La plataforma Salvem Cal Macià-Casa Vallmanya, que lleva años luchando por la conservación de la finca de Alcarràs donde pasaba temporadas Francesc Macià, vuelve a chocar con la Generalitat. Mientras continúa el tira y afloja para que la casa —que había sido de la esposa del presidente, Eugènia Lamarca— se compre una vez declarada bien cultural de interés nacional (BCIN), se ha abierto otra lucha para que el trabajo no quede a medias. Y, de momento, el colectivo de activismo patrimonial del Segrià va perdiendo frente al Departamento de Cultura. A través de la dirección general de Patrimonio, la consejería ha desestimado las alegaciones presentadas a la resolución de declaración de la propiedad como BCIN, con lo que Salvem Cal Macià reclamaba ampliar la zona protegida.
La iniciativa popular había pedido proteger seis elementos de la finca: el camino de acceso flanqueado de cipreses, las escuelas viejas, las escuelas nuevas, la casa de los cazadores, la báscula de vehículos pesados y las cosechas y la plataforma de hormigón para las llamadas «casas de los colonos», conocidas con este nombre porque después de la guerra las ocupaban familias de trabajadores llegadas del sur de España a través del Instituto Nacional de Colonización creado por Franco. Patrimonio lo ha rechazado todo. Según consta en la respuesta comunicada el pasado 23 de abril, a la que ha tenido acceso El Món, sólo dos de los elementos, las escuelas viejas y la casa de los cazadores, formaron parte de la finca de Vallmanya en vida de Francesc Macià, pero rechaza proteger estos dos espacios igualmente porque «pertenecen a la esfera o a la categoría de las funciones económicas de la finca de Vallmanya». Por otro lado, subraya que los otros cuatro elementos «no existieron en vida de Francesc Macià» y, en consecuencia, dice que «no son susceptibles de ser tomados en cuenta para una hipotética ampliación de los bienes a proteger».
Ferran Dalmau, portavoz de la plataforma, asegura, en conversación con este diario: «El argumento de que si estos elementos se levantaron en vida de Francesc Macià tienen un valor y si no, otro, ya no lo compramos». Según remarca, «en una finca todas las construcciones dependen de la principal y todas tienen su importancia, independientemente de cuándo fueron levantadas». De hecho, Dalmau, en nombre de la plataforma, fue el responsable de presentar, el pasado 10 de marzo, ante el Departamento de Cultura, un escrito de alegaciones a la resolución porque consideraba, según consta en el documento, que «la protección planteada no debe ceñirse exclusivamente a la casa y propone su expansión para incluir otras construcciones de la finca agrícola, las cuales estarían vinculadas a la casa solariega y a la época en que residió el presidente Francesc Macià, las cuales considera que forman un conjunto inalienable de la historia de la finca«. Se reclamaba la protección de seis elementos más de la finca y se detallaba el valor de cada una. Salvem Cal Macià defendió que se debe proteger el camino de los cipreses porque ya era el acceso en «la época de plenitud de la casa».
En relación con las escuelas viejas, detallaba que «podrían haber sido diseñadas por el mismo Francesc Macià y que habrían servido para escolarizar a los hijos de los colonos en la etapa anterior a la Guerra Civil», mientras que las escuelas nuevas «fueron construidas después de la Guerra Civil siguiendo el modelo habitual en los núcleos rurales», y justifican su protección «porque es de los pocos ejemplos que se conservan en todo el Segrià con esta tipología característica». Sobre la casa de los cazadores, la petición recordaba que «fue residencia de Maria Macià Lamarca después de la Guerra», mientras que de la báscula se decía que «se habría utilizado para pesar los camiones que transportarían la producción de la finca» y la plataforma de hormigón para las casas de los colonos la habría diseñado el mismo Francesc Macià, «con la técnica pionera desarrollada por él y con un avanzado concepto de la salubridad». La Generalitat, sin embargo, considera que todos estos argumentos no son válidos para ampliar la catalogación de BCIN para estos seis elementos.

