Felipe VI está haciendo todo lo posible para evitar coincidir con su padre, con Juan Carlos de Borbón. El monarca español es plenamente consciente de la mala imagen y los problemas que puede generar a la monarquía que parezca que ha perdonado los errores que cometió. Es evidente que continúa siendo hijo suyo, pero no quieren que haga como si nada ante los escándalos y la corrupción. Este es uno de los motivos que le habría llevado a declinar la invitación de su hermana Cristina, que habría querido que acudiera a la gran reunión familiar que había organizado en Ginebra para celebrar la graduación y cumpleaños de su hija pequeña.
La prensa francesa se ha hecho eco de esta gran reunión de Borbones en Suiza, unos días en los que no aparecieron ni Felipe ni Letizia. La revista Point de vue ha aprovechado este contexto para analizar el mal rollo que existe entre Juan Carlos y su hijo, una relación que califican de totalmente rota en la portada de junio: «Uno en Ginebra, el otro en Madrid… Las dos familias de España, irreconciliables«.
En su interior, titulan la pieza con un «Felipe, Juan Carlos y Cristina: fuera de mi vista, ¿fuera de la mente?». Desde fuera se dan cuenta de que la familia real está totalmente rota, una ruptura que se ha evidenciado todavía más con la ausencia de Felipe en un día muy importante para la sobrina.
Felipe, lejos de Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón
La revista extranjera deja caer que creen que Felipe no ha ido a la graduación porque es «fiel a su voluntad de representar a una monarquía intachable». Después de hacer un resumen de todas las personas que quisieron acompañar a Irene Urdangarin en esta jornada, también destacan que Iñaki haya tenido el gesto de no invitar su nueva pareja para evitar que la situación fuera todavía más incómoda. Hay que recordar que esta era la primera vez que se veía con los antiguos suegros después del divorcio y, seguramente, también la primera desde que saliera de prisión.
Los Borbones han intentado aparentar que son una familia feliz durante mucho de tiempo y la prensa había comprado esta historia, pero cada vez son más las pruebas que hacen evidente que es una fachada falsa. No se soportan, sobre todo los dos bandos que se han creado -y potenciado- después de la condena a Iñaki Urdangarin. Ni siquiera con el divorcio han querido volver a abrir los brazos a Cristina, quien continúa siendo una
