«Bienvenida a Tabàrnia, presidenta». De esta forma el actor, dramaturgo y director Albert Boadella daba la bienvenida a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la capital de Cataluña, Barcelona. La también embajadora de Tabàrnia a en Madrid -cuyo hecho Boadella ha sacado pecho- ha venido a la capital de catalana a dar una charla al Círculo Ecuestre, ante empresarios, políticos y patronales. Entre ellos, había el presidente de Foment, Josep Sànchez-Llibre, junto con el conde de Godó, Javier Godó. Ayuso ha hecho un recital de expresiones contra el independentismo, utilizando un discurso muy típico de Ciutadans en el Parlament de Cataluña. «Necesitamos una Isabel Díaz Ayuso y de momento no la tenemos», decía el vicepresidente del Círculo, Enrique Lacalle, con una sonrisa de oreja a oreja.

«Viva España»
El alumerzo-coloquio, al cual no se ha permitido el acceso a periodistas, ha servido para evidenciar la distancia abismal entre el gobierno de la Comunidad de Madrid y el de la Generalitat de Cataluña. Boadella ha presentado Ayuso como la garante de la «libertad» e, incluso, ha sacado pecho de ser uno de los creadores de Ciutadans. «La creación de Ciutadans es mi contribución a la libertad», ha dicho el exdirector de los Juglars. De hecho, ha asegurado que se ha sentido más orgulloso de vivir en Madrid y ha renegado de la patria catalana. «Hace 2.400 años, Aristófanes decía que la patria es el lugar donde se siente más a gusto. Madrid ha significado esto para mí», ha asegurado Boadella, quien ha tildado de régimen los ejecutivos que han gobernado la Generalitat desde la restauración de la democracia y ha definido de la actual clase política de «generación de los consentidos». «Son los hijos del que fue la sociedad del bienestar y se ha convertido en la sociedad del malestar», ha dicho Boadella con su típica cabellera despeinada. El catalán, que considera que su patria es Madrid, ha reivindicado Ayuso como una «excepción» entre la actual clase política. «Dice todo de forma natural y asume el riesgo de enfrentarse al populismo y en el gobierno de la nación», ha afirmado uno de los creadores de Ciutadans en 2006. Con esto, ha reivindicado la obra «liberal» española, sin que falte un «Viva España» para acabar su discurso.
Madrid, tierra de «libertad»; Cataluña, «delirio separatista»
El turno de la jefa del ejecutivo madrileño tampoco ha estado suave. Ayuso se ha meneado entre la reivindicación de Madrid como una tierra de la libertad, donde todo el mundo es feliz y vive en armonía, y las críticas contra el gobierno de Pedro Sánchez y el Gobierno de la Generalitat. Ha repartido a diestro y siniestro, abriendo los brazos a todos aquellos que no se sientan a gusto donde viven. «En Madrid, no se humilla nadie por su forma de hablar español y nos abrimos a que todos los sanitarios vengan, porque nos faltan médicos y enfermeros», ha dicho Ayuso, haciendo referencia a la obligatoriedad de la Generalitat a que los sanitarios que ejerzan en Cataluña sepan utilizar la lengua del país. Se trata de una política que el Estado ya empezó el 2017, cuando las sedes de algunas empresas marcharon del Principado por la declaración de Independencia del Parlamento de Cataluña.
Ayuso ha querido vender un Madrid abierto, integrador, donde jefe catalán está mal visto para hablar castellano con el acento típico de Cataluña. «En Madird no hay forasteros, ‘maquetos’ ni ‘xarnegos'», ha asegurado, enfrente el demonio de la Generalitat que «tiene delirios separatistas» y ejerce un «resentimiento, desconfianza y miedo» enfrente en los ciudadanos que no piensan cómo ellos. De hecho, ha puesto de ejemplo Albert Boadella, y lo ha situado entre los catalanes que «luchan por la verdad, la realidad, el estado de derecho y la libertad». «También forma parte Javier Pulido, que ha luchado desde la justicia para que haya un 25% de castellano en las aulas», ha dicho. Tampoco ha faltado en la fiesta españolista la mención a la Associación Escuela de Todos, ni tampoco se ha olvidado de la plataforma estudiantil españolista, Se ha Acabado. «En Madrid venimos demostrando que cuántos más acentos se escuchan por las calles, más integración», ha dicho Ayuso describiendo una capital española perfecto.

Madrid, «sin impuestos propios»; Cataluña, infierno fiscal
De hecho, como no podía ser de otra forma, también ha sacado la carpeta de la fiscalidad, treient-ne pecho de su gestó, frente al argumento del infierno fiscal que algunos aseguran que es Cataluña. «Somos la primera región al recuperarse a niveles prepandémicos. Tenemos la fiscalidad más baja y y somos la ‘única comunidad sin impuestos propios, frente a los 15 de Cataluña y dos más que vendrán», ha dicho Ayuso ante toda la derecha empresarial, que aspira una Cataluña con el modelo madrileño. «El único enemigo de Cataluña es lo Procès independentista», ha dicho Ayuso, quien ha recordado los hechos del 2017, y los ha descrito como «el intento de dejar la mitad de los catalanes sin los derechos constitucionales». «Ahora que saben que no pueden conseguir la independencia quieren conseguir su régimen excluyente por la vía de los hechos», ha asegurado, haciendo una referencia clara en Esquerra Republicana. De hecho, también ha hecho una petición que en el Parlamento se ha escuchado bastante desde la bancada socialista: «Que los independentistas dialoguen con la otra Cataluña».
Así mismo, ha acusado el presidente español de hacer «leyes a medida para los delincuentes y pretende desmontar la orden constitucional». En este contexto de ataque contra el gobierno español, ha acusado el ejecutivo estatal de querer «politizarlo todo» y ha afirmado que «Sánchez y sus socios deprecian la constitución del 78, la monarquía parlamentaria y la transición». «Somos un contrapeso del gobierno de Pedro Sánchez, que no cumple las sentencias, puesto que está abducido por los independentistas», ha afirmado entremedias de aplausos.
Los desastres electorales del PP
Ayuso también ha hablado de los males resultados del Partido Popular durante los últimos años y lo ha atribuido a «muchos años de errores diferentes», tanto políticos como de falta de presencia, y ha denominado a no renegar de ser españoles ni de un proyecto que defienda la igualdad y la libertad. A parecer suyo, «durante muchos años el nacionalismo ha sido lo peor enemigo del PP porque no se entendía como su verdadero freno», un papel que defiende que su partido ejerció tanto en el País Vasco como Cataluña.
Así, considera que las fuerzas nacionalistas se aliaron para tratar de expulsar al PP, por ejemplo, con el Pacto del Tinell del tripartito en Cataluña o con la presión de ETA en Euskadi: «Ha sido un trabajo despiedada durante años contra un proyecto político que, si hoy gobernara en Cataluña, estaría bajando impuestos».