Sonia llega a la Cala de Bens, en la Coruña, a las cuatro en punto. Está lista para participar en una limpieza organizada por entidades ecologistas para recoger pellets y plásticos de todo tipo de la playa. No es la primera vez que se apunta, pero sí que ha notado que cada vez hay más voluntarios a causa del eco mediático de la crisis de los pellets. “Hay casi más pellets que arena en las playas de la Costa da Morte, pero esta playa donde estamos demuestra que la magnitud del problema es mucho más grande”, explica en declaraciones a El Món justo antes de empezar la recogida.
La Cala de Bens es la playa más sucia de toda Galicia. Es una demostración de que, a pesar de la gravedad de la crisis de los pellets, el problema va mucho más allá y tiene que ver con el modelo productivo y de consumo. Una de las entidades más implicadas en la limpieza de playas es Mar de Fábula. En esta ocasión es Pedro López quien ha venido hasta la Cala de Bens, la “cala sacrificada”, según sus propias palabras. “Esta es una cala abandonada por la Xunta, por la Diputación, por el Concello y por el Estado, porque todos están implicados de una manera u otra”, denuncia. Todos tienen la culpa de que esta cala esté inundada de toallitas industriales a medio deshacer y de la montaña de plásticos que delimita la zona derecha de la playa.

Avalancha de toallitas
La playa más sucia de toda Galicia debe su mala fama al polígono industrial que tiene justo detrás. Al inicio de la cala hay un brazo de alcantarillado que viene directamente del polígono de Sabón, donde abocan toallitas industriales que, cuando llueve mucho, acaban atascando las cañerías. Cuando esto pasa, para evitar que estallen, abren las compuertas y el agua y las toallitas se abocan directamente a la playa.
Es muy fácil apreciar por donde fluye el agua cuando esto pasa, porque las toallitas quedan hundidas a varios metros de profundidad. A cada paso se pueden ver decenas de estos productos a medio deshacer y mezclados con las algas que trae el mar. “Por más que vengamos a recogerlas, cada vez que hay lluvias abren las compuertas y todo vuelve a empezar”, lamenta López.
A la avalancha de toallitas se suma otro factor que convierte esta playa en el ejemplo perfecto de la contaminación de los mares gallegos, a la cual ahora se añaden los pellets. “Es una playa excepcional por la suciedad que hay a pesar del esfuerzo continuo de un montón de asociaciones que la han apadrinado. Pero entre el polígono y el antiguo vertedero, no hay nada a hacer”, explica el representante de Mar de Fábula. Se refiere a un antiguo vertedero no controlado que hace años fue clausurado después de la muerte de un hombre, cuyos restos todavía no han aparecido. “Cuando pasó esto lo quisieron poner más bonito, pero en vez de recoger todos los plásticos y telas que había en el vertedero decidieron taparlo todo con capas y capas de arena”, explica López.
La idea, de las autoridades estatales y autonómicas, no fue muy exitosa y actualmente se puede distinguir claramente la zona donde se abocaban los textiles, las pilas y todo tipo de residuos. Mientras habla con El Món, de hecho, López escala por unas rocas y extrae una muñeca de la pared artificial que antes era el vertedero. “Cada vez que el mar golpea esta montaña artificial aparecen nuevos residuos que acaban en el agua. Taparlo en vez de limpiar es lo que han hecho siempre, pero con el tiempo todo acaba reapareciendo”, avisa.

