Marta Pérez (Arenys de Mar, 1986) es una realizadora audiovisual, amante de contar historias a través de la imagen y el sonido, pero tiene predilección por la palabra y, sobre todo, por los refranes, que usa de forma natural. Recientemente ha publicado ‘Peti qui peti! Expressions, dites, i refranys tan certs com els anys’ (Rosa dels vents), un libro sobre expresiones, dichos y refranes. En esta entrevista con El Món, Pérez explica que la pasión por estas expresiones del idioma le viene de tradición familiar y desde pequeña, ya que en quinto de primaria cursó una asignatura de radio, en Ràdio Arenys, y decidió hacer una sección de refranes, dichos y expresiones con el objetivo de que sus compañeros se animaran a usarlas. Hablamos de su origen, de su desuso, que ve en consonancia con la emergencia lingüística que vive el catalán en general, y de la tendencia a usar más dichos en castellano que en catalán. «Somos nosotros mismos, los catalanes, los que nos tiramos piedras sobre nuestro tejado despreciando los refranes cuando, a veces, pensamos que es cursi o arcaico hablar con refranes», lamenta. Pero también es partidaria de actualizar o suprimir algunos que tienen un tono machista. Así, destaca que hay expresiones que menosprecian la figura de la mujer, a quien equiparan con un animal. «Son unas barbaridades que demuestran que el feminismo existe por algún motivo», concluye.

¿Por qué ‘Peti qui peti’?

Me planteaba cómo se debía hacer un libro, todos los pasos que conlleva, y se me hacía un poco una montaña. Pero, aun así, yo iba escribiendo porque, como hacía mucha investigación, me interesaba mucho sobre todo saber de dónde venían los refranes, las expresiones, y lo tenía ahí, en un cajón. Y desde Penguin se me ofreció la oportunidad de poder hacer este libro con total libertad. Me dejaron hacer lo que quise, pero me pusieron una fecha. Y eso me vino muy bien.

¿Una fecha límite? 

Sí. Eso me vino muy bien, porque cuando son cosas de estas que son de ir investigando, de ir rascando, nunca encuentras el punto final. Siempre vas descubriendo más cosas. Entonces me vino muy bien, y es un Peti qui peti porque creo que se deben reivindicar los refranes, los dichos y las expresiones. El catalán está en un momento difícil, pero creo que el libro, hubiera salido cuando hubiera salido, siempre habría coincidido con un momento difícil del catalán. El libro debía salir y se debía hacer peti qui peti.

¿Cuál es su refrán favorito?

Depende del día y el momento, porque tengo uno casi para cada situación. Ahora mismo te diría mucho ruido de bolillos y pocas puntas, pero tal vez me lo preguntas dentro de un rato y te diré cosa mala fuera del vientre. Es decir, me va cambiando, no tengo uno favorito.

Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas
Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas

¿Qué significa ‘mucho ruido de bolillos y pocas puntas’?

Sería la versión catalana de mucho ruido y pocas nueces, y es cuando estás en una situación en que se hace mucho alboroto y haces ver que estás haciendo muchas cosas y en realidad el resultado es nulo, y no estás haciendo nada. Y en este caso, hay muchas versiones catalanas para este refrán, pero a mí me gusta este porque yo vengo de Arenys de Mar, tierra de encaje de bolillos, y el sonido de los bolillos es muy característico y me gusta mucho. Para mí es muy representativo este ruido de bolillos —el clinc-clinc-clinc de las maderas cuando golpean— y, en realidad, los bolillos que son quienes hacen las puntas, no hay el resultado y no las estás haciendo. Entonces este mucho ruido de bolillos y pocas puntas me parece muy visual, pero también que explica mucho en muy poco.

¿De dónde nace esta pasión por los refranes, los dichos y las frases hechas?

