Las aguas bajan movidas en el Oriente Medio. La guerra de Israel contra Palestina complica la situación en un territorio que ha vivido casi en conflicto constante en los últimos años. Quién recibe ahora es el estado de Israel, que voz como el ministro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, quien ha amenazado al abandonar su lugar al gobierno israelí si Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, no aprueba un plan para Gaza posterior a la guerra.
El ministro del Gabinete de Guerra se ha fijado una fecha tope, que es la del 8 de junio y ha fijado hasta media docena de «objetivos estratégicos» que se tendrían que incluir en este plan que le reclama a Netanyahu. Algunos de estos «objetivos estratégicos» que tendrían que estar incluidos en el plan son, por ejemplo, quién tendría que gobernar al enclave palestino, el retorno de los rehenes todavía secuestrados por Hamás, la desmilitarización de la Franja de Gaza, normalizar las relaciones con los países árabes o ampliar el servicio militar a todos los israelíes; entre otras medidas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha acusado Benny Gantz, ministro israelí, de utilizar «eufemismos» y ha señalado que su propuesta supondría la derrota para Israel.

Israel niega el genocidio ante La Haya
Solo hace dos días que Israel se rebotó contra la comunidad internacional. El representante israelí negó que los ataques sobre Gaza y Cisjordania de las Fuerzas de Defensa de Israel -y que han dejado más de 30.000 muertos y dos millones de refugiados-. Según Gilad Noam la ofensiva de su país contra Palestina es «una trágica guerra» y aseguró que el estado de Israel solo se defendía (apelando al derecho a la defensa). Un hecho por el cual protestó, puesto que dijo que «el absurdo resultado es que a Israel se le niega el derecho inherente a la defensa mientras Hamás continúa actuando con libertad».