ERC es un partido asambleario. Y no es una leyenda. De hecho, durante las negociaciones para la investidura de Salvador Illa, cuando los portavoces de los republicanos alertaban a los del PSC de su temor por el posicionamiento de la militancia, los socialistas quedaban sorprendidos. Al final, el PSC hace tiempo que funciona con delegaciones y con una estructura vertical, ordenada y jerárquica. «Tenemos una disidencia muy disciplinada», comentan con ironía cuadros territoriales de los socialistas a El Món.

En todo caso, ERC ha firmado con el PSC un acuerdo de investidura de Illa que algunos definen como pacto de gobierno, y ayer la dirección se dedicó a predicar el nuevo evangelio en las federaciones regionales. Así, activó a los miembros del politburó que el lunes se sentaron durante nueve horas en la sede de Calabria para acabar de cerrar los flecos de un preacuerdo que los militantes tendrán que avalar o no este viernes, en una consulta que será tanto presencial como telemática.

Los cónclaves han servido para captar «las opiniones». Miembros participantes de los encuentros de Girona, Cataluña Central, Penedès, Pirineo, Barcelona, Baix Llobregat y Tierras del Ebro coinciden en describir los debates como propios de un «partido maduro y democrático». También uno de los comunes denominadores de los cónclaves fue aclarar las «dudas» que tenían muchos militantes, así como pedir explicaciones más concretas sobre las garantías del cumplimiento del acuerdo o bien, opciones de futuro inmediato, como por ejemplo como se puede ver afectada la investidura por una detención del presidente en el exilio, Carles Puigdemont, si volviera a Cataluña para el debate, tal como se ha comprometido. Así mismo, otro hecho constante es que, si bien aplauden el acuerdo, no acaban de ver clara la figura de Illa, que diferencian y, mucho, de figuras como Pasqual Maragall o José Montilla. De todas maneras, las diferencias territoriales se han hecho notar en los debates y las intervenciones.

Una imagen de la reunión de la regional de la Cataluña Central/LARESISTENCIA
Una imagen de la reunión de la regional de la Cataluña Central/LARESISTENCIA

Diáspora por el país

Los encuentros venían prologadas por la mega asamblea telemática del lunes por la tarde, media hora antes de la presentación a la prensa del acuerdo. Es decir, veinticuatro horas después y con el pacto y la pregunta puestos negro sobre blanco, todo ello difundido a través de los canales internos, de la prensa y de la prensa concertada. En la Cataluña Central, una especie de Oregón de los resultados -una orientación de la pulsión del partido bastante aproximada-, el partido envió a la secretaria general, Marta Rovira, acompañada de dos escoltas habituales de la consejera Laura Vilagrà y del aparato del partido, Mariona Homs i Adriana Delgado.

A Girona, el partido envió al consejero David Mascort, que cambió el discurso que había defendido en campaña y ahora apuesta por investir Isla, y Oriol López, junquerista convencido. A Barcelona, el partido envió a la consejera Ester Capella, la portavoz de la formación en el Ayuntamiento, Elisenda Alamany, y la consejera Tània Verge. En el Penedès, los emisarios fueron el ex convergente y ahora consejero con ERC Carles Campuzano, el consejero Roger Torrent y la portavoz nacional de las Juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña, la diputada Kènia Domènech. En Lleida, Teresa Jordà, Marta Vilalta i Meritxell Serret. En cuanto al Baix Llobregat, se encontraron la consejera Anna Simó, su jefa de gabinete, Marta Molina, el alcalde de Sant Andreu de la Barca, Marc Giribet, y Eduard Suàrez, el presidente regional. Tanto Suárez como Giribet, dos junqueristes declarados. Molina, en cambio, entusiasta firmante del manifiesto contra Junqueras.

El ministro Félix Bolaños y la vicepresidenta Yolanda Díaz, conversan con la diputada de ERC en el Congreso, Pilar Valluguera / Europa Press

De todo y más

Las intervenciones en todas las asambleas fueron desacomplejadas. Un hecho común en los encuentros fue la felicitación conjunta al equipo negociador. En Barcelona abrió el fuego la diputada relatora de la ley de amnistía a Madrid, Pilar Valluguera, defendiendo el «no» a investir Illa. De hecho, no fue la única que apostó por la no investidura. Varias palabras pedidas coincidían. Algunas fuentes apuntan que la mayoría de opiniones expresadas en la federación de Barcelona eran contrarias al pacto con el PSC. A pesar de que remarcan que «los datos no son significativas» respecto de los que no hablaron.

En el Baix Llobregat y Tierras del Ebro, la cosa ya fue diferente, con posicionamientos mayoritarios en favor del sí. Dos territorios dominados por el aparato. En Girona, el debate fue igualado, con una intervención clara del portavoz adjunto en el Parlamento, Jordi Orobitg, muy beligerante en las redes contra lo que ha bautizado como «caspa filofeixista indepe», y que defiende el «no», así como del histórico Joan Puig, que incluso ha impugnado la pregunta para la consulta. De hecho, en Girona hubo «más intervenciones por el ‘no’, pero algunos ‘sí’ salieron públicamente», aseguran testigos presenciales.

En Lleida se oyeron bastantes opiniones divergentes que los participantes definen como «un debate muy vivo y opiniones para todo». La Cataluña Central tuvo momentos para todo, palabras en contra de la investidura notorias, pero también hubo posiciones por el ‘sí’, como fue el caso del ex consejero Josep Huguet. En el Pirineo, la queja fue que el acuerdo no incluye políticas ni legislación específica de montaña. De hecho, algunas voces apostaban para que el acuerdo, antes de ser presentado, se tendría que haber planteado a las regionales para hacer aportaciones más allá del magro equipo negociador.

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