Creo que me viene de familia. En mi casa, mis padres, mis abuelos, mi madre sobre todo, dicen muchísimos. Me lo he encontrado. Siempre se han dicho, yo los uso mucho porque me da la sensación de que con un refrán, con una expresión o con un dicho ya das mucha información. Es mucha información condensada en muy pocas palabras. Y mira si me viene de lejos que, no hace mucho, cuando ya tenía el libro en las manos, quedé con una muy buena amiga de primaria y se lo enseñé. Y me dijo: ‘Ostras Marta, ¿te acuerdas que cuando íbamos a quinto de primaria…’

¿Y qué hizo en quinto de primaria?

Hice una asignatura de radio, en Ràdio Arenys. Y mi sección la hice de refranes, dichos y expresiones porque yo siempre me quejaba de que no los usaban. Yo era la única que los decía y quería que la clase y mi entorno los utilizaran. E hice una sección sobre esto porque ya quería hacer divulgación.

O sea, los refranes forman parte de su día a día.

Sí, sí, totalmente, totalmente. Además, en casa siempre ha habido libros de recopilaciones y es algo que siempre me ha llamado mucho la atención. Pero ya no el hecho de decirlos, sino, sobre todo, de dónde vienen, qué quieren decir.

Buscar su origen, ¿no?

Sí, buscar su origen y, a veces, también el origen de palabras que se han perdido y que ya no las decimos y entonces te preguntas de dónde viene y descubres el contexto en el cual se utilizaba antiguamente. Por ejemplo, una veta. Ahora muchas veces decimos una cinta, pero estamos perdiendo veta. Y hay muchos refranes con esta palabra, veta, y me sirve también para tirar un poco de este hilo.

¿Y la gente usa estas expresiones de forma inconsciente?

Yo creo que sí. O sea, quien las usa yo creo que lo hace de forma inconsciente, porque ya las has oído. Fíjate que te digo oír y no escuchar. Cuando las escuchamos sí que es verdad que lo hacemos con intención, pero yo creo que para que nos queden las tenemos que oír. Es decir, sin prestar atención a que nuestro entorno las diga y entonces nosotros ya las usamos de manera natural. Pero quizás sí que estamos en un punto en que se debe hacer un poco de esfuerzo, ¿eh? De decir, me aprendo cómo es en catalán. Me da la impresión de que muchas veces en otros idiomas nos resulta más fácil.

Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas

¿Pero las usamos correctamente?

Creo que han evolucionado mucho y a veces hay algunos refranes que cuando he ido a indagar y buscar su origen me he dado cuenta de que tenían un significado completamente diferente del que utilizamos hoy en día. Pero también es una de las cosas que me gusta mucho porque muchas veces cuando se estudia un idioma, una lengua, hay toda esta normativa que tienes que aprender. Eso de Pompeu Fabra decía que es así, y justamente las expresiones, los refranes y las frases hechas son libres. Quien los ha hecho son las personas de la calle, y entonces hay que están mal construidas, hay que quizás contienen palabras que son incorrectas, pero existen y han ido pasando a lo largo del tiempo. Entonces, ¿las decimos mal? Seguramente. Pero como están vivas, como no hay una versión que es la buena y la que es mala, también pueden ir mutando y también pueden ir variando.

Son expresiones populares.

Son populares y están vivas, y eso es lo más bonito. Y son dialectales. O sea, cada zona las dice con sus palabras, con su estructura y yo creo que eso es lo que también lo hace rico y hace que te quites también un poco esa coraza de decir, ostras, tenemos que decirlo correctamente. No pasa nada.

¿Y cuál es su función en el lenguaje?

Son el resultado de una experiencia, eso de la experiencia es la madre de la ciencia. Pues, al final, son pequeñas frases que condensan mucha información, que son fruto de esta sabiduría popular. Cuando tú las pones dentro del idioma, en el hablar del día a día, es dar mucha información en una sola frase. Hay que, por contexto, si son más divertidas, ya rompen un poco ese tono que puede haber más formal de una conversación, y hay que no las podrás incluir porque orinarás fuera del tiesto. Pero también tenemos para momentos que son formales, que también encajan y se pueden decir. Yo creo que al final es dar mucha información en una frase muy cortita. Y, incluso, en mi caso, me sirven para dar fe de lo que digo porque, si lo dice este refrán, quiere decir que es verdad.

