El 8 de enero del 2024 hará un año desde que se produjeron unas imágenes que dieron la vuelta en el mundo e hicieron tambalear la estabilidad política del Brasil. Miles de personas, descontentas con la derrota en las urnas del expresidente Jair Bolsonaro, irrumpieron de manera violenta en la plaza de los Tres Poderes, en Brasilia. Se trataba de un asalto sin precedentes en la historia del país y en el cual la extrema derecha amenazó la democracia.
Todo empezó cuando, a raíz de la vuelta a la presidencia de Lula de Silva, decenas de autocares llegaron a la capital del país para participar en lo que tenía que ser una manifestación contra el nuevo Gobierno. La protesta fue más lejos de lo esperado. Miles de personas invadieron el Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial, los principales órganos de poder del Brasil. Los manifestantes dejaron daños materiales de más de 4,7 millones de euros, mientras que parte de los militares se mostraban pasivos ante aquellos hechos. Algunos, incluso, se fotografiaron con los asaltantes.
Lula, por su parte, reaccionó a los hechos cesando al general Júlio Cesar de Arruda como jefe del Ejército y, en al cabo de unos meses, sacó a los militares de la agencia de Inteligencia. Por su parte, Bolsonaro tardó casi un día después del comienzo del asalto a reaccionar.
El aviso de los Estados Unidos
El 6 de enero del 2021, dos años antes de los hechos de Brasil, se produjo el asalto al Capitolio de los Estados Unidos. El motivo fue el mismo: los simpatizantes de Donald Trump no aceptaban la victoria de Joe Biden, actual presidente de los EE. UU. Horas antes del asalto, Trump había instigado a no aceptar su derrota. En el asalto murieron 5 personas y alrededor de 100 personas resultaron heridas.