Europa busca vías de salida para dejar de depender de los Estados Unidos para defender sus fronteras. La cumbre de seguridad de Múnich, que se celebra esta semana en la ciudad alemana, ha servido para fijar las posturas de algunas de las principales potencias del continente de cara a una nueva etapa en la cual, atendiendo las declaraciones de sus líderes, los 27 buscarán aumentar su potencial militar. Sin ir más lejos, el canciller alemán Olaf Scholz ha puesto sobre la mesa un posible pacto para eliminar los límites fiscales al gasto en defensa. En su intervención, Scholz ha propuesto excluir la inversión en este ámbito de los objetivos de déficit de la Unión Europea; lo que eliminaría los topes de Bruselas al gasto defensivo de los países miembros. «Para que los europeos podamos vivir en paz, el gasto en defensa debe aumentar considerablemente«, ha sentenciado el mandatario alemán en una publicación en su perfil de la red social X.
La propuesta de Scholz, sin embargo, no busca completamente la independencia europea de sus aliados transatlánticos, en tanto que las exenciones estarían fijadas en todas aquellas inversiones públicas que «excedan los objetivos actuales de la OTAN del 2%» de dedicación presupuestaria en defensa. Incluso ha contemplado reformas internas, en una Alemania hasta ahora alérgica a cualquier tipo de endeudamiento. El canciller ha mencionado la posibilidad de emprender una reforma constitucional para esquivar el freno al endeudamiento, un movimiento «temporal» para hacer convivir estas nuevas inversiones con la disciplina fiscal de Bruselas, de la cual las potencias centroeuropeas son principales proponentes.

Más agresiva ha sido la posición del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, más acorralado que nunca por las complicidades entre el presidente ruso Vladímir Putin y la Casa Blanca. De hecho, ha llegado a alertar que «no todas las voces» dentro de la administración Trump «están de nuestro lado» en lo que respecta al conflicto con Rusia. Ante estas dos amenazas, el mandatario ha reclamado «crear un ejército europeo» para que «se respete el poder de Europa» entre las principales potencias globales. A diferencia de Scholz, Zelenski apunta a un alejamiento entre Bruselas y sus aliados atlantistas: «No podemos descartar la posibilidad de que los Estados Unidos digan que no a Europa cuando haya una amenaza», ha declarado; asegurando que las fuerzas defensivas de los 27 ofrecen «una buena base» para trabajar en conjunto. «Debemos construir unas fuerzas armadas europeas para que el futuro de Europa dependa solo de los europeos», ha sentenciado.
Contra las «injerencias» de Washington
A pesar de su discurso aún atlantista, Scholz ha aprovechado su intervención para reprochar al vicepresidente norteamericano JD Vance sus ataques a la Unión Europea en la misma cumbre. «Rechazamos firmemente», asegura, los planteamientos de Vance, que «parecen inapropiados, especialmente entre amigos y aliados». «Somos nosotros quienes decidimos qué hacer con nuestra democracia», ha añadido; señalando las peligrosas alianzas que el entorno de Trump está tejiendo en el continente. «Los miembros de Alternativa por Alemania trivializan el nacionalsocialismo y sus monstruosos crímenes», ha alertado el canciller; acusando al equipo del presidente estadounidense de intentar generar «una opinión favorable a este partido». Ante esta potencial amenaza americana, Zelenski, por su parte, ha destacado la necesidad de «hablar con una sola voz» a escala internacional. «¿Necesitamos a los EUA como mercado? Sí. ¿Como aliado? No lo tengo tan claro», ha concluido el mandatario.