“Después de las vacaciones” y “no hay prisa” son dos de las frases que más se han escuchado en los pasillos del Parlamento y en los despachos de los partidos que en las próximas semanas tendrán que negociar la posible investidura de Pedro Sánchez. Discreción y estrategia, con la amenaza de la repetición electoral de fondo, es la receta que tanto el PSOE como los partidos independentistas quieren aplicar a una negociación que será mucho más compleja que en 2019. Unas conversaciones que, además, pueden tener consecuencias imprevisibles si finalmente se tiene que volver a las urnas antes de Navidad.
El primer secretario del PSC, Salvador Illa, explica este mismo domingo en una entrevista en
En este contexto, tanto los socialistas como ERC y Junts necesitan negociar con discreción y, al mismo tiempo, tejer una buena estrategia que los permita ganar el relato ante la opinión pública. En el caso del PSOE, por si hay que repetir elecciones porque ha sido incapaz de hacer una propuesta seria para avanzar en la resolución de los conflictos políticos en el País Vasco y en Cataluña. Los independentistas, por su parte, deberán explicar muy bien el sentido de su voto el día de la investidura de Sánchez, sea cual sea, tanto ante sus rivales como ante sus votantes.

Nadie quiere hacer el primer paso
El PSOE no tiene “ninguna prisa” para negociar. Considera que el tiempo juega a su favor y que a medida que pasen las semanas los partidos “digerirán” los resultados del 23-J y acabarán convencidos de que la mejor opción es investir a Pedro Sánchez. El 17 de agosto se constituye la Mesa del Congreso y allí el PSOE tendrá que tomar una decisión importante: facilitar que ERC y Juntos tengan grupo propio, aunque legalmente no los correspondería. Es un paso imprescindible para encarar con garantías las conversaciones serias, las que tienen que permitir que Sánchez se quede en la Moncloa.
En Junts, que son conscientes de que tienen la paella por el mango, tampoco tienen previsto moverse pronto. Consideran que es Pedro Sánchez quien tiene que hacer el primer movimiento. “La pelota está en el tejado del PSOE”, repiten los dirigentes del partido a todo el mundo que les pregunta. Sí quieren mantener conversaciones discretas con ERC, la CUP y las entidades independentistas para intentar buscar “puntos en común”, a pesar de que después irán por libre para negociar con los socialistas, puesto que quieren hacer valer sus votos como decisivos. Además, Carles Puigdemont tendrá un papel relevante en las negociaciones. “Estará ahí”, aseguran fuentes del partido. “Es el presidente legítimo del país y este hecho no lo podemos olvidar”.
ERC, que está en medio un proceso de análisis después de los dos últimos batacazos electorales, también necesita contemporizar las negociaciones. El nuevo papel de Junts como partido decisivo —aunque sus siete diputados valen el mismo que los siete de los republicanos— les obliga a no dar pasos en falso para no regalarlo el relato tanto de cara a una posible repetición electoral como en previsión de unas futuras elecciones en el Parlamento. Los republicanos intentan enderezar el rumbo y, para evitar nuevas crisis internas como la que ha provocado la entrada en el gobierno de la Diputación de Barcelona, han decidido que consultarán a sus bases cualquier acuerdo para investir a Sánchez.