La decisión del juez Manuel García Castellón de entrar en campaña ha llevado a audios y documentos sobre el funcionamiento de la cloaca del Estado. En este caso, sobre como la policía patriótica de Mariano Rajoy buscaba las cosquillas al entonces ya secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a través de los negocios de su suegro y la implicación de la mujer del ahora presidente español. El juez ha levantado el secreto de la oscura pieza separada 34 de la macrocausa Tándem, que investiga las actividades de la policía patriótica a través de la ingente documentación confiscada al comisario de inteligencia del Cuerpo Nacional de Policía José Manuel Villarejo, ahora jubilado.
La desclasificación fue adoptada por García Castellón el pasado 18 de abril. Curiosamente, el PSOE, como parte perjudicada, lo pidió formalmente días después, el 29 de abril. De hecho, en el mes de febrero ya había pedido ser parte perjudicada sin ninguna novedad por parte del juzgado. La apertura del sumario, sin embargo, ha mostrado cómo varios protagonistas de la llamada policía patriótica y de la cloaca sostenían que tenían supuesta información sobre las saunas masculinas y femeninas que regentaba el suegro de Pedro Sánchez y la relación societaria que tenía su mujer, Begoña Gómez, con la empresa. De hecho, las conversaciones apuntan a una relación del suegro de Sánchez con miembros de la policía patriótica y la posibilidad de que fuera su confidente.
En concreto, dos conversaciones. Por un lado, un diálogo entre Francisco Martínez, número dos del entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y Villarejo el agosto del año 2014. Y, por otro lado, una comida entre el comisario; el empresario Adrian de la Joya, el presidente de

Una conversación que no fue una locura de verano
Es 22 de agosto de 2014. Francisco Martínez, hombre de confianza del ministro y hombre fuerte del ministerio, se encuentra con Villarejo en Boadilla del Monte, en la terraza de una cafetería cerca del Palacio Godoy. Es justo detrás del domicilio del policía. Un encuentro que sirve para repasar varias investigaciones y cuestiones clandestinas de la policía patriótica. El encuentro, donde toman dos cafés cada uno, se alarga cerca de dos horas. Una de las cuestiones es la investigación que se está llevando a cabo sobre los negocios del suegro del líder del PSOE, Pedro Sánchez.
La entrada es directa. Villarejo le pone nombre y apellidos, Pedro Sánchez. Martínez, si se tiene cuenta su reacción, parece que estuviera preavisado y le pregunta al comisario si esto lo sabe alguien más. El policía le asegura que no, pero por eso pide utilizar esta información con «cuidado». En resumen, el comisario asegura que el padre de Begoña Gómez, la mujer de Sánchez, tiene saunas eróticas, que constan como propiedad de los tres hermanos, pero que el hermano mayor es el administrador y el suegro es quien lo gestiona. «Ganan mucha pasta», indica. Villarejo apunta que las saunas, tanto de hombres como de mujeres, también son utilizadas por la policía para obtener información. Por ejemplo, el ex comisario de la Comisaría General de Información del CNP, Enrique Barón, y el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), Enrique Garcia Castaño, alias El Gordo, imputado en el caso Tándem, pero exculpado por una incapacidad a causa de un ictus de mucha gravedad. Villarejo propone a Martínez esperar a las elecciones porque considera que la información es «mortal» y están convencidos de que lo sabe. «Esto lo mata», indica. De hecho, proponen pasar la información al «número 1», es decir, al ministro.
La conversación continúa y después de unos minutos de dispersión sobre los problemas del comisario Carlos Salamanca –precisamente condenado ahora hace tres semanas por la Audiencia Nacional en la pieza número 10 de la causa Tándem–, Villarejo recupera la cuestión de las saunas del suegro de Pedro Sánchez. El policía le insiste en la importancia de la información y en el peligro de que la fuente vaya a explicar los negocios del suegro de Sánchez al entorno de Ignacio González o Esperança Aguirre, entonces dirigentes del PP en Madrid. Villarejo alerta de que es mejor proceder de otro modo: «Se puede hacer un trabajo fino». Y se compromete a trabajarlo después de contactar con el «suegro».

Una comida que hace levantar las orejas a la policía
Otra de las pruebas que ha obligado al PSOE a personarse es otra conversación entre Casals, De la Joya, García Ferreras, Villarejo y Olivera. Han pasado dos años, es 7 de mayo de 2016. Están inquietos porque Sánchez está contra ellos y, en cambio, la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, según ellos, está a favor de la conjura jurídicomediàtica de la derecha. Ferreras asegura a la concurrencia que «Sánchez sufrirá» en un par de programas. De hecho, Villarejo ironiza con el hecho de que el líder socialista, 15 días antes de las elecciones, dice que impulsará una ley contra la prostitución y «su suegro tiene un puticlub». Así mismo, añade que la mujer de Sánchez «estaba en la sociedad» empresarial de las saunas y Olivera lo ratifica con contundencia. Aun así, el comisario califica el negocio de «muy honorable». Una opinión con la que ironiza Olivera recordando que en el puticlub todo se paga con «factura y no hay dinero en B». La mujer de Sánchez llevaría, siempre según los dos policías, «la administración» del negocio. Incluso, apuntan que tendría problemas con Hacienda para justificar los ingresos. Así mismo, explican que el comisario Castaño, alias
La conversación continúa y meten al fiscal anticorrupción José Grinda. Villarejo y Olivera insisten en que la mujer de Pedro Sánchez estuvo en las sociedades del padre y dicen que tienen «los papeles». De hecho, aseguran que le llevaron a Grinda los documentos y que el fiscal, por su relación con el CNI, los guarda.
