La número dos de la CUP por Barcelona, Laure Vega, no ha dejado indiferente a nadie con el discurso que ha hecho este fin de semana en un mitin de los anticapitalistas en Sant Boi de Llobregat. Vega fue alcaldable por Guanyem Sant Boi en 2019, pero se quedó fuera del consistorio. Actualmente, tiene un cargo dentro del secretariado nacional de la CUP, pero previamente ha militado en varios colectivos culturales, feministas, antifascistas y por el derecho a la vivienda. Además, desde el 2021 participa en el Consell Asesor de la Generalitat de Cataluña para implementar la renta básica universal. Vega forma parte de Endavant y sus primeros pasos dentro de la CUP se remontan al 2010. También es miembro del espacio de memoria histórica CEUP (Centro de Estudios de la Unidad Popular).

El potente discurso de Laure Vega
Uno de los consejeros del gobierno dijo que podíamos ampliar el aeropuerto. Total, en veinte años se habría amortizado, para cuando se inundara. Creo que no pensaron mucho en que aquí vivimos bastante gente y que esto de que se tuviera que inundar algo en veinte años, quizás nos importaba un poco. Lo hemos hecho. He visto a este pueblo meterse una leche, contra otra leche, a volver a levantarse y a volverlo a hacer. He visto como Plataforma por Cataluña entraba en este ayuntamiento, nos denunciaba a todos y nosotros íbamos y sabíamos que ellos eran más, que eran más violentos y que les daba igual todo, pero estábamos. Lo que no puede ser es que se nos esté diciendo a la CUP que porque decimos que nuestros votos valen algo y que queremos hablar del referéndum que tiene un 70% de apoyo en Cataluña estamos cargándonos la democracia. Escuche, perdone, la democracia se la están cargando cuando hay no sé cuántas mil personas que no pueden votar. Cuando se desahucia a la gente de su casa, cuando no hay un trabajo en el que puedas trabajar veinte años seguidos porque tienes que estar cambiando todo el rato. Mi generación y las que vienen detrás, este futuro que será de los jóvenes que no vivirán nunca en la misma casa. ¿Pero es que qué? Un año, dos años. Meritxell Batet diciendo que la gente no tiene problemas para pagarse su vivienda. La ministra de Economía diciendo que se tiene que hablar de que nos tenemos que jubilar a los 70. Es tal barbaridad que no me extraña que haya incomparecencia.
No me extraña que haya incomparecencia. Y aquí nosotros tenemos que hacer autocrítica, porque muchas veces no hemos estado a la altura. Muchas veces hemos colocado un horizonte que, de tan lejos, era imposible, y sabemos lo que son ellos. Sabemos que son una gente que irá como una apisonadora, que están prohibiendo revistas, que han decidido que nuestro idioma es terrible. Que han decidido, a mí se me rompe el corazón, pensar que ahora mismo hay adolescentes en València que no pueden salir del armario porque tienen miedo. Que nos importa que haya una bandera porque no es una bandera, no es un símbolo, es precisamente que pudimos decir que allá estaba aquello. Y nos importa que haya revistas en catalán, porque resulta que es nuestra lengua, que la hemos aprendido a trancas y barrancas algunos, que la defenderemos hasta las últimas consecuencias. Cuando digo que el voto importa lo digo porque precisamente son los barrios que tienen menos renta aquellos donde opera especialmente la abstención. En Sarriá se levantan el domingo por la mañana, van a misa, comen paella, copa puro y café y votan, porque ellos votan cada día. No votan como nosotros cada vez que nos invitan a elecciones. Ellos votan cada día. Si suben el alquiler o no suben el alquiler. Si nos suben la electricidad o no nos suben la electricidad. Si suben la gasolina o no suben la gasolina. Nuestras vidas, en qué lengua, si nuestros crios tienen escuelas públicas o no. Ellos votan cada santo día y no, no me da la gana. Y el único que puede prometer la CUP, realmente el que puede hacer al Congreso, es decir que no es normal. No es normal que muera gente a Melilla, no es normal que no suban los sueldos, no es normal que suba como sube la luz. No es normal que el señor de Mercadona se esté embolsando nuestro sueldo del mes en minutos, no es normal. Y que tendremos que hacerle frente. Realmente la trinchera estará en la calle, pero nosotros como mínimo tendremos que poder poner algo. Y creo que hoy en día, dar la cara tendría que tener un valor y creo que es el que estáis haciendo en realidad vosotros. Nosotros, simplemente estamos al servicio.