Los argumentos de la Generalitat para rechazar ampliar la protección
Patrimonio ha consultado las bases de datos del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC) y ha dado respuesta a los seis elementos, uno a uno. Sobre el camino de cipreses afirma que «no existía con anterioridad al año 1945 y, en consecuencia, no se puede establecer una relación fehaciente con la figura de Francesc Macià». En cuanto a las escuelas nuevas, la báscula y la plataforma, la dirección general responde que «no existían con anterioridad al año 1945». Dalmau defiende el valor de estos cuatro espacios, sobre todo «si se quiere preservar la idea de que aquello era una finca agraria», y, como ejemplo, señala que el espacio de las escuelas nuevas se hizo porque «las antiguas quedan en desuso y hay una población de colonos, que requiere que los hijos sean escolarizados». Y va más allá, y apunta que es un espacio que se puede aprovechar «para hacer un espacio de musealización» y, por ejemplo, explicar la colonización de la finca, pero da la sensación de que no quieren incomodar a la propiedad y poner «limitaciones a toda la actividad que puede hacer en el cerro».
En cambio, la Generalitat llega a la conclusión de que las escuelas viejas y la casa de los cazadores «se construyen y/o se reforman en vida y por iniciativa de Francesc Macià» entre 1914 y 1923, y destaca «las semejanzas estilísticas de ciertos rasgos de las puertas y ventanas» de la casa de los cazadores «con otros presentes en inmuebles construidos en la ciudad de Lleida por el arquitecto Francesc de Paula Morera i Gatell durante las dos primeras décadas del siglo XX apuntarían hacia su posible autoría dentro de este horizonte cronológico» y ve «verosímil» que «fuera un encargo hecho por el mismo Francesc Macià». Dalmau ve incoherente que se le dé un valor arquitectónico y que, en cambio, se diga que «no es necesario preservarlo».

De hecho, Patrimonio descarta la protección de estos dos espacios porque están «vinculados a la explotación agraria de la finca». En este sentido, deja claro que «no pueden ser tomados en consideración como parte del lugar histórico, dado que su relación es circunstancial y estrechamente vinculada a la actividad económica de la finca». «Por lo tanto, en ellos no hay constancia de que se hayan producido hechos, creaciones u otras circunstancias que puedan ser consideradas de alta significación para el país», concluye la respuesta de la Generalitat. «No tiene ningún sentido», replica Dalmau sobre la decisión de la Generalitat de rechazar ampliar la protección de la finca, y opina que «están haciendo a regañadientes la catalogación como BCIN y cada vez enrevesan más las justificaciones».
La Generalitat dice que el objetivo es proteger un «elemento icónico»
Patrimonio defiende en su respuesta a la petición de la iniciativa popular que «la declaración pone como elemento central y protagonista del BCIN-Lugar histórico la casa solariega, como espacio, no solamente de residencia y descanso del presidente y su familia, sino como el espacio de reflexión y gestión de estrategias políticas, como muy probablemente habría sido la preparación del levantamiento de Prats de Molló». En este sentido, remarca que Cal Macià fue considerada durante un tiempo «como sinónimo de la residencia presidencial» y se produjeron allí encuentros, reuniones y contactos con republicanos, nacionalistas, periodistas y políticos catalanes.
Estos hechos, según la respuesta, justifican el expediente de declaración de la casa solariega «desde el punto de vista del territorio, con la construcción del canal de Aragón-Cataluña; como desde el punto de vista político, como centro y laboratorio de gestación del ideario de hechos y decisiones políticas trascendentales para Cataluña». «Es por eso que la casa de Vallmanya se escoge como el elemento icónico y de reconocimiento de la figura de Francesc Macià y se materializa como un ‘lugar de memoria’ del primer presidente de la Generalitat en época moderna, justificado también porque la figura del presidente Macià, a pesar de su prestigio y vivo recuerdo en la memoria popular, es un personaje infrarepresentado en nuestros lugares de memoria», concluye.

Ante esta situación, Dalmau recuerda que en el pasado «los técnicos no consideraban que Cal Macià debía catalogarse como BCIN» y que se ha logrado gracias a «la fuerza de la plataforma y las investigaciones de los estudiosos». «Y, ahora, como lo están haciendo de mala gana, volvemos a decir que tiene un cierto valor», expone, y deja claro que la decisión que ha tomado la dirección general de Patrimonio es inamovible y el siguiente paso será someter el expediente a validación del Consell Executiu, ya que el Gobierno se comprometió a hacerlo a principios de junio. «Si no se compra la casa a la propiedad, la catalogación como BCIN no servirá de nada», advierte Ferran Dalmau.