Una fotografía histórica. Este es el algoritmo de la imagen que se ha registrado esta mañana al monasterio de Sant Miquel de Cuixà, en Conflent, en la Cataluña Norte. Cinco presidentes, uno de ellos al exilio, se han reunido, en el marco de otra histórica institución del catalanismo, la Universidad Catalana de Verano (UCE), en su ya 55.ª edición. Un encuentro que ha contado con los presidentes Jordi Pujol, José Montilla, Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès, con un guía de excepción el pare Abad de Montserrat, Manel Gasch. Artur Mas no ha podido asistir por razones personales y el presidente Pasqual Maragall por motivos de salud.

Una imagen, además, que toma fuerza, en una nueva etapa del Procés y en unas circunstancias políticas extraordinarias, con un presidente perseguido por la justicia española y que a la vez tiene las claves de la gobernabilidad del Estado español. La imagen de los presidentes en Cuixà, con un altar firmado por el Abad Oliba, el impulsor de la Pau y Tregua de Dios, uno de los referentes del catalanismo político, ha mostrado la continuidad institucional catalana, más allá de la batalla diaria partidista envuelta en un proceso político complejo y con invitados especiales como la prisión, la Guardia Civil o el exilio. «Es una imagen de la fortaleza de la Generalitat, de las instituciones de Cataluña, que somos aquí, a pesar de todo», coincidían integrantes de los equipos presidenciales que llegaban horas antes de que los presidentes para terminar y controlar las tareas de protocolo.
Del PSC a Reagrupamiento
La presencia de Puigdemont, en una situación en la que ha perdido la inmunidad, ha revoloteado el gallinero político y mediático con más de unos cincuenta periodistas acreditados. Puigdemont desafía el poder judicial español que podría emitir una euroorden para ser arrestado por las autoridades francesas. Una situación curiosa, en cuanto que el presidente al exilio se ha sentado junto al presidente Montilla, destacado miembro del PSC y que otorga una pátina especial al acto, en cuanto que no se reduce a la presencia de presidentes soberanistas. Precisamente, el PSC, la filial catalana del PSOE que pide el apoyo de Junts, el partido de Puigdemont, para mantener Pedro Sánchez como inquilino de la Moncloa. El presidente Aragonés será el encargado de cerrar el acto después de que todos los presidentes hayan pronunciado sus discursos con el trasfondo de Pau Casals.