Girona es la fortaleza de la CUP durante la campaña del 12-M. Pruebas de sonido de lo Esto no es España reciben una muchedumbre de militantes que atraviesan la Onyar para añadirse al primero grande festival de la izquierda independentista en el camino hacia unos comicios esenciales. El castillo, pero, está bajo ataque: los últimos trackings electorales de ElectoMania para el digital VilaWeb hacen sonar las alarmas a la formación con un baile de escaños que los deja a dos décimas de poder poner su bandera a las comarcas gerundenses. El Torna Torna Serrallonga, en voz de un dúo acústico local, suena más a ruego que a estrategia ante la posibilidad de perder la eliminatoria a casa; pero los cupaires han optado por los grandes remedios. El cartel del acto central de campaña, encabezado por la número 1 por Barcelona Laia Estrada, cuenta con el alcalde de la ciudad, Lluc Salellas; y el exdiputado Albert Botran, dos de los grandes activos electorales de la formación en el último ciclo. En la plaza aparecen caras conocidas para la militancia: Benet Salellas o Mireia Vehí sirven de énfasis por unas arengas especialmente independentistas -como no podría ser de otro modo en el nordeste del país-. El «Defendemos la tierra que son muchas cosas», en palabras del regidor al consistorio gerundense Sergi Cot, es este sábado liberación nacional.

Al discurso de Botran, la independencia es una sublimación de todo aquello que rellena el programa de la CUP. Como Cot, el que fuera diputado -en Barcelona y a Madrid- rellena con el contenido material del programa un «viva la tierra muy guapo» que pide al público en su salida. El enemigo es el capital cuando se trata de políticas sociales; pero también de la liberación nacional: «Defender la tierra no es pactar con la burguesía botiflera que se llevó las sedes el 3 de Octubre», espeta, en recuerdo de la OPA que el BBVA ha lanzado sobre el Banco Sabadell, con sede en Alicante. «El destino de la nación y el de todos nosotros está ligado», añade la número 2 por Barcelona Laure Vega; que vincula los logros de la clase trabajadora catalana a «decidir vivir libremente en una tierra libre». Enfrente, unas élites económicas que, como hace el presidente de la patronal Foment del Treball Josep Sánchez Llibre, «dicen que ya no toca». El gobierno de Salellas, pero, es la prueba, a parecer de Vega, que el proceso no se ha acabado: «Es imposible estar en Girona y no pensar que lo volveremos a hacer».

«Hay riqueza, pero se está acumulando en pocas manos», diagnostica Estrada: las manos, asegura, de unas grandes empresas que son patrimonio único de Madrid. La presidenciable, contra estas fuerzas económicas, reivindica la etiqueta de «ser los del no». «Decimos que no a vuestras políticas de mierda», acusa. Los proyectos centrales de los cupaires -la distribuidora alimentaria pública, el impulso de los servicios públicos o el crecimiento del parque de vivienda pública- exigen un gran conflicto con el régimen; sea su vertiente económica o institucional. La rendija residencial, de hecho, encuentra a Moncloa dos grandes limitaciones: un parque público de vivienda diezmada por los grandes tenedores -entre los cuales destacan las grandes entidades financieras españolas- y una regulación de precios que depende de un índice centralizado impuesto por el ministerio de Vivienda. La campaña de la presidenciable moviliza una «agenda social propia», una oposición a los «intereses de Madrid y de la patronal, que son los mismos».

La candidata por Barcelona, Laure Vega, y el exdiputado Albert Botran, al acto de la CUP a Girona / Alberto Prieto
La candidata por Barcelona, Laure Vega, y el exdiputado Albert Botran, al acto de la CUP a Girona / Alberto Prieto

Estrada, en este sentido, aboga por la suya como el único boletín que al 12-M garantiza la «legislación en defensa de los catalanes». Juntos, Comunes y Esquerra Republicana operan, para Estrada, en clave madrileña. Los de Jéssica Albiach prueban, lamenta, «que el espíritu del 15-M está en la prisión del régimen del 78»; y la izquierda alternativa catalana sufre «la OPA de Sumar, que es la marca blanca del PSOE». A ERC detectan una pulsión para «pactar con un peligro por el país y por el planeta» como es Salvador Isla. Reprocha a Aragonés, en este sentido, haber «lanzado por la borda» la legislatura del 52%; un mal que también atribuye al presidente al exilio Carles Puigdemont. «En vez de legislar desde Cataluña de forma valiente, hemos querido esperar a ver qué decían los señores de Madrid para hacerlo tarde y mal», espeta Estrada; recordando que «cuando se ha avanzado en este país es cuando se ha dialogado con la CUP».

