, la discreción que ha mantenido Carles Puigdemont durando todo el proceso negociador provocó nerviosismo en el seno de su formación. De hecho, el eurodiputado tuvo que reunirse con la Permanente de Junts en la Cataluña Norte para calmar los ánimos y las ganas de ser informados de los dirigentes del partido, a los cuales trassladó el minuto y resultado del estado de las conversaciones con el PSOE. Puigdemont les hizo llegar que las conversaciones con los socialistas españoles no se habían movido demasiado en cuanto a la amnistía y al mediador para poder llegar a un acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez.
El papel clave de Puigdemont en la negociación se hizo evidente días antes cuando Míriam Nogueras se reunió con Sánchez y le entregó la transcripción de la conferencia de Puigdemont en Bruselas para dejar claro que no habían ido a la reunión a escuchar las propuestas del líder del POSE sino a reclamar el que el expresidente al exilio planteó en la conferencia: amnistía, mediación en la negociación y avanzar con la autodeterminación. “Si se trata de hacer el que se ha hecho estos cuatro años, los votos de Junts no son el que ellos están buscando”, sentenció la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, en referencia en los acuerdos que los socialistas han logrado con Esquerra Republicana durante la pasada legislatura.

Quejas de los republicanos sobre la negociación
Esta competición entre Junts y Esquerra en la negociación provocó que el pasado 26 de octubre los republicanos también buscaran marcar perfil para no dar por hecho el acuerdo con el PSOE. De hecho, los republicanos hicieron hincapié en denunciar que las negociaciones sobre Rodalies y financiación estaban atascadas hasta el punto que el presidente del grupo parlamentario republicano, Josep Maria Jové, comunicó formalmente al PSOE en un encuentro con el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, que las dilataciones y la poca concreción estaban poniendo en riesgo las negociaciones.
El mismo presidente de la Generalita, Pere Aragonès, reforzó el mensaje de Jové y exigió al ministro adelantos “en firme” en todas las carpetas abiertas, y en especial en cuanto a las demandas económicas. “El diálogo, el debate y la conversación entre diferentes es el primer paso. Tiene que ir seguido de un compromiso para la eliminación del déficit fiscal que sufre Cataluña y un compromiso para un traspaso integral de Rodalies que permita mejorar la movilidad absolutamente imprescindible”, aseguró.

Acuerdo del PSOE con Sumar y defensa de la amnistía
Y después de la comparecencia de Aragonés en el Senado, Pedro Sánchez y la vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, rubricaron el día 24 de octubre uno acuerdo de gobierno que cerraron ambos horas antes en una reunión de alto nivel entre los dos dirigentes. Los dós líder ofrecieron una comparecencia sin preguntas en la cual esquivaron hablar de todas las carpetas pendientes de negociar con el independentismo: la ley de amnistía, la oficialidad del catalán en la UE, el nuevo sistema de financiación autonómica o el traspaso de Rodalies. Sánchez y Díaz prefirieron centrarse a explicar con más detalles el acuerdo, que tiene 230 puntos y aborda demandas importantes de Sumar como la reducción de la jornada laboral, el aumento del SMI o el endurecimiento de los despidos.
Pero el pasado 28 de octubre, cuatro días más tarde del acuerdo subscrito entre PSOE y Sumar, y a pesar de la advertencia de los republicanos que la negociación estaba atascada; el líder del PSOE defendió la amnistía ante el Comité Federal, órgano más importante del partido entre Congresos. “Cataluña está lista para el reencuentro total. En nombre de España, al interés de España, defiendo hoy la amnistía en Cataluña”, aseguró. Un pronunciamiento inequívoco a favor de una medida de gracia que no habría hecho si el acuerdo no estuviera encarrilado.
De las quejas de los republicanos al acuerdo con el PSOE
Pocos días después de las quejas de Esquerra porque las negociaciones no avanzaban, Oriol Junqueras y Félix Bolaños sellaron el pasado 2 de noviembre en Barcelona el acuerdo entre Esquerra y el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. Los acuerdos concretos incluidos en el pacto son: el voto a favor de la investidura, aprobar una ley de amnistía, impulsar la Mesa de Diálogo, Negociación y Acuerdo, y «implementar una agenda de reformas y transferencias».

En el documento ambos partidos expresan el deseo que la implementación de los acuerdos dé «estabilidad a la legislatura» y que esto se tiene que conseguir «a través de una negociación de buena fe», y con mecanismos para garantizarlo. El cuerpo principal del texto acaba aquí, pero del último acuerdo se desprenden dos anexos: un sobre lo traspaso de Rodalies y Regionales, y otro sobre la mejora de la financiación de Cataluña. La militancia de ERC avaló el acuerdo, pero a los socialites los quedaba cerrar todavía una carpeta: el pacto con Junts, que durante todos estos meses ha mantenido una máxima discressió sobre el estado de las negociaciones.
Fumata blanca en el noveno cumpleaños del 9-N
Un momento clave en las negociaciones entre los socialistas españoles y los juntaires se produjo el pasado 30 de octubre cuando el secretario de organización y número tres del PSOE, Santos Cerdán, se desplazó en Bruselas para reunirse con Carles Puigdemont, un gesto que sirvió para “rehabilitar políticamente el presidente”. A partir de entonces se produjo un intercambio constante de documentos entre los dos equipos negociadores con la ‘lawfare’ como uno de los escollos más importantes para cerrar el acuerdo y que comportó que el 2 de noviembre la llanura mayor de Junts se trasladara a Bruselas para reunirse con Puigdemont en el tramo final de la negociación.
La petición del titular del juzgado central de instrucción Número 6 del Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, de imputar Carles Puigdemont, Marta Rovira y una decena de personas por delitos de terriorisme en el caso Tsunami ha dilatado unos días el acuerdo porque los negociadores no querían dejar cabos sueltos. Finalmente, este 9 de noviembre, en el noveno cumpleaños de la consulta impulsada por el expresidente Artur Mas, el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, y el secretario general de Junts, Jordi Turull, para la investidura del socialista Pedro Sánchez, han sellado el acuerdo donde ambas formaciones admiten la “discrepancia”, pero acuerdan aspectos como la amnistía, unas condiciones para la negociación y la investidura de Sánchez. Este acuerdo es, en palabras del mismo Puigdemont, “puesta en marcha de un proceso” para lograr «un acuerdo histórico». A pesar de que ha admitido que «el camino es incierto», ha recalcado que se entra «en una etapa inédita». «El ‘a cambio de nada’ ha ido a la papelera de la historia», ha sentenciado.






