Pagar, aunque sea indirectamente, para votar. Para tener acceso al mecanismo para votar. Esta es la situación con la cual se ha encontrado un vecino de Centelles, Domènec Tarrés, cuando ha querido pedir el voto por correo porque su estado de salud no le permitirá desplazarse físicamente hasta el colegio electoral lo 28-M. El plazo para solicitar el voto por correo finaliza este jueves y Tarrés todavía no sabe si podrá ejercer su derecho a voto. En declaraciones en El Món, su hija, Anna Tarrés, expone su caso como la punta del iceberg «del que se deben de encontrar muchas personas que quieren votar, pero que a la hora de hacer los trámites topan con estas barreras».
Anna Tarrés detalla que hace unos cuatro días que empezaron con las gestiones para poder pedir el voto por correo y, esta mañana, con los poderes notariales preventivos que tiene para hacer cualquier gestión en nombre de su padre –afectado por una enfermedad grave– se ha desplazado hasta la oficina de Correos. Aquí es donde empieza la odisea.
Poder notarial para poder pedir el voto y un certificado médico para poder pedir el poder notarial
La normativa electoral exige que el voto por correo lo solicite el interesado presencialmente. Si el afectado no puede desplazarse, necesita que un representante tenga un poder notarial específico para esta función, no sirve el poder genérico que tiene su hija, que incluso le permitiría vender sus propiedades. Pero para conseguir este poder para el voto, que tiene que firmar un notario, hace falta un certificado médico emitido desde un CAP que certifique al notario que el interesado no puede desplazarse para hacer los trámites. El trámite notarial es gratuito, pero para hacer ir un notario al domicilio desde Vic –a Centelles no hay– se tiene que pagar el desplazamiento.
Domènec Tarrés salió de un ingreso hospitalario el pasado viernes y, por prevención, la familia decidió que una buena opción era solicitar el voto por correo y no arriesgarse que, el día de los comicios, no pueda salir de casa. Así, su mujer acudió a la oficina de Correos con el DNI de su marido, pero allá le explicaron que necesita unos poderes notariales determinados. Es entonces cuando la hija, que disponía de unos poderes preventivos ante el notario, fue hasta la oficina; pero se encontró, de nuevo, con otra barrera. Anna Tarrés explica que, a pesar de que son unos poderes «muy extensos, no son específicos para solicitar el voto por correo» para el padre. En Correos le detallaron que, para obtener estos poderes, un notario tenía que ir «a casa de la persona afectada para hacerle un poder a una tercera persona para que, en nombre suyo, vaya a solicitar el voto por correo».
Cuando escuchó esto, la hija del afectado «alucinaba», puesto que pensaba que no se encontraría «ningún impedimento» para que su padre pudiera ejercer el derecho a voto. «Nos encontramos en un bucle», lamenta.
Más allá de que el trámite notarial los puede costará un mínimo de 50 euros, cuando contactaron con la notaría y les confirmaron que podrían ir este miércoles a mediodía, les recordaron que necesitarían un certificado médico que detallara la situación del interesado y que confirmara que su estado de salud no le permite desplazarse. Un certificado que tienen que entregar antes de la visita del notario. Tienen un informe médico del hospital donde estuvo ingresado, pero no es válido, así que la hija trucó al CAP y pidió hora con la médica de cabecera, pero no los podrá atender hasta jueves. El procedimiento llega a una calle sin salida. Si no consiguen que un notario los pueda visitar el mismo jueves, Domènec Tarrés no podrá votar por correo.

Con este proceso se pierden votos
«Vuelvo a estar en la casilla de salida», explica la hija a este diario. Cuándo ha ido esta mañana a la oficina de Correos, la trabajadora le ha asegurado a Tarrés que «ya se ha encontrado con cuatro o cinco personas» en su misma situación. La familia de Centelles puede entender que el procedimiento «incluya la figura de un notario» para garantizar que no hay nada extraño, pero piden que se plantee «un mecanismo más sencillo». «Se están perdiendo votos de gente que quiere votar y no puede», remarca la hija del afectado, que ha querido explicar su caso para intentar visibilizar un proceso complicado que, está convencida, afecta «miles» de personas más en Cataluña. «Mi padre quiere votar», reivindica, «y no tiene que depender que aquel día yo lo pueda llevar o no con silla de ruedas».