La Xunta se lava las manos, como con los pellets
Tanto Pedro López como Sonia señalan que la playa, de dónde en solo dos horas de limpieza se han extraído 50 kilos de plástico, muestra claramente la mala gestión de la Xunta. En vez de poner medios para limpiar bien la playa y controlar el vertido de toallitas, ha decidido darle el estatus de playa para perros. “Yo no traería nunca a mi mascota aquí, vete a saber qué come con todo lo que hay”, comenta López. Y Sonia añade que los perros también necesitan salud pública. “A nadie le da vergüenza tener la playa así”, critica López.
Isabel, representante de otra de las organizaciones que están participando en las recogidas de plásticos y pellets, RetoqueRetro, lamenta la “concentración extrema de plásticos” de la Cala de Bens, un “agujero negro dentro de la ciudad” al cual “nadie pone solución”. Ahora bien, se muestra positiva y cree que la crisis de los pellets, que ha llamado mucho la atención de la prensa y los políticos en pleno periodo electoral, puede servir para avanzar en la principal reivindicación ecologista sobre estos plásticos. Lo que piden las entidades ecologistas que cuidan las playas gallegas es un cambio en la normativa de transporte de los pellets. “Actualmente, se transportan como sacos de patatas, el problema es que si se caen al mar los efectos son los que estamos viendo. Hace falta un cambio urgente”, razona.

Esta iniciativa nació en Cataluña, en la Costa Dorada, donde también hay unz grave problemática con estos microplásticos, y ya ha llegado a la Unión Europea. “Gracias al ruido de este incidente con el contenedor perdido estamos avanzando. Los pellets se tienen que transportar como mercancía peligrosa y llevar un localizador para poder seguir el rastro en caso de un incidente como este”, explica Isabel.
“Nos toman por idiotas”
La actuación de la Xunta en la crisis de los pellets ha sido muy criticada, tanto por los partidos que aspiran a arrebatarle el gobierno al actual presidente, el popular Alfonso Rueda, como por las entidades ecologistas. Reconocen que el problema de los pellets “no es nada nuevo”, pero cargan contra la gestión de la Xunta, que les toma por “idiotas”. Esto es lo que piensa Sonia, una de las voluntarias, que asegura que la Xunta tenía conocimiento de lo que estaba sucediendo un mes antes de lo que reconoce. “Nos toman por idiotas y, si quieren, podemos hacer ver que lo somos, pero todo el mundo ha visto lo que ha pasado”, espeta. Sonia cree que el periodo electoral ha marcado la actuación de la Xunta: “No les iba nada bien e intentaron minimizar el problema, pero cuando Asturias pidió ayuda al Estado tuvieron que moverse”.

El representante de Mar de Fábula lamenta que el único apoyo institucional que reciben las entidades durante las recogidas de pelets son “los contenedores que ponen cerca de las playas para que tiremos el plástico que recogemos”. “La Diputación nos subvenciona las actividades y charlas escolares, pero igual que lo hace con otras organizaciones sin ánimo de lucro de todo tipo. Más allá de esto, nada”, apunta.
Cuatro mujeres avisan de la crisis de los pellets antes que la Xunta
Las entidades ecologistas apuntan también que más allá de la reacción a la crisis de los pellets, la Xunta ha demostrado “incompetencia” en la detección de estos plásticos. De hecho, fueron las cuatro mujeres que forman parte de la asociación Noia Limpa quienes dieron el aviso a la Xunta después de ver una noticia en el

Noia Limpa ya organizaba una limpieza cada mes desde que se constituyó como asociación después de la pandemia, pero la crisis de los pellets ha aumentado la frecuencia de estas acciones. En algunos casos, les ayuda Refix, una empresa de bebidas energéticas hechas a partir de un 20% de agua de mar que organiza limpiezas de playas, consciente de la importancia de mantener los océanos y los mares libres de plásticos. Los responsables de Refix aseguran que hay más voluntarios ahora, que se habla de los pellets en la televisión. María coincide en el hecho de que más gente se acerca ahora a las playas y agradece su “gran trabajo”, pero exige a la Xunta que “profesionalice la limpieza” para que esté basada en estudios científicos.

Los influencers también tuvieron un peso importante a la hora de difundir lo que había pasado para que los medios se hicieran eco y la ciudadanía se implicara en la recogida de los pellets en las playas. “A principios de año lo compartieron varios influencers del medio ambiente y surfistas y hubo un boom. La crisis de los pellets empezó a salir en todas partes y una vez pasó a la agenda de los medios de comunicación también llegó a la política”, explica.