La capital de Hungría acogerá este sábado una manifestación a favor de los derechos del colectivo LGTBI, fuertemente cuestionados por las políticas del primer ministro húngaro, el ultraconservador Viktor Orbán. El alcalde de Budapest, el ecologista Gergely Karácsony, ha desafiado una nueva ley que niega el derecho de manifestación a la comunidad LGTBI con una concentración en la capital del país. Un encuentro que se ha convertido en un símbolo de la resistencia contra la extrema derecha y las políticas reaccionarias.
Autoridades de toda Europa han confirmado que asistirán, entre ellos el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, o la vicepresidenta del gobierno español, Yolanda Díaz. El Parlamento de Cataluña ha enviado cinco representantes, entre los cuales se encuentra la vicepresidenta primera, Raquel Sans. Y los alcaldes de París, Atenas y Ámsterdam también han confirmado asistencia junto con una setentena de activistas de Amnistía Internacional. La presidenta de la Comisión Europea, la conservadora Úrsula Von der Leyen, no estará presente, pero ha apoyado al alcalde de Budapest y a la comunidad LGBTI de Hungría. «Europa es más fuerte y más rica gracias a vosotros. Estoy a vuestro lado. Hoy y cada día», ha dicho en las redes.
Nuevo enfrentamiento entre Orbán y la Comisión Europea
Bruselas ha dudado de su papel en esta protesta, pero ha acabado enviando a la comisaria de Igualdad, Hadja Lahbib, quien en una rueda de prensa ha destacado que las políticas de Orbán contradicen «los valores de la Unión Europea». «No podemos estar pasivos ni tolerarlo», ha resaltado desde Budapest. Unas declaraciones poco esperadas meses atrás, cuando la misma Von der Leyen pidió a los miembros del ejecutivo comunitario que no se posicionaran para no complicar aún más las malas relaciones que hay entre el político ultra de Hungría y la Comisión. El digital especializado en asuntos comunitarios Euractiv publicaba días atrás que la líder europea temía engrosar las «tensiones internas» con actos que Orbán pudiera entender «como una provocación» en un momento en que la Comisión intenta convencerlo de aplicar nuevas sanciones a Rusia.

En todo caso, y a pesar de estas informaciones, Von der Leyen ha cambiado el tono contra el primer ministro húngaro y, en un mensaje en las redes, ha acabado por confrontar las políticas reaccionarias contra el colectivo LGTBI. «Pido a las autoridades húngaras que permitan la celebración del Pride Budapest. Sin miedo a ninguna sanción penal o administrativa contra los organizadores o participantes», ha señalado. Orbán le ha respondido que se «abstenga» de interferir en asuntos internos de su país.
Sea como sea, Bruselas hace equilibrios para no enfadar más de la cuenta al primer ministro húngaro. Por un lado, Europa no descarta abrirle un procedimiento de infracción por la nueva ley contra el colectivo, que vulnera derechos fundamentales, especialmente el de reunión y asociación. Pero por otro lado, a pesar de los mensajes y haber enviado algunos comisionados, no se espera que ningún representante del gobierno comunitario participe activamente en la manifestación de este sábado por la tarde. El Parlamento Europeo sí ha enviado a unos 70 eurodiputados a la protesta.