La estelada verde

«Toca abandonar la agenda del reencuentro y recuperar la agenda independentista», continúa la diputada y número 2 por Girona Montse Vinyets. El sarcasmo de Salvador Isla, que cubría de ridículo la oposición a la ampliación del parlamento, es la prueba, para Vinyets, que los macroproyectos son puntales programáticos de Madrid y sus representantes políticos en el Parlamento. España, y sus sucesivos gobiernos, han dejado «una tierra gris», denuncia la cabeza de lista Dani Cornellà, que llamamiento a «echar aquellos que nos gobiernan hace 40 años e incluso antes». Ecologismo, reconoce Cornellà, es sinónimo de independencia; y el 12-M plantea una disyuntiva entre «el camino que nos ha llevado hasta aquí o uno que salga adelante la vida». Los «botiflers del 3 de octubre» sobre los que ponía luz Botran tienen también su nombre a la gestión ecológica del país: la transición energética, a ojos de la CUP, «no puede ir de la mano de la Ibex 35, de Endesa y Naturgy». La alternativa energética y ecológica, el sector público y la gestión municipalista: los ayuntamientos cupaires, reivindica la cabeza de lista gerundense, «siempre han puesto sobre la mesa la transición energética»; aquella que «respeta pueblos y ciudades» sin enfocarse a las cuentas de beneficios de las multinacionales. «Ponemos 3,5 millones de placas a la AP-7, llenamos los tejados, en vez de trinchar los ecosistemas», concluye.

El alcalde cupaire de Girona, Lluc Salellas, al mitin central de la campaña del 12-M / Alberto Prieto
El alcalde cupaire de Girona, Lluc Salellas, al mitin central de la campaña del 12-M / Alberto Prieto

En este sentido, el diputado -presidente también de la comisión de Acción Climática en el Parlamento- ha reivindicado la tarea cupaire en las ponencias energéticas en la cámara catalana. «Somos los únicos que decimos el mismo allá y aquí», razona, acusando los grandes partidos, independentistas y no, de «decir que no» a los grandes proyectos renovables en el territorio, pero impulsarlos «allá donde se hacen las leyes». En los municipios, Juntos, ERC y el PSC tienen un discurso propio, expone el candidato, pero en sus despachos en el parlamento «siempre han los lobbies económicos» españoles. El bloqueo a la transición ecosocial, alerta Cornellà, es empresarial, pero también político: una «oleada reaccionaria» también afecta Cataluña, de la mano de la irrupción a las encuestas de Alianza Catalana. En una Girona que la CUP quiere conservar, el referente ecologista de los anticapitalistas recuerda un grito histórico de los movimientos sociales: «Si nos destrozan las comarcas, levantaremos las barricadas».

Girona, el hilo rojo

El alcalde, una de las estrellas del acto, ha sacado la estelada con especial contundencia. Las instituciones municipales, y Girona en general, están «a disposición para retomar el proceso de independencia, primero del Principado y después de todos los Països Catalans». Salellas, en recuerdo a las numerosas generaciones que han sostenido la presencia de la izquierda independentista en las comarcas gerundenses, «no renuncian a nada y no da miedo nada». La misma Plaza Cataluña, donde se celebra el mitin, era el centro de las reivindicaciones del independentismo de base «cuando nadie recordaba que este país necesitaba ser independiente». El espíritu de esta continuidad militante, reivindica el alcalde, se encuentra a la gestión de los varios consistorios donde la CUP es una fuerza relevante, cuando no mayoritaria. En el caso gerundense, Salellas recuerda medidas como el control de los alquileres turísticos o la gestión el agua -ejemplo, apunta, para el conjunto del departamento de Acción Climática-. En base a esta política de proximidad que «transforma la vida de los vecinos», llamamiento al voto de los asistentes para salir del 12-M con una Candidatura de Unidad Popular «fuerte en el Parlamento». Un grupo parlamentario ancho para los cupaires, razona, garantiza que «se escuchen las necesidades que expresa Girona». Para cerrar en álgido una soleada mañana gerundense, los ampurdaneses Fetos resumen dos horas de ponencias políticas en un corto verso: Es ahora, amigos, es ahora.

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