Este domingo se han celebrado las elecciones españolas del 23 de julio, una jornada que ha abierto un nuevo escenario. Con la victoria por 136 diputados de Alberto Nuñez Feijóo (PP) y la segunda posición por Pedro Sánchez (PSOE) con 122 escaños, el azulejo de ajedrez queda encallado porque ninguna de las dos fuerzas haciendo los pactos más naturales, es decir, recibiendo el apoyo de las fuerzas que ya los invistieron o que han expresado estar a favor de investir a sus candidatos, no conseguirían la mayoría absoluta. La pieza clave del tablero, pues, es Junts. El presidente al exilio, Carles Puigdemont, ha enviado un mensaje muy claro a través de Twitter después de conocer los resultados finales del 23-J: «Junts no debe nada a nadie más que a sus votantes», afirma, añadiendo que «nuestros votantes, nuestro programa, nuestros compromisos, han estado y son las referencias de nuestra acción política. Nos debemos a ellos».
Conocedor de la fuerza política y de negociación que tienen las siete sillas que han conseguido, Puigdemont ha seguido la línea de la candidata Míriam Nogueras en su discurso postelectoral en el cual ha asegurado que no investirán «Pedro Sánchez
Mirada introspectiva
Todo y la fuerza de los siete diputados que han obtenido, Puigdemont también ha querido hacer un poco de autocrítica y ha admitido que los resultados que han obtenido no son los que esperaban. «No somos infalibles; no siempre lo acertamos. Pero dentro de la imperfección podemos presentar un alto grado de responsabilidad, coherencia y fidelidad, que es el que explica nuestra resiliencia a pesar de la pérdida de votantes y un diputado», reflexiona. «Mañana será otro día (al exilio también) y tenemos que continuar defendiendo Cataluña contra quienes nos quieren liquidar la lengua, la cultura, la nación», concluye. Un mensaje con reflexión, pero que deja clara la línea a seguir por Junts ahora que tienen la fuerza para desencallar el azulejo de ajedrez de la gobernabilidad española.