La Candidatura de Unidad Popular ha querido alardear de poder territorial en el inicio de la campaña. Horas después de comenzar la bronca por el voto el 12-M en una prieta sala gracienca, y a la espera de hacer camino hacia las tierras del Ebro a disputar con los Comunes un voto en clave ecológica contra el Hard Rock, los anticapitalistas han elegido Olot –un bastión cupaire, confirman desde el partido, con cuatro regidores en un ayuntamiento donde son segunda bastante por detrás de Juntos– para poner el autobús a rodar. El jefe del grupo municipal, Jordi Casulla, ha sido el encargado de presentar algunos de los pesos pesados de la izquierda independentista. Aprovechando que juegan en casa –las comarcas gerundenses, sobre el cimiento de la batllia de la capital, prometen para la formación de Laia Estrada y Laure Vega– los anticapitalistas han elevado el tono contra la política de pactos de Esquerra Republicana de Cataluña. Después de un cuerpo a cuerpo entre el presidente de la Generalitat Pere Aragonès y el primer secretario de los socialistas catalanes Salvador Illa por la relación con los populares, el partido ha redirigido la ofensiva hacia ERC para exigir que rechace claramente los pactos con el PSC. Los acuerdos con los socialistas catalanes, alerta Estrada, comportan «la defensa desacomplejada de los macroproyectos»; así como el rechazo a la autodeterminación o a medidas necesarias como la Renta Básica Universal. «Pactará usted con Salvador Illa, señor Aragonés? Estaría bien saberlo», remacha la número 1 por Barcelona.
La movilización cupaire contra los pactos de los grandes partidos independentistas con el PSC -«la agenda española»- tiene unos objetivos programáticos. El apoyo socialista al Gobierno de ERC ha garantizado, según los candidatos, «que se acabe aplicando el modelo de Madrid y la patronal». En este sentido, Estrada ha puesto sobre la mesa una «enmienda a la totalidad del modelo económico» catalán, del que ven la última legislatura como un claro punto álgido. En su agresiva campaña contra los intereses de las grandes empresas, la candidata tarraconense ha alertado que el presidente de Fomento del Trabajo, Josep Sánchez Llibre, «ha marcado la agenda de la legislatura». Los grandes partidos, independentistas y no, «se reúnen con él»; con el objetivo de hacer efectivos unos intereses patronales que coinciden con los de las élites madrileñas. La recuperación de la agenda nacional que quieren hacer suya antes del 12-M, asegura Estrada, para dejar de «subordinar la política catalana a los intereses de Madrid». El pactismo con el PSOE, en el centro de la estrategia nacional de Aragonès, convierte ERC -y todos aquellos que lo implementen, afinando el tiro también contra Juntos- en «un obstáculo para la autodeterminación de nuestro pueblo».
La CUP como punta de lanza
El número 1 por Girona y diputado cupaire en el Parlamento, Dani Cornellà, ha reivindicado la clarividencia de los anticapitalistas en cuanto a los grandes problemas económicos del país. «El que decíamos hace 10 años, ahora se impone», asegura el gerundense, ironizando, pero, con la «perversión» que en fan el resto de formaciones políticas. El objetivo -que aleja el proyecto de las conversaciones con los socialistas- es «decidir todas las políticas que se hacen en este país, con toda la gente de todo los Países Catalanes». Los mimbres de la Nueva Economía Catalana, pues, quedan claros ponencia tras ponencia: una industria respetuosa con el territorio, el catalán en cada barrio y la garantía de los servicios públicos como derechos universales. Para hacerlo, más allá de la actividad institucional, la cabeza de lista hace bono el clásico eslogan asambleario de los

«No queremos ser colonia»
El número 5 de la lista barcelonesa, el activista cultural David Caño, ha hecho bandera de los grandes resultados cupaires a las elecciones municipales del 2023. Por segunda legislatura consecutiva, los anticapitalistas lideran la oposición en la capital de La Garrotxa, con cuatro regidores -por detrás solo de Juntos, que mantiene su dominio con ocho representantes al pleno local-. En un tramo más programático del encuentro con la militancia, Caño y la número 2 de las listas gerundenses, Montse Vinyets, han doblado la apuesta por los ya fuertes cimientos territoriales del partido con una muchedumbre de medidas programáticas con fuerte incidencia en las comarcas, como por ejemplo la regulación de los alquileres temporales o la vertebración del país con una red ferroviaria de calidad. «No queremos ser una colonia», ha espetado una contundente Vinyets, en clara denuncia a las políticas que «hinchan las cuentas corrientes de Airbnb, CaixaBank o el hotel de turno». En línea con las denuncias materiales de la dirección del partido, la gerundense ha criticado la generalidad dirigida por Aragonés, de la cual lamenta que «toda la actividad institucional se ha centrado en hacer crecer el sector turístico».
Las estructuras económicas que condenan el territorio provienen, a parecer de Caño, de una planificación productiva que «acaba siempre gobernada por Sánchez Llibre», con los grandes partidos independentistas como correa de transmisión. «Quien mejor ha aplicado el modelo de Pedro Sánchez ha estado Pere Aragonès», sentencia un llevar candidato barcelonés; que recurre al orgullo de clase para cambiar la situación. «A nosotros nada nos ha estado fácil», rememora, con los ejemplos de la jornada de ocho horas o la universalización de la sanidad pública. En contra, una lógica «