¿Y en los diferentes refranes que hay podemos encontrar diferentes teorías sobre sus orígenes?

Sí, por supuesto. Pocos son los que solo tienen un origen concreto. Los refranes ya te dan toda la información en la frase, pero en frases hechas o dichos, si no conocemos el origen, son las que quizás alguien que está aprendiendo un idioma no entendería si los pones dentro de una frase. Si tú estás hablando y dices ‘me han dado calabazas’, alguien que lo traduzca literalmente no tendrá ni idea. Pero estos son justamente los que tienes que buscar el origen para saber por qué se dice dar calabazas o ir de gorra o llorar lágrimas de cocodrilo. Y cuando empiezas a buscar ves que cada territorio tiene la suya porque muchas veces viene de un personaje concreto. Barcelona tenía su personaje, Vic tenía otro, el Maresme tenía otro, pero incluso hay universales que nosotros pensamos que son exclusivas de nuestro territorio. Y cuando empiezas a rascar te das cuenta de que no. Ser del año de la María Castaña, por ejemplo, hay quien le da origen en una novela inglesa, otros lo tenemos que buscar hacia Galicia… Cuando empiezas a buscar encuentras muchos orígenes. Quizás hay alguno que es muy concreto de una zona, que incluso si sales de esta ya no se dice, y quizás sí que está muy marcado su origen, pero en el libro intento hacer una recopilación y, a veces, explico todas las versiones que hay, y las que me gustan más a mí, pero que cada uno elija la que quiera.

¿Y se están perdiendo?

Creo que sí, que desafortunadamente sí se están perdiendo. Aunque muchas veces no somos conscientes de que lo que decimos es un refrán, una frase hecha o una expresión, y la decimos sin darnos cuenta. Si lo comparamos con cuando se decían antes, qué cantidad se decían, creo que sí que se pierden, pero tampoco lo veo perdido. Creo que ha crecido mucho el interés por los refranes. Ahora miras anuncios de televisión o, incluso, reportajes de las noticias, y ves que se dicen y se ponen, cosa que durante mucho tiempo no pasaba. El otro día hablaba con un editor y me decía que durante mucho tiempo estaba prohibido poner expresiones y refranes en los libros porque eran muy territoriales y entonces mucha gente no lo entendía. En cambio, ahora sí que ya se vuelven a poner. Incluso más, se ponen porque te da mucha información de un personaje. Te pueden explicar si es más coloquial si no, si es más gamberro, si es más serio. Incluso si es más anticuado o no. Te da mucha más información dependiendo de lo que dice.

¿Y que se estén perdiendo es una consecuencia más de la situación de emergencia que vive la lengua?

Creo que sí porque, al final, viven los mismos caminos. Si no hablamos catalán, no las diremos. Por ejemplo, en castellano no se están perdiendo. Puedes estar en una conversación con gente que habla en catalán y todos son catalanohablantes y, con total naturalidad, te dirán cada loco con su tema o en casa del herrero, cuchillo de palo y no pasa absolutamente nada. En cambio, tú oyes a alguien decir ‘ai, cadascú per on l’enfila’ o a ‘casa el sabater, sabates de paper’ quizás prestarás atención y dirás ‘¿y esta?’. Creo que van paralelas porque las decimos por referencia de nuestro entorno. Si este entorno las omite, si no las dice, por supuesto la gente no las utilizará y no las dirá. No es algo que tú te las tengas que aprender. Es algo del hablar, de la cotidianidad. Si esta se pierde, igual que el catalán, que cada vez en la calle se pierde y no lo hablan, va de la mano. Si vas a buscar gente que ha hecho mucho trabajo de documentación, te dirán que es normal que se pierdan. Porque en el momento que nacieron los refranes los dichos y las expresiones era un momento en que la gente no sabía leer ni escribir, y era la herramienta que tenían para poder transmitir el conocimiento de generación en generación y, en cambio, ahora sabemos leer y escribir y no hacen falta. Pero estoy totalmente en contra de eso.

Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas
Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas

Antes ha citado refranes en castellano. ¿El contacto con el castellano se ha comido el refranero en catalán?

Supongo que sí. Quizás somos nosotros mismos, los catalanes, los que nos tiramos piedras sobre nuestro tejado despreciando los refranes, cuando, a veces, pensamos que es cursi o arcaico hablar con refranes. En cambio, en castellano se ha llevado a un terreno muy coloquial del habla, y por eso se han utilizado, pero, por supuesto, la influencia de que todo lo que se diga sea en castellano, y que se haga con naturalidad, hace que el catalán cada vez se vaya perdiendo más. Yo vengo de Arenys de Mar y antes siempre, fueras donde fueras, en los establecimientos, pero incluso en un McDonald’s, te atendían en catalán. Ahora, quizás, comienzan a hacerte el primer contacto en castellano y si ven que hablas en catalán, cambian. Claro, en el momento que hay este cambio, para mí es una aberración y me parece muy grave que pase. O en las escuelas, que los niños jueguen en castellano y no en catalán. Yo cuando era pequeña jugaba en catalán y quizás sí que, si querías hacerte más exótico, hablabas en castellano, o en otro idioma, pero ahora lo que es divertido y lo que es xulo es hacerlo en castellano. Esto desde hace unos años ha cambiado porque antes no pasaba y, en cambio, sí que ha entrado el castellano.

Perder los refranes es perder una parte de la cultura popular.

¡Y tanto! Cultura popular, patrimonio, identidad e historia porque detrás de cada expresión hay también historia catalana, de dónde debemos buscar nuestros orígenes. Y ya no solo por eso, porque yo los quiero reivindicar, pero considero que también hay unos cuantos que los debemos perder y los debemos eliminar porque la sociedad evoluciona y nos demuestra que antiguamente, unos siglos atrás, había hábitos y maneras de pensar que eran totalmente aberrantes. Por ejemplo, a la mujer en el pasado no se le tenía en cuenta absolutamente para nada. Hay refranes que nos equiparan a los animales.

¿Menosprecian la figura de la mujer?

La menosprecian, la maltratan. En el libro lo digo porque hay muchísimos, y no digo más porque me da rabia dejarlos por escrito y que perduren aún más en mi libro. Pero, por ejemplo, ‘a la mujer y a la burra una zurra’ o ‘no te fíes de un animal que pierde sangre y no está muerto’. Claro, que digas que le tienes que pegar, que digas que es un animal que pierde sangre y que no está muerto… O otros que hacen referencia al físico: ‘Ten una casa grande porque si te casas con una mujer fea siempre la tendrás delante’. Son unas barbaridades que demuestran que el feminismo existe por un motivo. Nos sirven para mirar atrás, para mirar el presente, pero también incluso para decidir qué futuro queremos construir.

Por lo tanto, ¿estas expresiones deberían eliminarse?

Creo que sí. Y nos deberían servir como ejemplo para no volver atrás y repetir ciertos patrones. Sea con las mujeres o sea en cualquier ámbito de la sociedad. Por ejemplo, con el trato de las personas con el sexo, pero también con las relaciones sexuales, sirven para no repetir ciertos patrones.

El sexo también es muy protagonista en el refranero.

Pero para el hombre. En este caso el hombre es el protagonista. Hay uno que dice ‘pardal cansado, cámbiale el agujero’, pero no encontrarás ninguno que te diga qué hace una mujer si se ha cansado del pardal. En el libro me invento algunos porque reivindico que haya también para la mujer. O, por ejemplo, no hace mucho, si tú buscabas en el diccionario la palabra infiel, llevar cuernos o llevarlas, era una mujer que era infiel al hombre. En cambio, no existía la definición de que el hombre fuera infiel y, por supuesto, el hombre era infiel a la mujer, pero era considerado algo natural. El hombre por supuesto que lo era, y lo podía ser, pero que una mujer lo fuera no… Ahora ya, por fortuna, los diccionarios lo han cambiado. Pero es que incluso los diccionarios solo tenían en cuenta esta visión.

