La operación fallida de Alberto Núñez Feijóo para intentar controlar el relato sobre los contactos con Junts después del 23-J ha estallado a media campaña. Las elecciones gallegas se celebran este domingo y el líder de los populares y expresidente de la Xunta ha provocado el caos con su versión confusa sobre la oferta de un indulto a Carles Puigdemont. El tiro le ha salido por la culata. Ha acabado retractándose, negando lo que había dicho en Lugo en una comida con periodistas –sin cámaras–, con críticas del PSOE y en medio del desconcierto de su partido. Mientras tanto, Junts disfruta del ataque de pánico generado por la carta abierta de Puigdemont la semana pasada. «Todo se sabrá», acababa el texto con el que el presidente en el exilio criticaba a Feijóo por haber forzado que la teoría de la trama rusa del Proceso fuera incluida en una resolución votada en el Parlamento Europeo.
En este contexto, el lunes llegaba la encuesta del CIS, la última de la campaña. Según este sondeo, está en riesgo la mayoría absoluta del PP, cosa que podría llevar a la presidencia de la Xunta a Ana Pontón, líder y artífice del relanzamiento del Bloque Nacionalista Galego (BNG). Llueve sobre mojado en un terreno que ya estaba empantanado para el actual candidato del PP, Alfonso Rueda, el hombre que Feijóo dejó presidiendo el gobierno gallego cuando él se marchó a Madrid a liderar el partido.
La debilidad de Alfonso Rueda como candidato
El epílogo del viejo liderazgo de Feijóo en Galicia, un desastre estratégico, se añade al proceso de lento declive de la hegemonía del PP. Un debilitamiento que, añadido al relanzamiento del BNG después de los años de la escisión de Xosé Manuel Beiras, da al nacionalismo gallego una oportunidad extra de arrebatarles la Xunta. Al menos así es como lo perciben analistas consultados por El Món, que señalan las debilidades del actual candidato, Alfonso Rueda, en comparación con sus predecesores, sobre todo con el carismático Manuel Fraga, que había transitado con comodidad del franquismo al régimen del 78. El mismo Rueda ha hablado de Fraga en varias ocasiones, y lo ha definido como “un hombre que vivió para construir Galicia amparado por sus profundas creencias”. Esto es precisamente lo que los politólogos consideran que le falta como candidato, ya que se limita a estar «a las órdenes de Génova» y “no tiene propuestas pensadas para Galicia”.
El escritor y analista político Suso de Toro considera que el cambio de liderazgo entre Fraga y Rueda es “sustancial”. El primero, asegura, constituyó una figura muy compleja que se movió entre “el franquista con responsabilidades políticas negras” y la posterior “reinvención para venir en Galicia con un modelo propio”. Tenía, apunta, “una conexión afectiva” con el país, y por eso creó un PP “muy arraigado al territorio y a la autoidentificación”. El PP gallego empezó a cambiar después, cuando Fraga perdió una batalla interna con José María Aznar y fue sustituido por Feijóo, “todo lo contrario a él” en términos de vinculación con Galicia.
Feijóo, a medio camino entre el político capaz y el mal candidato actual
Fraga era, según Suso de Toro, un político “capaz”, mucho más que Feijóo. Pero, aun así, el actual presidente del PP tenía un as en la manga, su “habilidad para mentir” que le hizo servicio durante los años que estuvo en la Xunta. “Como mínimo, Feijóo tenía cierta habilidad para disimular y dejar contento a todo el mundo. Supo promocionarse él mismo hasta el punto de que se le consideraba moderado”, señala. Así, era un punto intermedio entre la figura de Fraga y el actual candidato del PP gallego.
El escritor insiste en que la figura de Feijóo es “falsa y construida” y que es un “cínico” al cual “no le importa decir una cosa por la mañana y la contraria por la tarde”. Esta “cara dura total” y el “control de los medios de comunicación” iniciado por Fraga le sirvieron para ganar cuatro elecciones seguidas por mayoría absoluta. Ahora, no obstante, Feijóo se ha marchado y el PP se ha quedado con un “mal candidato” que necesitaba el apoyo de los pesos pesados del partido –el de Feijóo le está haciendo más mal que bien– si quiere conseguir lo que dice su lema, que Galicia “ruede”.
“Rueda es un mal candidato y ellos lo saben, por eso nunca afrontan debates”, insiste Suso de Toro, que cree que “ni siquiera sabe mentir”. “Está claro que es un momento de debilidad del PP que el BNG puede aprovechar”, concluye el escritor, que además ocupa simbólicamente el último lugar de la lista de Ana Pontón.

Génova coge las riendas de la campaña para reforzar a Feijóo
El profesor de Ciencia Política de la Universidad de Vigo Bruno González Cacheda considera que Rueda tiene “menos nivel de autonomía” del que tenían Feijóo y Fraga respecto de las estrategias del partido en Madrid. “El diseño de la campaña de Rueda parece venir determinado desde la sede central, en clave de reválida para Feijóo. Pero tendrán que tener cuidado, porque los temas y marcos de campaña establecidos por el PP y vinculados a la agenda estatal pueden ser una arma de doble filo”, advertía, en conversación con El Món, días antes de la polémica del indulto a Puigdemont, como si lo hubiera vaticinado. González Cacheda cree que esta estrategia, además, deja al BNG como “única alternativa centrada en los problemas de Galicia” y, por otro lado, puede movilizar a cierta parte del electorado socialista que tradicionalmente se abstiene en las elecciones autonómicas. Una participación de este electorado superior al 60% sería “determinante” para producir un cambio.
El politólogo de Vigo considera que la convocatoria anticipada de elecciones para adaptarlas al marco y estrategia estatal del PP “ha limitado la disposición temporal de Rueda para construir un liderazgo propio”. Además, la “primera prueba de fuego” para el presidente, la llamada crisis de los pelets, “fue gestionada de forma poco eficaz en términos comunicativos”. Rueda “estuvo prácticamente ausente y dejó recaer la gestión y la comunicación en la Consellería do Mar”. “Los errores cometidos han podido evocar la falta de transparencia e información que caracterizó la gestión de la catástrofe del
Por último, apunta que, además, a Rueda le puede pasar factura la mala gestión de Feijóo en los últimos diez años en cuanto a la sanidad pública y, concretamente, con la atención primaria. Todos estos factores han conducido a una pérdida de apoyo al PP y a la posibilidad de un cambio de gobierno liderado por el BNG, que por primera vez podría presidir la Xunta.

A pesar de todo, el PP parte siempre de una posición de fortaleza en Galicia
Aun así, González Cacheda cree que, a pesar de todos estos factores que están debilitando a los populares, el PP parte siempre de una posición de fortaleza. “Esta fortaleza se basa en tres pilares fundamentales: más movilización de su electorado potencial que sus rivales, sobre todo respecto al PSOE, y una posición hegemónica entre el electorado más grande y en las provincias de Ourense y Lugo”, explica el experto. Estas dos provincias están sobrerepresentadas en el reparto de escaños, y esto puede provocar que los partidos de izquierda tengan más votos en el resultado global pero obtengan menos escaños. El PP, además, también domina el voto procedente del extranjero.
“Si sumamos este conjunto de factores podemos advertir que, a pesar de que la posibilidad de cambio es plausible, el PP parte de una posición de fortaleza respecto de sus competidores”, concluye González Cacheda. Suso de Toro, en cambio, cree que el BNG será capaz de aprovechar las debilidades del PP y del “peor candidato” desde la muerte de Franco, y que a partir del próximo 18 de febrero la candidata Ana Pontón desencadenará un cambio de 180 grados en Galicia.