Este lunes ha sido el pistoletazo de salida de la cumbre conjunta entre los líderes de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Del Caribe (CELAC). Un encuentro internacional que se ha caracterizado por las diversas opiniones sobre la condena a la invasión rusa de Ucrania y el legado colonial europeo. De hecho, estas pequeñas diferencias entre los líderes mundiales hace que el texto puedan no acabar llegando a buen puerto. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se ha mostrado «optimista» y cree que llegarán a ponerse de acuerdo sobre unas declaraciones «ambiciosas» que hagan frente a los conflictos internacionales.
Sabemos que hay diferentes opiniones y sensibilidades, pero haremos todo el posible para apoyar a la idea que una paz justa se basa en el respecto a principios de justicia y de la Carta de Naciones Unidas», explica Michel, quien ha querido añadir que «nadie quiere dar lecciones a nadie» y que las conversaciones con Iberoamérica y el Caribe se hace con «espíritu de respeto mutuo». El presidente del Consejo Europeo ha querido resaltar que durante esta cumbre conjunta se abordará con los socios de Latinoamérica el apoyo a Ucrania y se pondrá de manifiesto que una victoria de Rusia representa un «peligro para el resto del mundo».

Abordar el legado histórico
Uno de los puntos de concordia entre los diversos estados es el legado histórico europeo. Desde la CELAC, el presidente de la organización, Ralph Gonsalves, ha insistido que este será uno de los principales puntos que quieren que se traten durante la cumbre. Además de dejar clara esta premisa, Gonsalves ha querido sacar hierro a la división de opiniones entre los países sobre la cuestión de Ucrania: «Hay que entender esto: los países votan individualmente en Naciones Unidas, pero otras se abstienen o toman otra posición y tenemos que una posición y lenguaje de consenso», sentencia.