¿Hay refranes que han evolucionado en este sentido?

Sí, y, de hecho, animo a que se haga porque, al final, dejamos constancia también de nuestra sociedad hoy en día. Mira, cuando hacíamos una sección en Catalunya Ràdio preguntamos cómo se podía decir la versión catalana de ‘Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como‘. Fuimos haciendo propuestas como ‘él se lo corta y él se lo cose’, pero es verdad que la figura del sastre, o de coser, ya se ha ido perdiendo y, por tanto, quedaba un poco atrás y desfasado. Yo propuse ‘hace como la Vicenta, cuelga el selfie y lo comenta’, porque las mujeres también podemos ser protagonistas y hay la opción del selfie, que es algo muy de hoy. Aquí hago de Joan Amades, y dejo el trabajo hecho para las generaciones futuras para que puedan saber qué es un selfie, porque seguramente dentro de mucho tiempo ya no existirá. Y, a partir de ahí, abrimos líneas para que la gente llamara y me dijeron una que me pareció genial: ‘Ella centra y remata’. Esto te está demostrando que la mujer es protagonista y que el fútbol femenino está en un momento muy bueno. Por tanto, están vivos y se pueden modificar. Dan información, y con la lengua, por mucho que no se diga, podemos cambiar muchas cosas del mundo.

Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas
Marta Pérez, comunicadora audiovisual, realizadora, cámara, montadora y escritora. Barcelona 23.09.2025 | Mireia Comas

Pero también hay expresiones nuevas de estreno. Por ejemplo, ‘fer el carquinyoli’.

Esta nació de un reto cuando hacíamos la sección en Catalunya Ràdio. En el programa de la tarde, porque a los tertulianos les decían los carquinyolis, se propuso a todos los invitados que colaran en su entorno la palabra carquinyoli. Y, a partir de ahí, la bola se hizo cada vez más grande. Blaumut en un concierto abrió con un ‘bona nit, carquinyolis!’, e hicieron que todos lo dijeran. En Peyu, cuando fue a recoger el Ondas, habló de los carquinyolis y en los Premis Gaudí se consiguió que una de las guionistas colara la palabra carquinyoli inventándose la expresión fer el carquinyoli. Y entonces, el actor Pep Ambrós dijo no fem el carquinyoli, que no se había dicho nunca, pero por contexto todo el mundo entendió que era un sinónimo de hacer el ridículo. Y, además, como reto me dijeron de incluirlo y, para sorpresa, lo pusimos aquí para dejar constancia porque no está recogido en ningún lado.

Ha hecho referencia a Blaumut y, de hecho, Xavi de la Iglesia, uno de sus miembros, es el autor de las ilustraciones del libro. ¿Qué aportan?

Para mí eran muy necesarias. Cuando yo ya quería hacer un libro tenía muy claro que fuera ilustrado y, por supuesto, quería que las ilustraciones fueran de Xavi. Pero, además, creo que dan un poco de juego antes de cada capítulo. Siempre aparecen antes sin que haya el texto, pero sí que está la frase para que la gente pueda saber por qué es ese dibujo. Como durante todo el libro hablo en primera persona y explico lo que voy descubriendo, él ha dibujado un personaje con el mechón blanco, que es característico mío, y, por tanto, me sitúa como la persona que vive la aventura a lo largo del libro. Me ayuda mucho para hacer el texto más rico porque muchas veces voy a buscar la ilustración en mi relato. Da este punto más personal, de primera persona, y, además, este juego con el lector. Hago la broma siempre de que el libro es para los dos hemisferios del cerebro, para aquellos que son más visuales, pero para aquellos también que les gusta más leer.

Creo que no hay mejor manera de acabar esta entrevista con un refrán: ‘Quien libro lee, respeto merece’.

Este es un refrán que siempre me acompaña y ahora que los influenciadores lo ponen en duda en las redes sociales, creo que más que nunca hay que reivindicar leer libros. Sean de lo que sean, pero leamos, porque es muy necesario y muy enriquecedor.

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