Donald Trump sigue adelante con las primeras medidas de su programa electoral. Según ha adelantado el New York Times, el presidente de los Estados Unidos habría ordenado a todas sus embajadas detener la asistencia humanitaria, militar y de desarrollo durante un período de 90 días. El memorando, según el mismo medio, serviría para «revisar y aprobar» cada una de las iniciativas «de acuerdo con la agenda del presidente». El texto, sin embargo, contempla dos excepciones: Israel y Egipto. Los dos países continuarán recibiendo financiamiento militar, así como ayuda alimentaria de emergencia, en medio de las conversaciones para hacer efectivo el alto el fuego en la Franja de Gaza.

Entre las negativas más llamativas de Trump figura Ucrania, que sigue sufriendo el asedio ruso casi tres años después de la primera ofensiva. Los Estados Unidos figuraban entre los principales defensores del gobierno de Volodímir Zelenski y sus objetivos militares durante la administración Biden, que había contribuido miles de millones de dólares a la contraofensiva de Kiev. Ahora, tras la retirada decretada por Trump y su secretario de Estado Marco Rubio, dejará de recibir asistencia durante, al menos, un mes y medio, todo en un movimiento para «evaluar la eficiencia programática y la coherencia con la política exterior» de la nueva Casa Blanca.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una reunión / Amos Ben-Gershom/GPO/DPA

Los «intereses estadounidenses»

El movimiento llega en un momento incierto de la relación de Washington con Moscú. Si bien siempre se había leído un importante apoyo mutuo entre Trump y Vladímir Putin, las últimas declaraciones del presidente estadounidense dejaban abierta la puerta a cierta hostilidad entre el Despacho Oval y el Kremlin. Recientemente, el mandatario estadounidense había llegado a advertir que si el presidente ruso no abandona su ofensiva, EE.UU. consideraría sanciones comerciales y aranceles para los productos del país. Con todo, Rubio confirma así la postura trumpista en política internacional, que busca alinear todos los movimientos del país fuera de sus fronteras con una estrategia geopolítica coherente. Buscan, así, confirmar que las ayudas son «efectivas y consistentes con la política exterior de Trump». «En muchos casos la industria de la ayuda exterior no está alineada con los intereses del país y, a menudo, es contraria a los valores de los Estados Unidos», declaraba el republicano en la toma de posesión.

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